Roberto Romani presenta nuevo libro, habló de su enfermedad y proyectos

Visitó esta semana el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el asesor cultural del gobierno provincial, escritor, poeta y periodista, Roberto Romani, quien sobre un amplio abanico de temas, dialogó con El Observador y el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTV:

– Roberto, ¿cómo está su salud…?

– Bien, en recuperación. Hace 2 años me detectaron un cáncer de piel. Es una enfermedad que se empieza a propagar rápidamente. En Libertador San Martín ya me operaron 3 veces y fueron necesarias sesiones de “quimio”. La buena noticia que traigo, en primicia, porque es la primera vez que lo doy a conocer, es que el tratamiento ha dado sus frutos. Estoy bien y me voy recuperando. Sí, he bajado 19 kilos…  

– Miles de poemas guarda en su memoria, pero una faceta destacada también es por su labor como escritor…

– Sí, tengo más de 15 libros individuales y unos 30 que son compartidos con otros autores. Igual siempre digo que no importa tanto el número, sino la cantidad de elementos y aportes históricos o vivenciales que uno deja. Sostengo que el libro tiene que tener un sentido o dejar algo a la sociedad. Lo mismo para cada uno de los proyectos que tengamos. Cuando te planteaste (dirigiéndose a Fernando Huck) tener Canal 6 ERTV y realizar estas instalaciones y estudios que tienen en Paraná, seguramente tuvo un propósito, un objetivo y con un libro también debe plantearse uno lo mismo, de ser una herramienta luminosa en la mano de un maestro o que abrirá los ojos y el asombro de un niño en el campo. Este último libro que estoy presentando, titulado “La Última Estrella”, salió a la luz hace una semana y fue realizado en la Editorial de Entre Ríos, que es la primera vez que me edita un libro. Y es una alegría enorme, porque a dicha Editorial la vi crecer, la dirigí alguna vez, hace 20 años y que hoy es orgullo de la provincia…

– ¿Qué hará Roberto Romani, a partir del 10 de diciembre (deja de ser asesor cultural provincial)?

– Voy a tener seguramente más tiempo para visitar a los amigos y seguir en la vida cultural, porque uno a lo que ama, no se va nunca ese amor. Hoy soy asesor cultural, pero he sido subsecretario y secretario de Cultura. Y estoy muy conforme con lo realizado, hicimos más de 5.000 acciones culturales, que no es mérito de uno solamente, sino de muchas personas que colaboran y que lo hicieron posible. Cuando recorro la provincia, quizás en un mismo día visito hasta 10 escuelas, uno termina agotado, pero con la alegría de haber servido y de haber llevado a cada rincón de la provincia, ese retacito de cultura, a un hogar, una escuela, un medio de comunicación… A veces uno se queda con tener el “gran espectáculo” y a veces es necesario difundir la cultura de otra manera. Recuerdo a un intendente ya fallecido, Osvaldo Viano, de Feliciano, dirigente a quien quería muchísimo. Un día se me enojó, porque no le dimos un aporte que necesitaba para un número artístico de la Fiesta del Ternero. Le dije, ‘Osvaldo, la misma plata que me pedís para un famoso, la vas a tener, pero para los talleres de formación artística’. Uno de ellos era de acordeón, que lo dictaba un querido amigo, Ramón Santich de La Paz. Transcurridos 4 meses, me fui a Feliciano a ver los resultados de ese taller y me encontré Muchos chicos con ese aporte, aprendieron a tocar un instrumento y entre los participantes había una abuela de casi 100 años. Hablé con ella y me dijo que cuando tenía 8 años no pudo estudiar acordeón, porque ayudaba a los padres en el campo; después, siendo jovencita se casó y tuvo 7/8 hijos; posteriormente ayudó a sus hijos a criar los nietos y cuando enviudó, cumplió su sueño de tocar el acordeón. Ese taller hizo posible que esa señora centenaria pudiera regalarnos ‘La vestido celeste’, que fue el primer tema que le enseñaron.  Ahí le dije a Osvaldo… ‘si vos hubieras traído a un grupo de renombre con esa plata, la gente a los 3 meses se olvidaba y ya te estaba pidiendo otro artista para el año que viene, en cambio con este taller hiciste posible que esta abuela a los 100 años cumpliera su sueño…’

Esa es nuestra tarea, ayudar a cumplir los sueños de grandes, de chicos…  

– ¿Volverá a estar en los festivales…?

– Sí… Tengo 66 años y a partir del 10 de diciembre vamos a tener más tiempo, así que volveremos a los festivales y a todas esas cosas tan lindas… En su momento dejé los escenarios por una cuestión de ética, porque cómo me iban a contratar, siendo secretario de Cultura de la provincia, era una falta de respeto. Ahora sí, tendré tiempo para encontrarme con los amigos en toda la provincia y regalarle una palabra, una copla, que se la merece nuestro pueblo…

– ¿Cómo ve el avance de la tecnología? ¿Va en contra de las tradiciones o puede ayudar…? – Es buena la tecnología, pero bien aplicada. Ahora si le llega al niño, sin una supervisión del padre, puede ser negativa. Tenemos que utilizarla de la mejor manera, para que la cultura pueda llegar a todos… Le cuento una anécdota: estábamos con Hugo Mena, quien es mi músico y con quien decidimos grabar un video y un compacto, con la participación de 4.320 niños, con canciones de Entre Ríos. Íbamos grabando en Concordia, Crespo, Federación y después se hacía el trabajo de unir las voces… En la recorrida, visitamos una escuela de Colonia Espíndola, que es un lugar muy chiquito del Departamento Villaguay. Llegamos, nos recibe el director y le pregunto, ¿… y los chicos dónde están? “Aquí están” me dicen y eran 4, 3 nenes y una nena. Ellos también habían aprendido las canciones de Entre Ríos y las querían cantar con nosotros. Hacía 3 meses que la estaban ensayando, así que Hugo sacó la consola, la instaló y cantaron los 4. No se imaginan cuando estábamos haciendo la mezcla musical, que aparecían esas 4 vocecitas. Fue muy emocionante… Pero hay otra cosa que me quedó de esa escuela: cuando terminamos la grabación, la nena que integra ese alumnado, me dice ‘Roberto, venga con nosotros’. Fuimos al aula y en la esquina, en la zona del techo, había un agujerito. La niña me dice ‘… al maestro le pedimos que no lo tape, porque por ahí entra el boyero’. Me doy vuelta y había un nidito, que dicha ave lo trabaja con todo un tejido. La nena nos pidió que hablemos bajito, porque la hembrita estaba justo en su nido, por tener los pichones… Ante un mundo tan convulsionado, ante un materialismo que a veces nos quiere derrotar, ante las guerras que tenemos en el mundo, que cuestan miles de vidas; en un mundo con odios, con rencores, ir a una escuelita de Colonia Espíndola y que lo niños pidan grabar canciones de Entre Ríos y se alegren porque hay un nido de pajaritos y esperen el momento del alumbramiento, no tiene palabras… Me alegra, emociona…

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