Historias de vida en el “Día de la Madre”

Si bien en la mayoría de los países, el “Día de la Madre” se festeja en mayo, en Argentina se celebra el tercer domingo de octubre. Como cada año, en El Observador las agasajamos, con páginas especiales, relatos y testimonios que se escriben en la cotidianidad, como el de Mariana Riffel Oddo (37 años, de Hernández, comunicadora social y bombera voluntaria), quien nos contó sobre su historia de vida, con la cual también reconocemos a las miles de madres entrerrianas, que este 18 de octubre tendrán su esperado y merecido día.

“Mi primera hija fue Aroa Betsabé, quien nació cuando yo tenía 19 años; la siguiente, Ianella Mayra, a los 21 y la más pequeña, Sasha Sigrid Orisell, a los 25. Ser madre es lo más maravilloso que le puede suceder a una mujer, más aún cuando los hijos son buscados, como en mi caso; es el momento en que una se siente preparada para la gran responsabilidad que eso conlleva” destacó Mariana en el inicio de la charla.

– ¿Le es difícil trabajar, ser bombera y madre a la vez?

– Creo que sólo las mujeres tenemos la capacidad de hacer muchas cosas a la vez, pero además, cuando una educa a sus hijos desde pequeños, para que sean independientes en sus tareas personales, hace que a futuro, sólo les tengamos que ayudar con tareas difíciles que tengan. Cuando eran chicas, tenía (en la radio) horarios matutinos generalmente, que era el momento donde las niñas estaban en el Jardín maternal (la pequeña) y en la escuela las mayores. Pero también era la operadora de otros programas, así que en el momento en que pasaba alguna tanda comercial o un tema musical, me daba una vuelta por la casa, que estaba a un pasillo de los estudios; lo mismo cuando me tocaba hacer conducciones de fiestas o eventos, siempre fui con mi familia. Y cuando ingresé al cuartel de Bomberos de Hernández (hace 3 años), 2 de mis hijas ya habían comenzado a transitar la adolescencia, así que en los momentos de salir a alguna intervención, ellas quedaban a cargo de la más pequeña… 

– ¿Qué enseñanzas recuerda de su madre que la puede acompañar hasta el día de hoy?

– Mi mamá es de las mujeres heroínas que tuvo sus hijos de soltera; me crié con ella en la casa de mis abuelos, trabajaba varias horas en el día así que la veía poco. Es una mujer muy buena, amable y comprensible, una sola vez ligué un ‘chirlo’, cuando era pequeña y terminamos llorando juntas, de ella aprendí a ser polifacética, a trabajar en lo que sea para poder sustentar la familia (cuando yo tenía 12 años, mi mamá se casó y se fue a vivir al campo y me quedé con mis abuelos). Y como también convivía con mis abuelos, de ellos aprendí la rigurosidad, que cuando es no, es no…

– ¿Le ayudan esas enseñanzas en la crianza de sus hijas?

– Muchísimo, además de todos los beneficios que ellas hoy tienen y de las carencias que tuve a su edad y que se los repito de vez en cuando… Lo que uno pretende es que nuestras hijas sean personas de bien, que estudien hasta obtener una carrera y sean profesionales… Con ellas tengo una relación más allá de ser su mamá, también somos amigas, sin que dejen de faltarme el respeto. Siempre le enseñamos con el papá la distribución de las tareas de la casa, así que a medida que iban creciendo, cada una iba realizando las que podían, dependiendo de la edad. Siempre recalco que los hijos son vivo ejemplo de los padres, no debemos hacer cosas que no queremos que hagan nuestros hijos…

– ¿Qué mensaje les dejaría a las madres en su día?

– Que a los hijos debemos educarlos y prepararlos para que ellos puedan transitar la vida de la mejor manera; no esconder nuestra historia, al contrario, contarles nuestra experiencia para que entiendan lo bueno y malo de los hechos, no perder nunca la confianza para que, de esa manera, nos tengan al tanto de sus actividades y no olvidar que nosotras también fuimos adolescentes…