¿Qué ventajas tiene la producción ganadera en un sistema silvopastoril?

Ante un contexto mundial complejo, las exigencias comerciales escalan y presentan nuevos desafíos al sector agropecuario. Puntualmente, la carne bovina argentina es un producto que se destaca en las góndolas de todo el mundo por su prestigio y calidad. Con el objetivo de fortalecer su competitividad y sustentabilidad, investigadores del INTA y el INTI realizaron un estudio con datos científicos que permitieron certificar la producción de un kilo vivo bovino en un campo ganadero de Entre Ríos.

Rodolfo Bongiovanni, especialista en análisis de huellas ambientales del INTA, resaltó que “se certificó la producción de animales en el campo, desde la etapa primaria, que se llama upstream, hasta que se logra un kilo de peso vivo en la tranquera del campo. Este eco-etiquetado considera 10 impactos ambientales dentro de los que se destaca la huella de carbono, que es el más conocido, pero no es el único. El animal tiene una huella asociada, principalmente la fermentación entérica, de unos 12 kilos de dióxido de carbono equivalente por cada kilo vivo. Cuando se tiene en cuenta el sistema de producción y la remoción de carbono que hay en un manejo silvopastoril, con pasturas perennes, se llega a una reducción de la huella de carbono. Estos datos científicos son muy valiosos y permiten demostrar que la producción ganadera en este sistema, tiene una huella favorable sobre el ambiente porque secuestra carbono. Es una buena noticia para la ganadería argentina, así como para quienes trabajamos para los sistemas productivos sostenibles y para aquellos que quieren seguir produciendo carne y exportando al mundo” dijo en declaraciones que publica la Revista Chacra

“Los consumidores europeos cuentan con alta conciencia ambiental sobre los alimentos, con una mirada muy hostil hacia el sector de la carne, de allí la importancia de contar con este tipo de estudios y certificaciones que permiten hacer trazar los alimentos desde la cuna hasta la tranquera del campo; son los que necesita la Argentina para demostrar con datos científicos la sostenibilidad de sus sistemas productivos…”.

Este trabajo es fruto de una investigación en conjunto entre el INTA e INTI, lográndose “un documento verificado y registrado por terceras partes independientes que comunica de manera voluntaria información objetiva y comparable sobre el impacto ambiental de un producto o servicio durante su ciclo de vida, con el método Análisis de Ciclo de Vida, de conformidad con la norma de Ecoetiquetado ISO 14025”.

El estudio se realizó en Estancia San Esteban (zona de Paso Gallo, en el norte entrerriano), donde se realiza ganadería bovina de ciclo completo en una superficie total de 3.604 hectáreas, de las cuales 2.391 son de monte nativo con pastizal natural mejorado, 1.213 de pasturas implantadas (509 son verdeos de invierno) y 168 has. se destinan a la producción de granos para alimentación animal. La vegetación nativa incluye el monte natural, que se conserva en situación prístina, sin deforestación ni cambios en el uso de suelo en los últimos 20 años.

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