Enfermos renales: Cuando la vida depende de una diálisis

El 10 de marzo fue el Día Mundial del Riñón, ese órgano vital para vivir.

Muy pocas personas son conscientes del riesgo de muerte que implica la Enfermedad Renal Crónica (ERC), a causa de la disminución del funcionamiento de los riñones ó de la inactividad total de los mismos dentro del organismo. Es una afección frecuente y avanza sin ser detectada hasta los estadios en que reviste gravedad. El segundo jueves de Marzo de cada año, se celebra el ‘Día Mundial del Riñón’. El Observador, intenta mediante este informe, recordar que si se detecta tempranamente, la enfermedad puede ser tratada, reduciendo complicaciones futuras.

Los riñones son 2 órganos que cumplen una función vital. Filtran la sangre para limpiarla y eliminan las sustancias tóxicas que se generan dentro del organismo o que se ingieren a través de medicamentos y alimentos. Una vez purificada, la sangre pasa nuevamente al torrente sanguíneo para cumplir con su principal función, que es la de llevar oxígeno y nutrientes a cada célula. Cuando los riñones no funcionan adecuadamente, el organismo se ‘intoxica’, de tal forma que si no se atiende clínicamente a tiempo el problema que genera la falla, una persona puede morir en pocos días.

La mayoría de los pacientes que padecen ERC presentaron síntomas inespecíficos que pasaron inadvertidos, pero que anunciaban la presencia de la enfermedad: sensación de fatiga, debilidad, frecuentemente inflamación de párpados, manos, abdomen, tobillos y pies, orina espumosa y en ocasiones con hilos de sangre y aumento de la sed.

El Día Mundial del Riñón busca también infundir en la población una cultura de prevención. Para una detección a tiempo de la enfermedad, se recomiendan exámenes periódicos de:

Proteína en Orina: la albúmina en orina es un signo temprano de ERC. Cantidades persistentes y aparición de proteinuria, indican un daño renal severo. Valor normal: Menos de 30 mg de albúmina por gramo de creatinina urinaria (un producto de desecho normal).

Creatinina en Sangre: Los riñones filtran creatinina (producto de desecho de la actividad muscular). Cuando la función renal está disminuida, los niveles de creatinina se elevan, ya que estas micro-partículas no pueden ser expulsados de la sangre. Valor normal: 0.6 a 1.2 mg%.

Tasa de Filtración Glomerular: es la medición más sensible y exacta de la función renal. Se miden los niveles de creatinina en sangre, realizando un cálculo en base a la edad, raza y género. Valores: Superior a 90 es saludable. De 60 a 89, el paciente debe ser evaluado al poco tiempo. Riesgo leve. Menos de 60, mantenido durante 3 meses, indica la presencia de la enfermedad renal crónica.

Al diagnosticarse la ERC, el paciente debe comenzar a dializarce, con la peridiocidad que su organismo lo necesite, dependiendo del porcentaje de inactividad de sus riñones. Asimismo, debe adquirir hábitos especiales como: reducir la ingesta de sal, mantener bajos los niveles de azúcar en sangre (más aún si es diabético), evitar la ingesta de AINEs (componente de los analgésicos, como el ibuprofeno), consumir proteínas en forma moderada, controlar su presión arterial en forma diaria y vacunarse especialmente contra la gripe.

La diálisis es un proceso mediante el cual se extraen las toxinas que el riñón no elimina. Es una terapia médica que reemplaza de forma artificial la función renal perdida. Es un tratamiento de soporte vital, que de no someterse, el paciente a su práctica o de postergar su realización, le ocasiona la muerte en no más de 4 días. La persona enferma es conectada a una máquina, que pasa su sangre a través de un sistema de tuberías, a una membrana semipermeable (el dializador). Todo ello a una determinada presión. Con la reacción de líquidos especiales, la sangre es purificada y limpia entonces, retorna al cuerpo mediante el mismo circuito. Para dicha conexión, los pacientes tienen colocada una fístula en forma permanente, que evita que sean inyectados cada vez que se dializan. Este es un proceso muy eficiente, generalmente ejecutado tres veces por semana, con una duración de 4 a 5 horas. Para quien padece la ERC, la diálisis es la única posibilidad de continuar con vida, hasta tanto reciba un trasplante de riñón. Conseguir un órgano no sólo es sumamente difícil en la Argentina, sino que muchas veces el desgaste físico que sufren estas personas por éstas prácticas (generalmente durante años), hace que sean muy bajas sus posibilidades de resistir una intervención tan compleja.

Tanto el paciente como su familia deben estar preparados psicológicamente para atravesar este tratamiento, puesto que cuando la persona sale de una sesión de diálisis, no se encuentra en condiciones de conducir ni de efectuar trabajos. Deben permanentemente cuidar la zona corporal donde está ubicada la fístula, generalmente el brazo derecho. Durante la diálisis se les aplica heparina, una sustancia que licúa la sangre para que sea menos agresiva su extracción y evita la formación de coagulos que entorpecerían el filtrado. Pero como consecuencia, hace que la piel esté sumamente sensible y cualquier golpe por mínimo que sea, ó raspón, hace que se produzca una herida de difícil cicatrización. Esta situación, en muchos casos acarrea posteriores infecciones. El aspecto psicológico del tratamiento no tiene tanto que ver con infundir las fuerzas suficientes para tolerarlo, sino tratar de que el paciente tenga una mejor comprensión del proceso que atraviesa, para disminuir sus temores y conseguir que afronte el mismo con responsabilidad, puesto que de ello depende continuar con vida.

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