Zapata: “En Mansilla hay gente entusiasmada con el golf y me gustaría enseñar”

Edgardo Zapata nació en Gualeguaychú, luego se fue a vivir a Zárate, Buenos Aires, donde estuvo 35 años, “pero soy entrerriano”, aclara. Las vueltas de la vida lo llevaron a radicarse en Mansilla donde, con 60 años, trabaja como remisero pero no oculta su pasión por el golf, un deporte que le dio grandes satisfacciones. En el rincón de sus pergaminos aparece la Copa Challenger de Colón, el Cardenal del Deporte en Villaguay donde fue subcampeón y el premio al Mejor Deportista de la localidad donde hoy reside, entre otros.

MANSILLA 1508 EDGARDO ZAPATAEn el mano a mano con El Observador, habla de su historia dentro de la disciplina, resalta la importancia que tiene practicarlo y aun sueña con poder enseñarlo en esta ciudad, incluso gratis, tal como lo declara.

– ¿De qué manera nace su relación con el golf?

– Arranqué en Zárate, Buenos Aires, siendo caddy del Smithfield Golf Club. Después tuve la oportunidad de jugar a los 17 años, luego los directivos del club me propusieron ser aspirante a profesional. Quedé en la fábrica de la empresa Techint , lo hablé con mis padres y decidí que “no”, lamentablemente. Se priorizaba el trabajo y no tuve oportunidad de seguir jugando. A los 20 años me hice socio del club, comencé a jugar y logré bajar a ser uno de hándicap.

– ¿Por qué como caddy?

– Porque era una changa que se hacía los sábados y domingo, tenía los 13 años. Llevaba los palos al hombro y de ahí a caminar el predio. Grandes golfistas comenzaron de esa manera como el “Gato” Romero o “Pato” Cabrera, por ejemplo. Recuerdo que una vez propuse a la Comisión que hiciera hincapié en una gran promesa y les recomendé a un pibe cuatro años menor que yo, Rubén Álvarez. No me equivoqué, anduvo muy bien, fue un gran jugador, pero lamentablemente a los 53 años falleció por una enfermedad. Fue campeón argentino y jugó por Europa. Un golfista notable y una pérdida tremenda.

– Con el laburo de por medio resulta complejo brindar el tiempo suficiente para la práctica deportiva.

– Sí, mi carrera siguió pero de vez en cuando. Dejé de jugar como cuatro veces por una situación económica. Antes era caro hacer golf, hoy se tiene más facilidad, se puede ir a cualquier country y no sale caro. En ese tiempo era costoso y había perdido mi oportunidad de competir profesionalmente. Recuerdo que el presidente de la Asociación de Bochas de Zárate me llevó un tiempo a jugar y de ahí hasta hace unos 5 años dejé de practicarlo, vendí mis palos, todo. Hasta que un día me pregunté, ¿por qué no seguía jugando si me gustaba tanto?

– Su camino siguió por Entre Ríos.

– La última vez que volví fue al Aero Club Villaguay, del cual soy socio. En el primer año llegué a 16 y 15 de hándicap. Después me puse las pilas y empecé a practicar en Mansilla, lo hago en una pista de aviones. Hablé con el intendente para convencerlo de que hay mucha gente que le interesa jugar, pero necesitan un predio donde hacerlo.

– ¿De qué trabaja?

– Soy remisero, de lunes a viernes trabajo, igual que algunas horas durante el fin de semana. El domingo es destinado para mi familia y el golf. Hace unos días jugué un torneo en Colón, la provincia tiene 13 canchas, faltarían más pero es una inversión que se debe hacer. Si bien somos muchos los que jugamos cada vez que podemos, instalar un predio es costoso, el mantenimiento, personal que esté permanentemente y demás, tiene su demanda. Acá tenemos canchas en Libertador San Martín, Paraná, en La Paz, Santa Elena, Concordia, Victoria, Villaguay, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Villa Elisa y Colón.

– ¿Hace cuánto está en Mansilla?

– Hace 16 años. Es un pueblo que quiero mucho, estoy cómodo. En este lugar como tantos otros de Entre Ríos, aun tenemos la oportunidad de vivir con seguridad. Yo vivía en Zárate, Campana, donde están los aguantaderos más grandes y la gente vive con miedo.

– ¿Qué virtudes tiene el golf?

– Como todo deporte hay que entenderlo. Es una disciplina donde hacés todos los movimientos, trabajás cadera, hombros, piernas y la mente. Hay gente que lo juega principalmente por eso. Le dedicás prácticamente una mañana o una tarde, recorriendo el lugar y ejercitando el cuerpo. Algunos lo usan en vez de ir a un gimnasio. En nuestra provincia por suerte tenemos escenarios espectaculares con esas lomadas y la escenografía natural que nos brinda. Quien llega desde afuera queda impactado.

– Si le darían los elementos para enseñar golf, ¿lo haría?

– Sí, incluso lo propuse gratis. En Mansilla hay gente entusiasmada y me gustaría enseñar. Estoy en el deporte desde los 13 años, hoy tengo 60 y aún puedo seguir jugándolo. Es una disciplina que prácticamente no tiene límite de edad y no es costosa como lo fue hace tiempo.

– ¿Cómo ve el nivel en la provincia?

– Veo chicos jóvenes con muchas condiciones, el estudio no tienen que dejarlo nunca y ojalá el día de mañana puedan vivir de esa profesión, pero a no todos les toca la varita mágica. En Entre Ríos hay muy buenos jugadores, se están teniendo escuelitas para los chicos y eso es grandioso porque van a sacar talentos interesantes el día de mañana. Pienso que dará sus lindos frutos en el futuro.

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