Viale: El trabajo de la Fundación que aparece en los momentos más delicados

La Fundación de Ayuda Oncológica Viale Entre Ríos (FAOVER) fue habilitada legalmente el 18 de mayo de 2010. Sin fines de lucro, fue formada por un grupo de personas para brindar ayuda al paciente que atraviesa por esta compleja situación.

Igualmente la historia arranca antes de 2010 debido a la experiencia de su presidenta Cristina Burgos: “Comenzamos en 2007, aproximadamente. Tuve a mi hija (Lorena) de 9 años con cáncer quien llegó a presentar un estado muy delicado casi irreversible. Le diagnosticaron un linfoma de hodgking en el intestino, algo poco común en los niños y muy agresivo. Cuando se pudo hacer las quimios ya se había expandido por todo el organismo y estábamos en una situación demasiado compleja”, recordó ante la consulta de El Observador.

Pero dentro del drama hubo tiempo para un milagro: “Estaba en terapia intensiva del Hospital ‘Garrahan’ con un cuadro muy grave, irreversible, se encontraba entubada y con vías puestas en las arterias porque las venas no respondían. Llevaba tres días así y estábamos casi esperando lo peor. A mí ya me habían prohibido las visitas y en un momento me llamó el médico de terapia por el alta voz y pensé lo peor, que ella había partido. Cuando voy al encuentro del médico me dice ‘Mirá mamá, acá tenés a tu hija’. Estaba sentada en la cama como que no tenía nada, como que no hubiese pasado por ese cuadro terrible que habíamos visto horas antes con ella muy hinchada, entubada, padeciendo 39º y 40º de fiebre. Era un cuadro terrible, pero hubo un milagro, así me dijeron los profesionales. Fue un milagro”.

Cristina Burgos habló con El Observador y contó su experiencia

Fue entonces que Cristina comenzó a caminar las calles, a buscar voluntades, compartir y escuchar experiencias sumando gente hasta que se formó el grupo que le dio vida a esta Asociación. “Seguimos trabajando de la misma manera que desde el primer día, nos juntamos para acompañar al enfermo de cáncer tanto en lo económico como en lo espiritual, o sea desde las herramientas que tenemos para brindar. Hace poco recibimos un aporte del gobierno provincial por parte de Desarrollo Social que fue invertido en elementos ya que contamos con insumos para alquilar a pacientes como sillas de ruedas, andadores, cama ortopédica, inodoro portátil y demás. Ampliamos ese stock porque muchas veces prestamos uno y no tenemos para otro”, comentó.

Los materiales y la colaboración en trámites burocráticos ante las obras sociales, son un importante acompañamiento; pero también se brinda esa compañía espiritual. “Por lo general los integrantes de FAOVER hemos tenido un problema de salud en la familia y en ciertos casos no se llega a entender la parte de asistencia espiritual. A veces hay un paciente que llega a esa instancia y se niega a creer en algo, se cuestiona por qué le pasa a uno. Incluso en ocasiones les cuesta asimilar que tienen la enfermedad porque asimilan al cáncer con sinónimo de muerte, aunque es posible que se salven”, manifestó.

Sobre este mismo tema, añadió: “Algunos casos son más graves e irreversibles que hasta el mismo paciente ve que su cuerpo se está desmejorando y lo percibe, eso les afecta mucho. Estoy hace muchos años acá y al principio hablaba con los pacientes y con el transcurso del tiempo tuve que bajar a la realidad porque son cosas muy difíciles que no le podés explicar. Vos le podes decir ‘bueno, tené fe, te vas a curar’ pero estaría mintiéndole por su estado delicado. Si voy y visito a un paciente y lo veo desmejorado siendo eso una señal de que la enfermedad está avanzando, entonces no puedo ir y decirles ‘tené fe, te vas a salvar’, porque estaría siendo deshonesta”.

La Fundación cuenta con su oficina en Av. San Martín 1028, posee apenas unos 500 socios que abonan una pequeña cuota de $200 razón por la que llevan adelante diversas actividades con el fin de recaudar dinero para ampliar sus atenciones y servicios. Quienes deseen comunicarse, pueden hacerlo al 343 4715391 / 343 4601787 / 343 51887951

Lorena, hija de Cristina, cumplió hace poco 26 años. Se encuentra bien, se le dio el alta ambulatorio a los 5 años después de iniciado el tratamiento y se efectúa los chequeos generales cada tanto para controlar la enfermedad. El presente de una historia que fue el punto inicial de la entidad que extiende su mano en momentos delicados que podemos afrontar.

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Por Mauricio Jacob
Desde Crespo
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