Un triunfo que supera lo deportivo

El domingo 5 de junio se jugó la primera fecha del Torneo Provincial de la Unión Entrerriana de Rugby. Camatí de Viale se impuso como visitante por 65-5 sobre Sirio Libanés de Nogoyá, pero el resultado deportivo en favor del equipo vialense esta vez quedó en segundo plano. En este encuentro efectuó su debut Cristian Obispo, un jugador hipoacúsico.

Indudablemente se trató de un momento único que se introdujo en la historia misma de la UER. Un triunfo que va más allá de lo deportivo, una victoria que supera cualquier tipo de barreras, momento histórico en la entidad y en la UER.

“Cristian se sumó al equipo porque le gustan los deportes y decidió probar con el rugby”, le contó a El Observador Mauro De Angelis, referente del equipo. “Se acopló como cualquiera que llega a Camatí, es uno más. Se sumó directamente a los entrenamientos y hace lo mismo que todos. Respecto al entendimiento en el campo, él se hace comprender muy bien. Al principio deteníamos las prácticas para explicar los movimientos o las jugadas, más que nada para hacernos entender nosotros con él y de esa manera fuimos conociéndonos sobre lo que debía hacer cada uno en la cancha”, agregó.

“Para Camatí es algo muy lindo, nos llena de satisfacción y orgullo. Sabemos que es un deporte que tiene muchos valores y uno de ellos es la inclusión. Solemos decir que cada uno tiene su lugar, sea gordo, flaco, alto y bajo y por qué no un chico hipoacúsico. Nos sentimos felices por su logro”, concluyó.

Cristian nació prematuro en Paraná, lo operaron y al estar internado tuvo septicemia, tres paros respiratorios y dos paros cardíacos. Debido a eso padeció problemas de la vista, audición y movilidad. Hoy con 34 años, está casado con Noe y tienen tres hijos: Ángel de 8 años, Martín de 5 años y Lautaro de 4 meses. “Fue un momento muy emocionante cumplir mi debut, al principio estaba nervioso y al finalizar me sentía feliz”, le narró a este semanario. “Desde el año pasado que estoy entrenando, empecé desde cero. Siempre presente en los entrenamientos y en los partidos acompañando a mis compañeros”, añadió. “Puede que a veces por mi sordera me cuesta entender, entonces agradezco enormemente a mis compañeros porque son pacientes y me ayudaron a seguir adelante”, sostuvo.

Fue el año pasado cuando a Cristian comenzó a llamarle la atención el rugby al observar los entrenamientos de Camatí en la Plaza “25 de Mayo”, a una cuadra de su casa. “Salía y practicaban allí, con mis nenes los observábamos y nos empezó a interesar este deporte” dijo quien trabaja en mantenimiento de la Escuela de Educación Técnica Nº 139 y se desempeña como electricista.

“Viví un muy lindo momento con todo el grupo cuando se obtuvo la Copa de Plata, fue de mucha felicidad. He jugado al fútbol, hice atletismo y otros deportes, pero nunca rugby; empecé desde cero, este año hice el fichaje y puedo estar en los partidos. Además en este año me sumo a la Unión Rugby Sordos Argentina (URSA)”, concluyó.

No hay batalla que no se pueda librar y Cristian sabe de ello. Siguiendo una pasión deportiva y cumpliendo su deseo de hacer deporte, es a la vez un estímulo para muchos que dejan caer sus brazos ante ciertas adversidades. De qué se trata la vida sino de superar inconvenientes y disfrutar de los momentos de luz, de encontrar esos espacios de felicidad para dejar a un costado aquellos que no lo son. La integración a través de la práctica deportiva es el gran triunfo de Camatí y de Cristian Obispo, una consagración histórica, una victoria para todos los tiempos.

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Por Mauricio Jacob
Desde Crespo
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