Un productor habla del 5 de junio, Día del apicultor

A través de una ley provincial sancionada en 1985, se instauró el 5 de junio como el Día del Apicultor en Entre Ríos, en reconocimiento a quienes se dedican a la crianza de abejas, prestándoles los cuidados necesarios, con el objeto de obtener y consumir los productos que éstas son capaces de elaborar y recolectar. La miel es el principal fruto de esta actividad, la cual actualmente se ha convertido en un alimento sumamente exportable al mundo.

En vísperas a esta fecha, El Observador dialogó con Oscar Pretz, apicultor referente de Crespo y zona, quien señaló el importante año que está atravesando el sector. “Se puede decir que 2011 es muy bueno. Los rindes varían de 40 a 50 kg. por colmena, lo cual es elevado para esta temporada. Nos viene muy bien que así sea, porque venimos de 2 años en los que el promedio oscilaba entre los 12 y 15 kg. Por su parte, el precio se ha mantenido, pero actualmente es difícil vender la miel por la gran cantidad que se ha cosechado. El 95% de la producción se exporta y en estos momentos en Europa o Estados Unidos están en verano, de manera que dentro de 2 meses aproximadamente empezará a salir la miel”, explicó Pretz.

Hay distintas variedades de miel, según el tipo de flora que hayan libado las abejas, hecho que determina el sabor, la consistencia y pigmentación del alimento. Al respecto, el productor local sostuvo: “Tenemos algunas floraciones fuertes en Entre Ríos, que marcan las diferencias. La miel de pradera es la más buscada para exportar, es bien transparente y tiene su período desde diciembre hasta fines de enero. Desde febrero a mediados de marzo, predomina la miel de las chilcas, que son generalmente floraciones del monte y es muy ácida, difícil de colocar en el mercado. Por otra parte, en la región de Chajarí y Federación, tienen miel de los eucaliptos, que es más oscura. De todas maneras las que tienen que ver con árboles, son más sanas, puesto que en la zona de montes no se realizan fumigaciones. En primavera el citrus está en flor en dichas ciudades, pero las utilizan más que nada para la formación de núcleos”.

El apicultor señaló que el avance de los cultivos de soja son una amenaza para el desarrollo del sector, puesto que por la ganancia que generan, la gente que antes tenía tambo o ganadería se volcó a este tipo de agricultura, desapareciendo poco a poco las praderas, fuente de libado de las abejas.

Hace unos años, en Crespo había surgido la iniciativa de formar una cooperativa de apicultores, lo cual no prosperó y entre los proyectos que quedaron pendientes de concretar en ese marco, Pretz destacó: “Queríamos hacer una sala de extracción comunitaria, para que se beneficien todos los productores de esta ciudad y los que quisieran sumarse. De este modo se evitaría el funcionamiento de pequeñas salas dentro de la ciudad, que actualmente está permitido, pero no sabemos hasta cuándo. Si bien no produce inconvenientes la extracción, muchos vecinos se asustan al ver un enjambre de abejas o algo similar. Un productor de manera individual no puede instalarse fuera de la planta urbana para extraer miel, porque los terrenos y el costo que tiene la instalación es muy elevado. Es por eso que en un momento nos juntamos y tuvimos la intención de hacer una cooperativa, pero muchos apicultores abandonaron y otros estaban desganados, dado que veníamos de etapas malas. Las inundaciones y la mortandad de abejas nos perjudicaron mucho. Nos hubiera gustado que el gobierno esté más cerca de nosotros en momentos como ese, para poder retomar la actividad, dado que un banco, por ejemplo, no nos otorga un crédito en condiciones desfavorables. Hace unos años atrás, el municipio nos salió de garante en líneas de crédito, lo cual nos ayudó mucho”.

 

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