Tuberculosis: ¿Por qué crece la cantidad de casos en los jóvenes de entre 15 y 19 años?

La tuberculosis continúa teniendo una gran incidencia a nivel mundial y también en Argentina. La vulnerabilidad social, el acceso limitado a los servicios de salud que tienen algunas familias y el hacinamiento que se da en grandes ciudades, son algunos de los factores que dan lugar a que haya más afectados por esta patología. Según se informó a El Observador desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, en nuestro país se notifican más de 11.600 casos anuales y la cifra, lamentablemente sigue aumentando. El grupo que mayor crecimiento ha tenido es el de los jóvenes, de entre 15 y 19 años. “Éstos presentan infección tuberculosa, producto generalmente de los múltiples contactos que tienen en su vida de relación social, en su medio ambiente y en las diferentes instituciones educativas a las que concurren. Estas situaciones en particular, requieren hoy más que nunca un estudio exhaustivo” afirman desde la AAMR.

Se estima que en nuestro país, la tuberculosis farmacorresistente, más el abandono de los tratamientos y las dificultades socioeconómicas, contribuirían a que esta patología se convierta, en poco tiempo, en una severa crisis de salud pública. De todas formas, con la introducción de nuevos fármacos, crece la esperanza de controlar en un futuro la mayor parte de los casos.

 

¿Cómo se transmite?

 

El Bacilo Mycobacterium o Bacilo de Koch se transmite de persona a persona, no existiendo ningún vector intermedio, como sucede por ejemplo en la enfermedad de Chagas. El contagio más frecuente se realiza a través de la vía aérea: el enfermo al toser, estornudar, escupir o simplemente hablar, libera al exterior por estos diferentes mecanismos los bacilos, que al estar en el aire y ser aspirados por personas sanas, penetran en el organismo pudiéndolos infectar y enfermar.

Si bien es más frecuente en los pulmones, puede presentarse en todo el organismo (cerebro, riñón, huesos, etc). En la tuberculosis pulmonar activa, los síntomas son tos persistente irritativa o productiva, esputo sanguinolento pudiendo tener episodio de hemoptisis (sangre que se expectora), dolor torácico, anemia, falta de apetito, pérdida de peso, cansancio, fiebre y episodios frecuentes de sudoración nocturna.

“Estos signos, a veces solapados durante muchos meses, ocasionan demoras en la búsqueda de atención médica y su sospecha. Esto se debe a que puede confundirse con otras enfermedades, lo que aumenta el riesgo de no tener un diagnóstico temprano, facilitando el contagio a otras personas” señala la Asociación en su informe, para el que se contó con el asesoramiento de la Dra. María Cristina Brian (M.N. 52.163).

¿Se puede prevenir?

 

“La tuberculosis es una enfermedad curable y prevenible. Por otra parte, existiendo un tratamiento gratuito altamente eficaz, resulta esencial fortalecer las acciones para garantizar su efectiva aplicación, especialmente en las áreas y grupos de población más vulnerable” remarcan desde la entidad.

En 2018, la ONU advirtió que la TB requiere una respuesta amplia, particularmente en el logro de la cobertura sanitaria universal, en la que se aborden los factores socio-ambientales y económicos determinantes de la enfermedad y se comprometió a trabajar junto a los programas de control, “para acelerar colectivamente y con carácter de urgencia sus actividades, inversiones e innovaciones tanto a nivel nacional como mundial, para luchar contra esta enfermedad prevenible y tratable”.

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