Técnicos aseguran que pese a las inundaciones y excesos hídricos, los suelos no perdieron sus nutrientes

nutrientesDesde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria afirman que los excesos hídricos “no lavan, ni modifican la composición de los suelos”. De todos modos, los especialistas recomiendan “analizarlos para diseñar una correcta estrategia de fertilización”.

El director del Instituto de Suelos del INTA Castelar, Miguel Taboada, expresó que en términos generales, “los macronutrientes vegetales –nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre– y los micronutrientes –boro, manganeso, hierro, cobre– no se lavan por las inundaciones, excepto algunas formas minerales de nitratos y gaseosas de nitrógeno que se pierden en la atmósfera”.

El técnico señaló que “independientemente de que el suelo se haya inundado o no, hay que tener en cuenta que los niveles de extracción de la agricultura son muy importantes, por lo que antes de fertilizar se debe conocer la oferta disponible de nutrientes en el suelo”. A modo de ejemplo, Taboada explicó que “por cada tonelada de trigo extraída del campo tengo que tener disponible en el suelo alrededor de 33 de nitrógeno”.

“Existen distintos tipos de inundación según el origen del agua, ya sea de lluvia o de napas”, detalló el director, quien agregó: “Para el primer caso se trata de agua no salina, por lo que estas inundaciones no son nocivas ni para el suelo ni para los nutrientes en general, pero sí para el nitrógeno como nitratos”.

En el caso que la inundación sea causada por agua de lluvia, generará un efecto de dilución sobre las sales presentes en la solución del suelo, en condiciones deficientes de aireación para las plantas cultivadas y de baja transitabilidad para vehículos y hacienda.

Por lo contrario, cuando las capas freáticas ascienden las consecuencias de la inundación dependerán del nivel de mineralización que posee el agua subterránea y del tipo de sal prevaleciente.

El impacto sobre el suelo dependerá si el sodio se presenta en forma de cloruros o sulfatos habrá una salinización temporaria y una leve sodificación con problemas de toxicidad y falta de agua para los cultivos.

En cambio, si los aniones acompañantes del sodio son el carbonato y el bicarbonato habrá una sodificación severa y duradera con consecuencias serias sobre los suelos como la desestabilización de los agregados y la obturación de los poros, procesos que reducen la infiltración y la porosidad y se altera la retención del agua.

Taboada remarcó que “existen diferentes herramientas de recuperación que pueden ser químicas, físicas o biológicas que requieren la atención y dedicación del productor”.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.