¿Te acordás de Federico Lagorio?

Nació en San Nicolás, Buenos Aires, y desde pibe se sumó a Gimnasia y Esgrima La Plata. Federico Lagorio dio allí sus pasos iniciales en el fútbol grande. Fue subcampeón en 1995, pasó a México donde jugó en Atlas de Ricardo La Volpe y Pumas de Hugo Sánchez. Con ambos tuvo vivencias particulares. También lució la camiseta de Marítimo de Portugal con la que le hizo tres goles al Benfica de José Mourinho. Tras una lesión en la rodilla, jugó en Newell’s, Ferro (le marcó 4 tantos a Gimnasia de Entre Ríos), Blooming de Bolivia, César Vallejo y Cienciano de Perú.

Tuvo una breve incursión como integrante de cuerpo técnico pero no toleró la experiencia resultadista. Se alejó del ambiente y hoy se dedica a la estación de servicio Texom que se encuentra en Seguí donde llegó hace unos 5 años.

En un mano a mano con El Observador hizo el recorrido por parte de su carrera. Definió a La Volpe como el mejor DT que tuvo, vivió momentos complicados con Carlos Timoteo Griguol, protagonizó un cruce con Hugo Sánchez (ídolo mexicano), subrayó el cambio generacional de entrenadores y elogió el trabajo de Gabriel Heinze. Una charla plagada de fútbol.

En Atlas de México vivió un gran momento con un equipo que dejó su sello de la mano de La Volpe.

– ¿Qué trabajo te vincula con Seguí?

– Puse una estación de servicio, Texom. Actualmente vivo en Paraná y viajo todos los días. Estuve 5 años en Seguí, en 2015 abrí la estación y hace un año vivo en Paraná. Soy dueño de ese lugar y Texom es la marca de los combustibles y demás. Es una cadena importante que está en todo el país.

– ¿Estás en pareja?

– Estoy de novio con Eugenia, es de Seguí y vive en Paraná. Mis hijos viven en La Plata al igual que su madre, soy divorciado.

– ¿Continuás ligado al fútbol?

– Lo dejé de lado, veo poco fútbol y es como que fue una etapa pasada muy linda. Después de jugar estuve como técnico en las inferiores de Gimnasia, luego fui ayudante de Jorge Almirón en Defensa y Justicia pero no me gustaba lo que se vivía. Hablé con mis amigos si se podía invertir en la estación de servicio y me largué. Sí juego con los muchachos de la agrupación Tiro Federal, donde la mayoría son de Crespo. Jugamos en la Liga de Chapino, en Paraná.

– ¿Siempre cómo delantero?

– Sí, como delantero, parado adelante porque las rodillas no funcionan como antes jaja.

Hoy está al frente de Texom en Seguí, desde hace 5 años.

– ¿Qué fue lo que te cansó para tomar la decisión de no seguir dirigiendo? ¿Te agotó el ambiente?

– La dirección técnica es complicada por la inestabilidad que genera el pertenecer a un cuerpo técnico, más que nada por los resultados. Si te va bien tal vez estás uno o dos años, pero si perdés tres partidos seguidos ya te cuestionan y no te dejan seguir, es muy inestable. No me sentía bien estando así, quería estar en un lugar tranquilo. Creo que tomé una decisión acertada.

– Cuando uno repasa tu carrera, indudablemente que la relaciona con Gimnasia de La Plata.

– Soy de San Nicolás (Buenos Aires) y me fui a los 15 años a La Plata, ahí hice las inferiores, empecé en Primera, me casé… Gimnasia para mí es como mi segunda casa. Tuve buenas épocas, sobre todo en el Torneo Clausura de 1995 donde salimos subcampeones detrás de San Lorenzo, nos ganó Independiente en la última fecha en nuestra cancha. Tengo los mejores recuerdos y la gente me lo hace saber, el cariño y el afecto es lo mejor que me ha dejado el fútbol.

– Tuviste como DT a Carlos Timoteo Griguol. ¿Cómo era?

– Tengo situaciones encontradas con él. Puntos buenos y malos. Cuando yo empecé el entrenador era Roberto Perfumo y luego llegó Griguol. Ordenó al club futbolísticamente tanto en inferiores como en Primera, fueron los mejores años de Gimnasia. Sin embargo personalmente tuve una relación conflictiva con él, habían cosas que no me gustaban.

– ¿Cómo cuáles?

– Se metía en el tema de los contratos de jugadores. Le decía a los dirigentes cuánto tenía que ganar uno y otro, en mi caso tuve mucho roce con él a tal punto que me apartó del equipo durante un año. Para mí las cosas no estaban bien porque yo no me metía en el contrato de él, tampoco permitía que lo hiciera conmigo y tomaba represalias sacándome del equipo. Una relación que terminó desgastada, conflictiva y que no me trae buenos recuerdos. Pero lógicamente al club le sirvió y mucho. Para mí hay cosas positivas y otras muy negativas.

Sobresalió en Gimnasia La Plata donde fue subcampeón del Clausura 95

– ¿Qué sensaciones quedaron después de aquel subcampeonato?

– Fue el primer subcampeonato de Gimnasia, estuvimos ahí de hacer historia y perdimos el último partido con Independiente. El hincha te reconoce el papel que hicimos en ese torneo, algunos agradecen la campaña porque estuvimos muy cerca, así que imagínate si hubiésemos salido campeón lo que habría sido. Quedó esa bronca de no haber podido alcanzar el título y haber quedado en la historia del club.

– La de Gimnasia ¿fue tu mejor versión?

– Anduve muy bien en La Plata, pero pienso que mi techo llegó en México cuando jugué en Atlas. En un torneo corto hice 13 goles, estuve entre los máximos goleadores. Tuve un año muy bueno. En Marítimo (Portugal), antes de la lesión en la rodilla, logré rendimientos muy altos. Marqué 8 goles en la primera rueda y le hice tres al Benfica, el equipo más importante del país que era dirigido por José Mourinho. (N. de R.: Fue el 5 de noviembre del 2000 en el triunfo 3-0). Después me lesioné, se me terminó el contrato y estuvo dos años parados, pero en Atlas de México y Marítimo anduve muy bien.

Tapa en los diarios de Portugal tras marcarle 3 goles al Benfica de Mourinho. Fue con Marítimo

– ¿Qué te pasó en la rodilla?

– Terminó siendo un desgaste de cartílagos de la rótula, pero se había acrecentado en ese último tiempo. Ya venía jugando con dolor y llegó un momento que no lo pude soportar y me operé en España. No me hizo muy bien, volví a Argentina, me volvieron a operar y entre todo eso, pasó un año y medio.

– ¿Es lo que te causa molestias hoy en día?

– Es lo que me molesta. Hoy juego con los chicos y a veces no voy porque me duele demasiado. Cuando veo que estoy bien, voy. Ya es en las dos rodillas.

– Volvamos a México. En Atlas lo tuviste a La Volpe como entrenador…

– Sin dudas fue el mejor técnico que tuve. Quizás no se le han dado los resultados de ganar varios campeonatos como lo merece su forma de trabajar. Es un DT que trabaja mucho en la parte ofensiva, le gusta ir para adelante y tácticamente labura un montón. Había veces que estaba horas trabajando en la parte táctica, cómo atacar, cómo defender, producía un desgaste muy grande pero cuando llegaba el partido jugábamos de memoria. Atlas era un plantel joven, entre ellos estaba el Rafa Márquez que después jugó en Barcelona. Teníamos un equipazo, ese Atlas de 1999 quedó en la historia por la forma que jugaba. Para mí La Volpe está por encima de todos los que tuve, por lejos.

– Contá alguna anécdota que viviste con él.

– En una ocasión me lesioné el hombro y estuve tres meses parado; cuando volví ya había empezado a jugar Bustos Montoya que había surgido de Rosario Central. Volví a los entrenamientos, me puse a punto y La Volpe me preguntó si podía jugar como carrilero ya que Bustos Montoya se había afianzado como 9. Por supuesto le dije que sí, me probó toda la semana y anduve bien. Llegué al partido con mucha confianza y cuando arrancó las tres primeras pelotas que toqué, las perdí. Me sacó a los 10 minutos del primer tiempo… Un hijo de puta jaja. En ese momento tenía una calentura tremenda, pero después fuera del partido y de los entrenamientos, es una persona con mucho diálogo, nos invitaba a comer, a hablar de fútbol. Esa fue una situación rara pero como ya lo conocíamos, no era improvisación.

– ¿Le dijiste algo?

– De todo. Después, en otro partido, discutimos. Yo desde la cancha y él desde el banco, nos metimos a los vestuarios como para agarrarnos a las piñas y nos separaron. Después quedaba ahí: “Ya está, vos sabés como soy”, te decía. Calenturas del momento.

En México también jugó para Pumas, pero fue relegado por el DT Hugo Sánchez

– ¿Eras de carácter fuerte o tranquilo?

– Soy tranquilo, lo que pasa que cuando me enojo me caliento mucho. A veces eso me llevaba a no poder reflotar situaciones con los técnicos, por ahí me hacían algo, me calentaba y no la podía remontar más, me sacaba de foco, era él contra mí. Me pasó con Hugo Sánchez (en Pumas) también con Griguol. Donde había una injusticia, no la podía remontar más. Me mandaban al banco y estaba ahí con cara de culo, discutiendo. Uno con los años va cambiando y va tratando de madurar en ese aspecto, pero en esos momentos era la forma que tenía de reaccionar.

– ¿Qué te sucedió con Sánchez?

– Él tenía una bronca muy particular con La Volpe, entre ellos dos hay una guerra que venía ya de sus tiempos como jugador y compartieron equipo en Atlante. Años después La Volpe dirigió ese equipo y Hugo se sumó para retirarse en 1995. Una rivalidad histórica. El caso es que cuando yo estaba en Pumas, llegó Sánchez como DT en el medio del campeonato. Iban 10 fechas y era el goleador del equipo. En su primer partido como entrenador, marco un gol. En el segundo, hago otro, llevaba 8 tantos. En el tercero, perdemos y al cuarto cotejo me sacó. A mí y a Cristian Zermatten que jugó en Argentinos Juniors. Estábamos en una charla técnica, miro la formación y no estaba y Cristian tampoco. Nos miramos y no entendíamos nada. Jugamos el partido, el equipo ganó y después en la semana lo encaré para saber por qué me había sacado si estaba en un buen momento y era el goleador del equipo. Me explicó que en función del rival planteaba un equipo de ciertas características y no sé cuántos versos más. Le dije que estaba equivocado, empezamos a discutir y fue difícil de remontarla. No me puso más, me mandaba al banco y no me dio la posibilidad. Clasificamos a la siguiente fase, de local perdimos el partido de ida 1-0 por lo que teníamos que revertirlo de visitante. Estábamos en el hotel y me llamó para hablar conmigo porque necesitaba jugadores de experiencia para ese partido. “¿Ahora me venís a buscar?”, le dije, con otros términos. Jugamos, perdimos y me fui a Portugal. Detrás de eso armó el plantel para que jugara de delantero su sobrino, había uno más en el puesto y también lo vendieron para darle lugar a él.

Con su actual pareja: Eugenia

– ¿Te fuiste a las manos con algún jugador?

– Adentro de la cancha sí. La primera y única expulsión en Argentina fue ante Newell’s (Clausura 1994), el defensor era Pablo Paz y yo recién arrancaba. Fue un partido en Rosario, forcejeamos y nos empujamos fuerte. Nos echaron y a partir de ahí dije: “Nunca más”. Perfumo me mandó al banco y pensé que por una expulsión no podía darme el gusto de perder el puesto. En México, en un partido amistoso, me agarré a piñas en la cancha. Era un torneo de verano y nos trenzamos con un defensor uruguayo. Me tiraban pelotazos, venía de atrás y me daba. Le decía que se estaba pasando, con otras palabras, claro. Siguió y siguió, hasta que en una jugada me cansé y me di vuelta y le di una trompada. Fue la única vez. Eso fue con Pumas.

– Volviendo a La Volpe, ¿qué pudo haber pasado en Boca cuando se le escapó ese campeonato increíble en el 2006? Algunos rumorearon que hubo falta de entrega de los jugadores.

– Habiendo sido futbolista, cuando entrás a la cancha, querés ganar siempre porque te da prestigio, podés renovar un mejor contrato, una venta y demás. No creo que hayan ido para atrás como dijeron algunos. Pasa que La Volpe se encontró con un grupo de jugadores que venía de ganar todo y jugando de una manera con Bianchi que es un técnico completamente diferente. Diferente en los planteos, en cómo relacionarse con los jugadores, a veces resulta chocante. Seguramente debe haber habido muchos roces con los jugadores y llega el momento que salís a la cancha y si no estuviste bien en la semana, no vas a estar bien el domingo. Tu rendimiento va a bajar. Pienso que fue un desgaste con los jugadores, más que otra cosa.

– Dijiste que La Volpe fue el mejor DT. ¿Y el peor?

– Jaja… Lo que pasa es que hay entrenadores de la vieja escuela donde se trabajaba poco lo táctico, como el Bambino Veira que me dirigió en Newell’s, el propio Griguol o hasta Perfumo. Buscaban darle orden al equipo y se dependía de las individualidades. Cuando lo conocí a La Volpe me hizo ver el fútbol de otra manera. Hoy hay una camada de técnicos jóvenes con esa idea de trabajar fuertemente, muchas horas de entrenamiento en la cancha. También por eso el fútbol se ha emparejado. La diferencia de jerarquía con otros equipos, la equiparan tácticamente. No sé si hay malos o buenos técnicos, lo que sí se ve es que se trabaja diferente.

La boca llena de gol tras marcarle a Ferro.

– ¿Por qué siempre se repiten los técnicos en el fútbol argentino? Son echados de un equipo y a la semana arreglan en otro. Es como un círculo.

– Hay un representante que es Cristian Grabarnik que tiene un grupo de cuerpos técnicos armado. Sé que él es muy fuerte en el fútbol argentino y por eso sus representados encuentran clubes muy rápido. Por otro lado, lo que estoy viendo es que ha habido un cambio generacional de los técnicos muy positivo para el fútbol argentino. Gallardo, Crespo, Almeyda, en su momento Diego Coca, Jorge Almirón, muchos técnicos jóvenes que han cambiado la forma de jugar. Hoy ves a Defensa y Justicia, Lanús o Banfield como protagonistas, por ejemplo, que brindan buenos espectáculos y eso se debe a que los técnicos son jóvenes y vienen con otra forma de trabajar. El pensamiento es buscar el arco contrario. Hay un cambio generacional muy bueno para el fútbol argentino.

– ¿Qué te parece Heinze?

– Me encanta la forma que hacía jugar a Vélez y sobre todo la manera que tiene para manejarse. Gabriel es muy frontal, expresa lo que siente, no se calla y eso me gusta. Hizo un trabajo fantástico en Argentinos Juniors y  en Vélez, es uno de los mejores técnicos que hay en el fútbol argentino.

– ¿Qué amigos te ha dejado el fútbol?

Andrés Yllana y Darío Aurelio en Gimnasia con quienes jugué de inferiores hasta Primera; Cristian Zermatten, jugué con él en Pumas en México; el Negro Almirón (Jorge)… También tenés un montón de conocidos y compañeros que cuando te encontrás por ahí, siempre tenés buenos recuerdos y te quedás hablando un buen rato. Es lo lindo que te brinda el fútbol.

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Por Mauricio Jacob
Desde Crespo
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