Steiger: “Un golpe más a la credibilidad argentina en el exterior y un freno a las inversiones”

Como respuesta a la medida del Gobierno de suspender por 30 días las exportaciones de carne vacuna para reducir los precios en las góndolas y mostradores de carnicerías, las principales organizaciones agropecuarias argentinas establecieron medidas de fuerza, que se aplican desde el jueves pasado.

El director de la “Maestría en Agronegocios” de la Universidad Austral, Dr. Carlos Steiger, lamentó que “se busquen fórmulas que, lejos de resolver el problema en el mediano plazo, lo agravan y al mismo tiempo, provocan daños muy grandes a toda la cadena de la carne vacuna y a la credibilidad argentina en el exterior y afectan al consumidor. Es cierto que el precio del novillo en Argentina en el período marzo 2020 – abril 2021 ha tenido una suba del 95%, que se trasladó en parte al precio de la carne vacuna (61%), mostrando niveles superiores al Índice de Precios al Consumidor y por lo tanto, contribuyendo al deterioro en los salarios reales de los sectores de menores ingresos. Se atribuye esa alza de los precios al crecimiento de las exportaciones de carne vacuna que, en el período anual abril 2020 – abril 2021, alcanzaron el nivel récord de 952 toneladas, representando el 29% como destino de la producción final. Muchos medios de comunicación resaltan que el consumo per cápita de carne vacuna en abril pasado ha sido el más bajo en los últimos 100 años, sin tener en cuenta que ha existido un efecto de sustitución por el aumento del consumo de pollo y cerdo. Con lo cual el consumo total de carnes alcanza los 110 kilos, que es uno de los más altos niveles en el mundo”.

Al no haber un aumento significativo en la producción, que se mantiene en los 3.000.000 de toneladas, los volúmenes exportados en el corto plazo se logran a expensas de la reducción en el consumo interno, con impacto sobre los precios. El error consiste en intentar bajar un precio restringiendo artificialmente la demanda, en lugar de generar los incentivos necesarios para que aumente la oferta y de esta manera, lleven a los valores a un nivel de equilibrio más bajo. El problema está en que el stock de ganado vacuno ha ido descendiendo en términos de disponibilidad por habitante, luego de la liquidación de más de 10.000.000 de cabezas entre 2008 y 2011. Los procesos de inversión ganadera requieren tiempo y reglas de juego claras para que los productores incrementen su stock y muchas veces en el corto plazo, los procesos de retención de vientres implican una disminución de la oferta. Por eso, son totalmente erróneas las palabras del presidente cuando dice que la liberación del comercio a partir del 2016 solo trajo ganancias a los productores que no incrementaron el stock, que requiere un proceso de al menos dos años y con reglas claras, que son destruidas por este decreto… Los precios internacionales de la carne vacuna y de las exportaciones argentinas, han disminuido en los primeros meses del 2021 con relación a los del mismo período del año anterior. Una situación totalmente distinta a lo que sucede en los mercados de la soja, trigo y maíz; los precios del novillo y la media res en Argentina se encuentran en valores similares a los precios de Uruguay y Brasil, que son los otros países que abastecen al mercado chino. Ambos están aprovechando el impacto favorable de la creciente demanda china, aumentando sus volúmenes exportados y compitiendo con Argentina. Ellos no tienen el problema de la inflación endémica que sí tenemos nosotros. Entonces, el impacto del incremento de los precios de las commodities en sus índices de inflación es mínimo… Cuando a partir del 2006 comenzaron las restricciones a las exportaciones, implantación de los ROE rojos, etc., la ganadería argentina entró en un proceso de liquidación de vientres (destrucción de capital) que culminó en 2011 con una faena record de 16.000.000 de cabezas, de las cuales un 49% eran hembras. Ello se convirtió en un proceso de desinversión en ganadería, como resultado no sólo de la falta de incentivos, sino también un castigo al sector provocado por las medidas del gobierno. A partir de allí, Argentina fue desapareciendo de los mercados internacionales (bajando a 180.000 toneladas exportadas); se cerraron plantas frigoríficas, se perdieron más de 15.000 puestos de trabajo y finalmente, esa menor producción se tradujo en un incremento en los precios de la carne vacuna al consumidor, logrando resultados diametralmente opuestos a los deseados”.

“Es de esperar que se escuchen las voces de los actores que tienen un profundo conocimiento del sector y están alertando por los efectos negativos que van a tener estas medidas. Como así también es de esperar que se elabore un plan integral con el consenso de todos los actores de la cadena que permita atacar la suba de precios a través de un incremento de la oferta y alentando la inversión y no con medidas de restricciones artificiales de la demanda que, como se ha visto, provocaron enormes daños a toda la sociedad” acotó.

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