Singapur ahorca a reo por narcotráfico, el tercero en 8 días

Un hombre de 39 años fue ahorcado tras ser detenido en 2016 con 55 gramos de heroína. La ciudad-estado defiende esta práctica por ser “parte de la estrategia de prevención”.

Las autoridades de Singapur ejecutaron este jueves a un hombre de 39 años por tráfico de heroína, en el quinto ahorcamiento de este año y el tercero en alrededor de una semana. La Oficina Central de Narcóticos informó a través de un comunicado que la ejecución de Mohamed Shalleh Adul Latiff, condenado a muerte en 2019 por posesión de 55 gramos de heroína “con el propósito de traficar”, tuvo lugar esta misma jornada.

Según los documentos judiciales, el singapurense trabajaba como repartidor antes de su arresto en 2016. Durante el juicio alegó que creía estar entregando cigarrillos de contrabando a un amigo al que le debía dinero. Se trata del preso número 16 en ser ahorcado desde que el gobierno reanudó las ejecuciones en marzo de 2022, tras dos años de pausa por la pandemia del coronavirus.

Además, es la tercera ejecución desde el 26 de julio, cuando un hombre de 56 años, también oriundo del país y cuya identidad fue protegida por la familia, fue ahorcado -el método empleado por la isla- por traficar alrededor de 50 gramos de heroína. Dos días después fue ejecutada la singapurense Saridewi Djamani, detenida con 30 gramos de heroína, convirtiéndose en la primera mujer en ser ahorcada en casi dos décadas.

Parte de la estrategia

Naciones Unidas criticó la semana pasada estas ejecuciones y pidió a Singapur una moratoria en estas sentencias, pero la ciudad-estado -uno de los países más ricos del planeta- asegura que la pena capital, aplicable a cualquier que trafique con más de 500 gramos de cannabis o 15 gramos de heroína, es un disuasivo efectivo contra el narcotráfico. Sin embargo, hay muchas críticas por la opacidad de los procesos contra los acusados.

La primera ejecución del año, en abril, despertó críticas especialmente por tratarse de un acusado de intento de tráfico de marihuana -cuyo consumo es legal en países vecinos como Tailandia- y por las dudas suscitadas en torno al proceso judicial, pues el ejecutado y su entorno afirmaban que éste nunca había visto ni tocado la droga. 

“El castigo capital es parte de la estrategia de prevención de Singapur para abordar tanto la demanda como el suministro de drogas”, sostiene el comunicado emitido esta jornada por la Oficina de Narcóticos.   

DZC (EFE, AFP)

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