Simpáticas anécdotas e historias de peluqueros crespenses en “Grandes Reportajes”

Aunque hay constancia que el oficio de la peluquería existe desde las civilizaciones romanas y griegas e incluso antes, recién a principios del siglo XIX empezaron a aparecer los primeros peluqueros profesionales, tal como hoy se los conoce. En Crespo se estima que hay unas 200 personas que se dedican a esta actividad, 3 de ellos, Emilio Stieben, Luis Jacob y Sergio Neif, con muchos años de trayectoria en el rubro, invitados por El Observador y por el programa “Grandes Reportajes”, dialogaron con el Cont. Fernando A. Huck sobre esta actividad que sigue más vigente que nunca. 

– Emilio Stieben es uno de los peluqueros con más años de trayectoria de la región ¿qué lo llevó a dedicarse a esta profesión?

– (Stieben) Ya llevo 56 años de peluquero. Comencé en 1963, luego de estudiar en una academia de Buenos Aires. En ese momento, estaba trabajando en una fábrica textil. Cuando instalé la peluquería en Crespo, la tenía enfrente de La Agrícola Regional. Recuerdo que en ese tiempo, la gente venía en carros, calle Moreno era de tierra y allí ataban los caballos. Éramos pocos en ese tiempo, estaba Horacio “Coco” Fontana (que sigue actualmente en calle Sarmiento) y Antonio Duarte. También estaba Buldra…

– (Jacob) Yo comencé el sábado 24 de diciembre de 1973, es decir, casi 46 años atrás. Me enseñó Antonio Duarte, quien tenía una peluquería en lo que es hoy calle Otto Sagemüller (ex 25 de Mayo). A los 13 años entré a colaborar con él y a los 16 me largué solo. El compró una peluquería en Paraná y me vendió la que tenía en Crespo, así que prácticamente me quedaron sus clientes. Estuve siempre en la misma calle, primero al 1000, después me mudé al lado de la empresa Sagemüller y ahora en Sagemüller 1076.

– (Neif) Yo comencé en 1982. Estudié en Paraná, con Antonio Duarte. Lo primero que recuerdo es que me enseñaron a cómo manejar el peine con una mano, de ahí se pasaba a la tijera, siempre sobre la cabeza de un maniquí, después la navaja y posteriormente la maquinita. Esta es una actividad que sigue creciendo en Crespo, hay quienes tienen salones unisex, otros para mujeres exclusivamente y nosotros en tanto, que le cortamos a varones…   

– ¿Se corta más a pedido del cliente o a la libertad del peluquero?

– (Jacob) Hoy vienen muchos clientes que nos dicen: “cortame así” y te muestran la foto en un celular. Por ahí es un pelo enrulado y quiere que le hagas un corte de lacio, es difícil. Pero tenés que explicarle como es el tema, que no todos los cabellos son iguales…

– En un tiempo fue el “boom”, usar la cabeza rapada…

– (Jacob) Se usa una maquinita con una medida 4.0, que es como una navaja. Es el corte más fácil…

– (Stieben) Actualmente se usa mucho el rapado abajo y arriba, se lo dejan largo. Es la moda y hay que hacerlo…

– ¿Sigue habiendo gente que va a afeitarse a las peluquerías?

– (Jacob) Cuando empecé, tenía 3 clientes que venían tres veces por semana a afeitarse… 

– (Neif) Yo también y más los sábados. Había gente que estaba internada, las enfermeras les decían a los familiares que yo afeitaba y ahí iba a hacer ese trabajo… 

– ¿Se hace todavía el servicio a domicilio?

– (Jacob) Muy poco… En mi caso, a domicilio ya no voy, a menos que sea algún enfermo que lo necesite…

– La pregunta del millón es, ¿cómo hacen para cortarse ustedes el pelo?

– (Jacob) El colmo de un peluquero es ir a otro peluquero que te corte el cabello, pero no podés cortarte solo…

– Siempre se dice que los peluqueros son también psicólogos de los clientes y tienen cientos de anécdotas…

– (Jacob) … Y te cuentan cosas íntimas, muchos se descargan en la peluquería…

– (Neif) Anécdotas son muchísimas… Recuerdo que una vez llegó un hombre de Paraná, bien presentable, le corto el pelo, le gustó el corte y me dijo “busco la billetera, que la dejé arriba de la camioneta y vuelvo”. Se fue hasta la camioneta, se subió y se fue. Nunca más apareció… Otra: un hombre de campo, se corta él y dejó al chico para que le corte, porque tenía que hacer unas compras. Terminé con el chico, pasaron los demás clientes y el pequeño seguía esperando y resulta que el hombre se había ido a tomar un vermut de camino y el cantinero le preguntó como andaba “la familia y los chicos” y ahí se acordó y volvió a buscarlo, ya había pasado el mediodía…  

– (Stieben) Recuerdo que en los comienzos, me dejaron a uno de los chicos para que le corte y el padre se había ido. Voy a buscar agua y el chico salió corriendo asustado a buscar a su padre, con bata y con todo puesto… Estoy hablando de 1968…

– (Neif) Me ha pasado que los domingos a la noche golpeaban la puerta y me decían: “Sergio, arreglame que mi señora me quiso cortar el pelo”. Teníamos que emparejar lo que habían hecho…

– ¿Por qué no trabajan los lunes los peluqueros?

– (Neif) Porque ese día se hacen los atelieres y charlas de peluqueros en distintos lugares del país, además, el sábado se trabaja a la mañana y tarde, es el día en el que mucha gente no trabaja y va a cortarse el cabello…

– ¿Hay unidad de criterio para fijar el precio del corte?

– (Jacob) Todos iguales… Tenemos muchos gastos fijos y si te quedás con el precio, no llegás para cubrir los costos fijos…

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