Sigvardt habló sobre impactos de la pandemia en las emociones y la vuelta a las clases presenciales

Visitó el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el docente crespense y vicepresidente de la “Fundación de Educación Emocional”, Carlos Sigvardt (57), quien en diálogo con El Observador y el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTV, contó sobre cómo las emociones impactan en las personas y se refirió a la vuelta a clases, luego de un año de actividad virtual.

– ¿Fue muy negativo para los niños y jóvenes no tener clases presenciales?

– Los docentes han hecho lo mejor que han podido, ellos hicieron un gran esfuerzo, pero hubo un 10% de chicos que no tuvieron conectividad y que necesitan de las clases presenciales. Cuando se habla de volver, no será como antes, sino en distintos horarios y con diferentes formas de estar dentro del aula. La virtualidad, algo debe quedar. Soy reticente de imitar a otros países, porque tenemos idiosincrasia distinta, pero está claro que esta pandemia nos ha sacudido al sistema educativo y tenemos que replantearnos, qué necesitamos enseñar y cómo hacerlo…

– ¿Cómo está impactando la pandemia en las emociones?

– Necesitamos tener seguridad, porque la incertidumbre genera angustia, necesidad. Hay que tratar de buscar la manera de seguir en actividad, haciendo cosas que nos apasionan. Este año que pasó, a pesar de la cuarentena, me permitió estudiar, leer, escribir e hice todo lo que venía postergando, porque no había tiempo. Hay que sacar provecho de la adversidad, no ponerse a renegar del aislamiento, porque también puede ser época de crecimiento, de poder valorar otras cosas… Entre las emociones están el miedo, que es una de las primordiales, además de la tristeza, la ira, la alegría, que no son buenas ni malas, son necesarias. Si siento alegría, mi cuerpo se llena de serotonina, que es la hormona de la felicidad y me siento bien. El ser humano ha sobrevivido porque ha tenido miedo, que hoy en día no es tanto natural, sino que es mental…   

– Hoy hay miedo al virus, a perder al trabajo, a no llegar a fin de mes… ¿Cómo se enseña a la gente a canalizar ese temor?

– Pasa por cómo uno lo canaliza, porque también la realidad es la que uno quiere ver. Si lo focalizo en la enfermedad, voy a ver muchos casos de personas que han fallecido. El consumo de noticias trágicas tiene que ser racional, porque si vivo continuamente viendo eso, me hará mal. Se trata de establecer criterios de razonamientos, hay que vivir más el presente, agradeciendo lo que uno tiene, que nos fortalece. El agradecimiento es un valor fundamental, si estoy sano, soy rico y lo demás, después vendrá. Si pienso que todo es un caos y nada va a cambiar, estoy complicado. El optimismo en su medida justa, tiene que estar acompañado de la acción. Las personas optimistas son las que más triunfan. Siempre digo que un niño no puede tener un maestro pesimista por ejemplo, porque lo convierte en pesimista a él…

– La semana pasada tuvimos una entrevista con alumnos que están finalizando el secundario y uno de ellos decía que el 80% ó 90% de sus amistades, habían probado marihuana. ¿Esto quiere decir que hay un gran número de jóvenes sin autoestima?

– Pero en esa nota, una de las estudiantes contó que estaba dando vueltas en auto, le ofrecieron (marihuana) y dijo que la llevaran a su casa. Ahí está el otro ejemplo. Hay que trabajar mucho con los adolescentes y nuestra responsabilidad como docentes es enseñarles a pensar, no a imponer, porque cuando uno impone, se vuelve en contra. En esa charla con los jóvenes, apareció también lo del debate del aborto, algunos a favor y otros en contra y todos con su argumentación. Se habla mucho de los derechos en todos los aspectos, pero también tenemos que hacer mucho hincapié en las obligaciones de cada uno…

– Se dice que de padres intolerantes y golpeadores, sus hijos también lo serán.

– Decía Napoleón “Si querés enseñar a un niño, empezá 30 años antes enseñando a sus padres”. Hay una historia que cuenta que un padre alcohólico golpeador tenía 2 hijos, uno de ellos fue alcohólico como él y el otro profesional. La realidad para los 2 es la misma, pero cada uno decide cómo enfrenta esa realidad. Yo y nadie más que yo elijo cómo sentirme y cómo desarrollarme…

– ¿Cuánto afecta a un hijo que el padre los trate de manera denigrante?

– Las palabras construyen realidades. Por ejemplo, decirle: “estoy orgulloso de vos” y el chico se sentirá empoderado. La autoestima alta, en un chico de 6 o 7 años, le permitirá llegar a la adolescencia fortalecido y cuando sea tentado por otros, no cederá, porque está seguro de sí mismo. Hay que enseñar estas habilidades emocionales. Nosotros enseñando educación emocional haríamos que se mueran de hambre los que venden droga, porque el chico estaría bien nutrido emocionalmente, porque a veces consumir es aislarse de la realidad…

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