Sigue el debate sobre la necesidad de legislador sobre la “muerte digna”

El caso de Camila Sánchez, una niña de 2 años que se encuentra en estado vegetativo permanente, ha reabierto en Argentina el debate en torno a la necesidad de legislar sobre la “muerte digna”. En la actualidad, sólo en Río Negro existe una ley al respecto, que data del 2007. Son varios los proyectos que han sido presentados en la Cámara de Diputados y de Senadores de la Nación, para poner fin al vacío legal reinante, pero mientras tanto, los pacientes en dicho estado continúan conectados a las máquinas que les permiten permanecer con “vida”.

Con el propósito de conocer las posturas que distintos sectores sociales tienen acerca de este tema, en esta primera parte, El Observador publica el diálogo mantenido con el Dr. Luciano Recca, quien desde su óptica medicinal, abordó las características de esta situación. Dada su especialidad de cardiólogo, Recca es un profesional que muy a menudo convive con la realidad de ver a sus pacientes en estado terminal y de hecho, acompaña a la familia de sus pacientes a atravesar el difícil momento de las despedidas. Ante las decisiones que los allegados pueden llegar a tomar durante los estados de agonía de un enfermo, el médico explicó: “Es imprescindible diferenciar claramente lo que es la Eutanasia de la Muerte Digna. Respecto a la primera de ellas, existen 2 tipos: la activa y la pasiva. La primera es la que no está aceptada en casi ningún país del mundo y que de hecho en Argentina está penada como delito. Es toda aquella medida que un médico toma activamente para terminar con la vida de un paciente, como por ejemplo, sacarle el respirador artificial o agregarle algún medicamento letal. Por otro lado, la eutanasia pasiva, se suscita en aquellas situaciones en las que el paciente está gravemente enfermo, en un estado terminal, donde muy probablemente la situación sea irreversible. Esta evaluación no es una opinión personal de un determinado médico, sino que hay una importante cantidad de estudios que avalan la irreversibilidad e incluso un consenso de profesionales de distintas especialidades. En ese marco, se le plantea a la familia la posibilidad de no seguir agregándole medicamentos o instrumentación y procedimientos al paciente, tomándose la decisión en forma conjunta. Implica no continuar encarnizándose terapéuticamente. Cuando un equipo médico plantea estas situaciones, es porque se tienen evidencias del alto grado de irreversibilidad del paciente y de hecho, la familia es consciente de esto, porque está viendo al enfermo en una situación desesperada, ya sea con el respirador artificial o porque está canalizado, instrumentado y demás. Las familias muchas veces terminan aceptando esta realidad y deciden no seguir prosiguiendo con medidas terapéuticas para prolongar artificialmente la vida. Se pone un límite al tratamiento que se le esté instaurando, para que la evolución natural de su enfermedad y la biología del organismo mismo, defina el desenlace. Al margen de estas situaciones y muy por el contrario, lo que se está planteando a nivel nacional es la Muerte Digna, mediante la decisión prematura de un potencial paciente. Es decir, se propone preguntarle a las personas que está gozando de un buen estado de salud, que se encuentran conscientes y con todas sus capacidades mentales, que decidan por su propia cuenta, qué deberían hacer los médicos que la atienden si llegara a ocurrir el caso de que revistan un cuadro irreversible. Es un paso anterior a lo que sucede actualmente, donde deciden terceros allegados, pero se desconoce en la mayoría de los casos, cuál hubiese sido la voluntad del paciente”.

Por la propia condición humana, los sentimientos juegan un papel preponderante y hacen que los familiares y amigos de un enfermo crónico estén esperanzados en la posibilidad de un milagro. “Uno nunca llega a una certeza de irreversibilidad en un 100%, pero con la experiencia personal de cada profesional, uno conoce cuáles situaciones clínicamente no van a ser superadas y también sabe las secuelas que podrían llegar a quedar si inexplicablemente eso sucediera. Además, no se trata de lo que uno cree, sino lo que muchos métodos medicinales complementarios ya consensuados han demostrado. Aún así, obviamente esto no quita que existan los milagros”.

De aprobarse los proyectos que están siendo evaluados en el Congreso, todos los argentinos mayores de edad podrían decidir si quisieran ser “asistidos artificialmente” o no, en caso de que incurrieran en lo que habitualmente llaman “estado vegetativo”. Acerca del debate que este tema conlleva, Reca indicó: “Personalmente creo que es importante que respetemos las decisiones de las personas. Es respetuoso aceptar la voluntad de aquellos que deciden ponerle un tope a lo que la ciencia puede ofrecerles. Con este tema, se ponen en juego una serie de conceptos sociales, religiosos y éticos, donde se encuentran opiniones dispares, pero sin dudas creo que respetar la libertad de pensamiento y de expresión debe ser fundamental. Es necesario que una persona pueda decidir consciente y libremente qué hacer con su propia vida cuando ya no esté en condiciones de hacerlo”.

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