Sergio Moyano contó su historia de vida y sobre una ley para no videntes

Sergio Moyano es de Sauce de Luna, tiene 52 años y sufre una retinosis pigmentaria, que le fue quitando paulatinamente la visión. En diálogo con El Observador, contó sobre su historia de vida, pero también de una campaña que viene llevando adelante desde hace un tiempo a nivel provincial y nacional, para hacer conocer la Ley Nº 20.888, aprobada en 1974 y aún vigente, que otorga importantes beneficios previsionales para los “no videntes”.

Moyano señaló que “a los 31 años se me despertó la enfermedad; según los especialistas que consulté, se forma como una especie de anillo en el ojo, que va afectando la retina y termina matando el nervio óptico. A la vez, tengo el “Síndrome de Usher” (afecta la audición y visión). En ese momento, estaba trabajando en el área de mantenimiento mecánico de una importante empresa. A uno se le va desmejorando la calidad de vida y lo único que nos salva es el ‘ojo biónico’ o implante de la retina, que proporciona la estimulación eléctrica para aumentar la percepción visual en personas ciegas, pero para muchas familias, son montos inalcanzables. Por eso, elaboré un proyecto, que se lo presenté a una senadora nacional hace algunos años, que preveía un descuento del 2% de los sueldos de los legisladores nacionales, con lo cual se podría hacer un fondo especial, para llevar a otros países a personas discapacitadas que necesiten de diversos tratamientos. En Argentina hay muchas fundaciones y asociaciones que ayudan, que lo hacen a pulmón, pero con esto que estoy impulsando, sería un monto importante el que se lograría; para un diputado o senador, que ganan muy bien, un 2% no es nada y estarían ayudando a muchísima gente. No nos olvidemos que ellos están formando parte de la Honorable Cámara de Diputados y de la Honorable Cámara de Senadores; es una posibilidad de tener el ‘honor’ de aportar ese 2% para que una persona a la que le falte una pierna, se le pueda conseguir una ortopédica y pueda caminar; que quien tenga problemas de columna, se pueda operar y mejorar su calidad de vida y lo mismo para quienes tienen problemas de visión”.

– Hace un tiempo que está al frente de una campaña para hacer conocer la Ley 20888, que establece que quien esté afectado de ceguera congénita, tendrá derecho a gozar de jubilación ordinaria a los 45 años de edad y/o 20 de servicio…

– Sí, porque muchos desconocen que existe esa ley. Hay personas con discapacidad visual que están postradas, porque no es fácil moverse estando ciego. Hace muchos años que vengo con esta lucha, he golpeado puertas de instituciones, organismos del gobierno… Lo que siempre aclaro es que en estos temas, hay que sacar a la política del medio, acá se trata de seres humanos que necesitan una respuesta. Después de tanto andar, descubrí esta ley y me llamó la atención que hasta algunos abogados no sabían de su existencia. Averigüé por todos lados, hasta en el Congreso de la Nación y en la Comisión Nacional de la Discapacidad… Está aprobaba desde 1974 y sigue vigente hasta el día de hoy. Con esta difusión y movimiento que hice a pulmón, logré que se jubilaran por lo menos 10 personas (no videntes) en Argentina. La legislación dice que pueden tener este beneficio a los 45 años de edad o con 20 de aportes. Lo curioso es que esta ley no salió hace un año; el 30 de septiembre cumplirá 48 años de su aprobación, creada por un presidente que se preocupó por la discapacidad. Yo lo logré y quiero que otros se beneficien también. Y un tema importante a resaltar es que si una persona discapacitada visual está cobrando una pensión no contributiva, tiene derecho a tener la jubilación nacional también, porque es compatible. En mi caso, estoy cobrando las 2, la jubilación, después de 18 años de lucha, gestiones, por mérito propio y de una abogada de Paraná que me hizo los trámites. De tantos profesionales que visité, encontré una profesional que sabía sobre la ley y pude avanzar… 

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