Semana Mundial de la Lactancia Materna: ¿Por qué los primeros 1.000 días de vida son cruciales para el desarrollo humano?

A partir de este miércoles 1 y hasta el 7 de agosto se celebra en más de 170 países, entre los que se cuenta a Argentina, la “Semana de la Lactancia Materna”, práctica que la Organización Mundial de la Salud la recomienda como modo exclusivo de alimentación durante los 6 primeros meses de vida. A partir de entonces, se aconseja seguirla hasta los 2 años como mínimo, complementada adecuadamente con otros alimentos inocuos.

Para este 2018 la OMS, UNICEF y la Alianza Mundial pro Lactancia Materna hacen un llamado a los gobiernos para brindar una mayor información sobre la misma, destacándose que “la leche materna está perfectamente diseñada para satisfacer las necesidades nutricionales e inmunológicas de cada niño, siendo una manera natural y óptima de alimento, además de promover el vínculo entre la madre y el niño, independientemente del entorno”.

 

Beneficios para la salud 

 

Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria se destaca que “los primeros 1.000 días de vida son cruciales para el desarrollo humano. En Argentina, la tasa de lactancia materna exclusiva de los recién nacidos al egreso de las maternidades, es mayor al 90% y luego, disminuye a 37% a los 6 meses. A nivel global, incrementar esas crifras, podría evitar más de 823.000 fallecimientos infantiles y 20.000 muertes maternas cada año”, señala un informe de la AAMR enviado a El Observador, el que cuenta con el asesoramiento de la Dra. Gisela Martinchuk (MN 95637) y la Dra. Silvia García, secretaria de Subcomisión de Lactancia Materna de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Las profesionales explican que la lactancia materna, “ayuda a prevenir el hambre y la malnutrición en todas sus formas y posee efectos positivos para toda la vida, tanto de la niña o el niño, como de la madre; provee un efecto protector contra enfermedades infecciosas, gracias a su componente inmunológico, disminuye la incidencia y gravedad de bronquiolitis y otras infecciones respiratorias, otitis media aguda y diarrea; previene las caries dentales y la aparición de mal oclusiones y se comprobó asimismo, un mejor desarrollo intelectual. También, es una manera económica de alimentar al bebé con un alimento irremplazable, que por sus características en cantidad/calidad de nutrientes adecuados a cada etapa y componentes que le otorga beneficios únicos para su salud a corto y largo plazo”.

Se estima además, “que reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en aproximadamente un 10% de los niños, ya que proporciona nutrición adecuada, de fácil digestión, da aporte calórico esencial y excelente hidratación, en comparación con la alimentación con fórmula”.

En países de bajos y medianos ingresos, “los bebés amamantados tienen menos riesgo de muerte en su primer año de vida, en comparación con los que nunca fueron amamantados. La lactancia materna exclusiva también ayuda a las madres a regresar a un peso saludable previo al embarazo y posiblemente reduce el riesgo de desarrollar diabetes”.

 

Consejos y recomendaciones  

 

La OMS y UNICEF aconsejan “la iniciación temprana de la lactancia materna dentro de la primera hora después del nacimiento; que sea exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y continuada hasta los 2 años o más, con la incorporación de alimentos (sólidos) complementarios nutricionalmente adecuados y seguros a partir de los 6 meses.

“La lactancia materna es una solución universal para dar a cada niño un comienzo justo en la vida, le permite a millones de niños sobrevivir y prosperar, encaminándolos hacia una salud mejor y un futuro más próspero. La leche materna es el alimento nutricional e inmunológicamente más poderoso para bebés y pequeños, que aporta al desarrollo cerebral como nadie más lo haría, estimulando el desarrollo cognitivo, mejorando enormemente sus logros educativos, su participación en el mundo laboral y los ingresos a lo largo de su vida. Saltarse esta etapa crítica del desarrollo cerebral durante la infancia, puede ocasionar deterioro de las funciones cognitivas” agregan las doctoras Martinchuk y García.

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