Sacerdotes cuentan cómo recibieron el llamado de Dios

Un grupo de curas narran sus experiencias particulares en el camino hacia el servicio en nombre del Señor. Cada una de ellas son contadas en el libro “Sacerdotes para Siempre, historias reales de llamados divinos”.

Uno de ellos es el vialense Emmanuel Tropini, hoy en el Seminario Arquidiocesano de Paraná. En charla con Canal 6 ERTV, contó que “el libro es una recopilación de los testimonios de una veintena de curas de la región que cuentan cómo se dio su vocación religiosa. Lo recaudado por la venta se destina a la construcción del Hogar Sacerdotal ‘Jesús Buen Pastor’ para albergar a curas ancianos que ya no prestan servicio por edad o enfermedad y necesitan ser atendidos como cualquier anciano”. Dicha construcción está en marcha en los terrenos de la ex “Mariápolis” a metros del Acceso Norte de Paraná.

Luego añadió: “Los sacerdotes solemos hablar mucho pero más que nada en la predicación de la palabra de Dios, son pocos los espacios en los que hablamos de la vocación o de uno mismo. El Padre Leandro Bonnin tuvo esta iniciativa que reúne a varios curas de la región. Cada uno en primera persona narra cómo somos, seres no perfectos ni mucho menos, personas concretas que vienen de familias concretas, de comunidades concretas y que tenemos nuestras limitaciones, nuestras virtudes y nuestros defectos. Es también para que nuestra feligresía entienda de dónde venimos, porque a veces hacemos lo que hacemos, somos de tal o cual manera, sirve también como para mirar esta doble realidad”.

Consultado sobre su arribo al camino del sacerdocio, contó: “Soy de Viale y mis padres, las dos familias, tanto paterna como materna, han sido de raíces muy religiosas y practicantes. Mi mamá venía de la Iglesia Congregacional y cuando se casan, se hace católica. De alguna manera siento que confluyeron esas dos tradiciones de mucha fe para que sienta el llamado del Señor”.

“Después podría destacar por un lado la sencillez del llamado de Dios, no es nada extraordinario, no hay nada milagroso, nada espectacular, pero ves cómo el Señor se hace entender con pequeños gestos, acciones para mostrarte el lugar en el que uno tiene que estar”, concluyó.

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