Religiosas María del Carmen y Margarita Rauch visitaron Sauce de Luna

Días atrás, las religiosas María del Carmen y Margarita Rauch, visitaron en Sauce de Luna a sus hermanos María Magdalena “Maruca” y Faustino “Fausto” y en una charla amena con El Observador contaron algunos pasajes de sus vidas dedicadas al servicio y la ayuda a los demás.

“Éramos 10 hermanos -3 mujeres y 7 varones- de los cuales vivimos las mujeres y 2 varones. Siendo niñas asistíamos a una escuela rural a caballo, en sulky, pero se fue complicando y junto a mi hermana ingresamos al Colegio ‘Divina Providencia’ de Aldea San Isidro (Federal-ER). Luego, allí las hermanas nos daban charlas referentes a la vida consagrada y allí surgió mi entusiasmo y vocación. Sumado a esto, una tía religiosa nos invitó a ir a Buenos Aires y así fue que estando en el convento de la Congregación de las Hermanas del Huerto me formé en el secundario en el Instituto ‘Nuestra Señora del Huerto’. Hice el noviciado, los votos perpetuos y dentro del apostolado había hermanas dedicadas a la educación y otras a trabajar en hospitales y me incliné por los enfermos”, contó María del Carmen, cuyo nombre de pila es Teresa y tiene actualmente 83 años.

La religiosa comentó que en los comienzos de su actividad estuvo en diferentes hospitales, entre ellos, en el de Victoria, de Paraná, en el Aeronáutico Central del barrio de Nueva Pompeya, en el Santa Lucía, en el de General de Agudos “Bernardino Rivadavia”, este último, uno de los nosocomios públicos metropolitanos más importantes en la ciudad de Buenos Aires. “Actualmente este lugar está en etapa de refacción y hoy resido allí (previamente en el hogar de las hermanas ancianas), donde al principio éramos 12 hermanas, pero por traslados a otros hospitales, ahora estamos 4, a lo que se suma que también estuve 3 años en Paraguay, donde aún está la casa de formación. Organizamos un grupo de trabajo, donde nos interesamos por los enfermos, brindándoles jornadas de catequesis, además de atenderlos, porque tuvimos que estudiar enfermería, por eso colaboramos con el personal del hospital, porque hoy hay muchas personas carenciadas, que están solas y necesitan de nuestra ayuda. Las enfermeras no alcanzan a atender a todos los pacientes, por eso nosotras les ofrecemos una mano a la hora de servir la comida o realizar otras acciones. Lo que destaco, es que mucha gente se acerca y nosotros nos brindamos, reconocen en la religión católica una apertura, aceptación y flexibilidad que no encuentran en otras religiones, donde además distribuyo la comunión, acompañando al capellán, el Padre Osvaldo Giúdice”, referenció María del Carmen.

Por su parte María Margarita, cuyo nombre de pila es Herminda Margarita y tiene 86 años, después de cursar la primaria en El Cimarrón, hizo el noviciado y estuvo en la Casa San José (Salto-Uruguay) donde se realizan ejercicios espirituales y retiros. Luego se trasladó a Rosario y está viviendo actualmente en la Casa de Espiritualidad “Nuestra Señora de Fátima”, frente a la sede del Noviciado e integra la “Congregación Cooperatrices Parroquiales de Cristo Rey”.

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