Quiropraxia: ciencia, filosofía y arte de curar con las manos

Pocos saben que si se conserva la columna correctamente alineada, se evita que se produzcan interferencias nerviosas y que por lo tanto, el organismo va a funcionar en forma más armónica. Tampoco muchos conocen que si esto así no ocurre, existen distintos métodos clínicos para corregir la postura y eliminar fuertes dolores, siendo uno de los métodos efectivos la quiropraxia. El Observador dialogó con el Lic. en kinesiología, fisioterapia y especialista en quiropraxia de columna vertebral, Rodolfo Brambilla, acerca de los beneficios y alcances de este tipo de tratamientos. “Producto de situaciones traumáticas, como golpes, caídas, malas fuerzas, movimientos inadecuados, malas posturas o accidentes laborales, aparecen subluxaciones, que es la situación originada cuando el cuerpo recibe una fuerza externa que supera la capacidad de adaptación de la columna, no pudiéndose mantener alineada. Lo mismo puede ocurrir por causas químicas, como una alimentación insuficiente, mala calidad del aire que se respira o incluso por stress, conflictos afectivos o emocionales. Cuando una vértebra de la columna pierde su relación normal respecto de la de arriba, la de abajo o ambas, se disminuye el espacio por donde salen los nervios, lo cual provoca la tensión de la médula espinal y las membranas que la recubren se lesionan o inflaman. La compresión nerviosa da como resultado interferencias en la transmisión de los mensajes que provienen del cerebro, bajan por la médula y llegan así a cada sistema y órgano de nuestro cuerpo. Estas subluxaciones se corrigen con un ajuste vertebral. En este contexto, se puede decir que la quiropraxia es la ciencia, filosofía y arte que estudia la relación de la columna vertebral con el sistema nervioso y de qué manera este vínculo influye en la capacidad de funcionamiento del organismo humano. El objetivo principal de quienes nos desempeñamos en esta rama, es estudiar, detectar y corregir los desalineamientos de las vértebras, a fin de una óptima recuperación y mantenimiento de la salud de un paciente”, explicó el profesional.

En cuanto al modo de detección que puede realizar una persona, para determinar si necesita comenzar un tratamiento quiropráctico, Brambilla indicó: “Síntomas como dolores cervicales (cuello), dorsales (espalda), lumbares (cintura), dolor de cabeza, mareos, falta de equilibrio o inestabilidad en la marcha al caminar, son indicios de que el paciente posiblemente sufra subluxaciones y debería recibir sesiones de quiropraxia. El tratamiento se basa principalmente en el examen de la columna con métodos manuales, como la palpación, movilidad, como así también con estudios complementarios, como radiografías, resonancias magnéticas, entre otras, para determinar dónde se presenta la desalineación de vértebras. Una vez localizado el punto, el quiropráctico usa sus manos o elementos específicos, para ejercer una presión suave, controlada, con una dirección exacta y movimientos en el lugar y momento específico, que hacen volver las vertebras a su lugar. Estos ajustes mejoran el balance de la columna, otorgando mayor movimiento, aliviando el dolor y la rigidez”.

Por tratarse de una técnica relativamente nueva, principalmente los pacientes adultos concurren con ciertas dudas acerca de esta temática, a lo cual el licenciado remarcó la importancia de informarse y consultar al respecto. “Para tranquilidad de quienes deben recurrir a la quiropraxia, no es en absoluto peligrosa, siempre y cuando sea practicada por un profesional, que posea un título habilitante y esté abocado a la misma. Tampoco es dolorosa, por el contrario, la persona siente una sensación de alivio y relajación con los masajes. Por otra parte, quienes estén realizándose sesiones de kinesiología o fisioterapia, también pueden complementar perfectamente el tratamiento con esta técnica. Hay un gran número de pacientes con patologías como artritis o artrosis que encuentran un alivio importante mediante la quiropraxia, que presenta muy pocas contraindicaciones, tal es el caso de los tumores óseos o las artritis reumatoideas en un estado avanzado, con deformidades de los huesos y en las fracturas vertebrales, pero no mucho más que ellas. Cabe señalar, que esta rama clínica no tiene edad específica de aplicación, puesto que se puede realizar en niños, adultos y ancianos.

 

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