Qué son los fosfitos y cómo pueden convertirse en una solución para el manejo de malezas

Un equipo de investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria trabaja en el estudio y adaptación de cultivos capaces de metabolizar fosfito, un compuesto inorgánico que podría aportar una herramienta de manejo integrado, en el marco del creciente problema de malezas cada vez más resistentes que compiten con los cultivos. Una estrategia que “aporta a la reducción de aplicación de herbicida, contribuye a la independencia tecnológica en el desarrollo de semillas e impulsa el uso de la biotecnología para la sostenibilidad productiva y ambiental” se destacó desde el INTA.

Desde 2020, Sergio Feingold, coordinador del programa de Biotecnología del INTA y uno de los impulsores del proyecto, trabaja en la búsqueda de alternativas biotecnológicas al control de malezas. “Nuestra búsqueda va a contramano de los estudios tradicionales, debido a que buscamos la manera de dotar al cultivo de una capacidad competitiva diferencial, o sea, que pueda aprovechar el fósforo aplicado bajo una forma química que la maleza no pueda y que compita mejor”.

Entre las principales limitantes al uso de fosfito como fertilizante, Feingold señaló que “no puede ser absorbido por las plantas y además, es tóxico para ellas, no así para los seres humanos”. Por esto, el desarrollo biotecnológico de plantas capaces de metabolizar fosfito se basó en la búsqueda e identificación de un gen bacteriano que oxida el fosfito (HPO3) a fosfato (HPO4) una vez absorbido por las plantas. Así, “la incorporación de ese gen en plantas permitió la obtención de cultivos como tabaco, soja, maíz y algodón capaces de utilizar el fósforo en forma de fosfito de manera exclusiva, generando así una ventaja en el aprovechamiento de este nutriente frente a las malezas”, detalló. 

Esta estrategia “permitiría el control de malezas resistentes y una disminución paulatina de la aplicación de herbicidas. Asimismo, contribuirá a la sostenibilidad productiva a partir de una mayor eficiencia del uso de fósforo a nivel general, generando un aporte a la mitigación de la erosión y manteniendo la biodiversidad del sistema, ya que las malezas no son totalmente eliminadas”. 

Feingold sumó otra característica que redunda en beneficios: “La aplicación foliar del fosfito en cultivos es un conocido estimulador de la resistencia sistémica de las plantas frente a patógenos y plagas, una potencialidad no estudiada aún en las plantas transgénicas que podrá aportar a la sanidad de los cultivos y a una reducción extra en el uso de agroquímicos”.

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