¿Qué es la “ameba come cerebros” y cómo evitarla?

En los últimos meses, en el continente americano, se reportó la aparición de nuevos casos de Meningoencefalitis Amebiana Primaria, una rara enfermedad con un altísimo índice de mortalidad, provocada por un parásito, conocido como “Ameba come cerebros”, que destruye el tejido cerebral y que se encuentra en todo el mundo en lagos, ríos, estanques o piscinas con deficiencias de mantenimiento sanitario.

Esta semana se conoció el primer caso mortal de esta enfermedad en Argentina (un nene oriundo de General Alvear, Buenos Aires). Es una infección que se produce cuando el agua contaminada con este agente, ingresa al organismo a través de las fosas nasales y llega al cerebro, siendo ésta la única manera posible de transmisión, ya que no se traspasa de persona a persona. La temperatura cálida del agua favorece el desarrollo de esta ameba, por lo que el verano es la estación en la que se produce el mayor número de enfermos.

Autoridades sanitarias y especialistas en salud aseguraron que la muerte de este menor fue un “caso esporádico”, por lo que pidieron “no entrar en pánico”, ya que no se trata de una epidemia, señaló la directora del Hospital “Abraham Piñero” de Junín, Patricia Barisich. “Él fue asistido primeramente en una clínica privada, se le detectó la infección, pero todos los profesionales de la región sanitaria tomamos luego intervención: no había mucho por hacer, más que advertir medidas de prevención, como no bañarse con agua contaminada con residuos cloacales y taparse la nariz si se tiran al agua. La única manera de que entre el parásito es por las fosas nasales a alta presión”. La enfermedad ataca sobre todo a jóvenes activos inmunocompetentes y tiene una “altísima agresividad, ya que una vez que ingresa al cerebro no da tiempo a nada… Hay gente que hace mucho deporte acuático y esto no debería afectar las actividades”, puntualizó.

La enfermedad es rara y altamente letal, debido a la rapidez con la que avanza el cuadro. Por otra parte, el escaso número de casos dificulta a su vez el diagnóstico médico y la muerte se genera “por la insuficiencia respiratoria generada por la infección que se propaga al tronco cerebral y destruye las células nerviosas” se explicó a El Observador.

Los síntomas, que comienzan entre los 3 y 7 días después de haber contraído la infección, son fiebre, cefalea, vómitos, intolerancia a la luz y los ruidos, distorsión/incapacidad del sentido del olfato, rigidez de los músculos del cuello y convulsiones, entre otros. 

El tratamiento consiste en la administración por vía intravenosa, de un antifúngico, que es uno de los pocos tratamientos efectivos para las infecciones sistémicas provocadas por parásitos como estos. Lamentablemente la tasa de éxito del tratamiento es baja, ya que el diagnóstico definitivo de la mayoría de los pacientes se produce en la etapa final de la enfermedad, cuando ya se destruyó un gran número de células en el cerebro.

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