¿Qué clima se espera para el próximo trimestre?

Las elevadas temperaturas y escasas lluvias desde octubre hasta febrero, pusieron en jaque el normal desarrollo de la campaña 2017/18. En este contexto de variabilidad climática, los especialistas del Instituto de Clima y Agua del INTA analizaron que “las precipitaciones acumuladas entre octubre y febrero rondaron entre los 200 y 360 milímetros para la Región Pampeana, que se corresponde a un déficit de entre un 30% y 60%”. Específicamente, enero y febrero son considerados por los especialistas como los meses de “períodos críticos para la demanda hídrica por parte de los cultivos” y en ese sentido, el modo en que se presentan las precipitaciones son definitorias para los rendimientos.

En cuanto al estado de la vegetación, el documento especificó que, a partir de la disminución de lluvias observada desde octubre y en combinación con las temperaturas del verano, la situación de la vegetación fue sufriendo las condiciones de tiempo reinantes, reflejadas en la disminución de los índices que siguen el comportamiento de la vegetación fotosintéticamente activa.

“A medida que transcurrieron los meses, se observó un aumento del área con condiciones desfavorables de la vegetación, producto del déficit hídrico y del estrés por calor” y señalan que “hubo una reducción en el porcentaje de agua total en gran parte de la región Pampeana”.

 

Roberto De Ruyver, investigador del Instituto de Clima y Agua del INTA, expresó que “la tendencia del actual trimestre muestra una situación aún deficitaria”. En cuanto a las condiciones de temperatura para los próximos meses de otoño e invierno, el especialista aseguró que “todavía los modelos no brindan esa información” y remarcó que “en cuanto a las heladas, sólo se puede ser preciso con una antelación de una semana”.

También se refirió a la constancia de eventos extremos del último año: “Tendremos que buscar, si alguna vez ocurrió, tener ocho meses consecutivos –desde febrero a septiembre de 2017– con excesos de lluvias en el centro-noreste del país y de golpe, un marcado déficit que se sostuvo desde octubre hasta marzo de 2018 y que aún no concluyó”.

En este sentido, citó el informe del Servicio Meteorológico Nacional que explica esta situación como la resultante de tres factores: un evento Niña débil junto con una intensificación de los vientos del oeste con pocos frentes fríos, que afectaron las regiones de latitudes medias del país, hicieron que disminuyeran las probabilidades de lluvias. A su vez, se sumó un fenómeno de Oscilación de Madden-Julian (MJO, por sus siglas en inglés) con una fase activa que provocó condiciones desfavorables de lluvias. “Siempre que sucede un fenómeno meteorológico es producto de una sumatoria de factores”, advirtió De Ruyver.

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.