Putin amenaza con apuntar a EE.UU. si Washington despliega misiles en Europa

El presidente de Rusia centra su discurso sobre el estado de la nación en los problemas sociales y los retos económicos, pero no olvida el pulso con Trump.

Después de años de tensiones internacionales, es el momento de centrarse en las necesidades internas, aseguró este miércoles el presidente de Rusia, Vladímir Putin, que dedicó la mayor parte de su discurso sobre el estado de la nación a repasar los retos sociales, económicos y demográficos de los próximos años, así como las medidas que el Gobierno está poniendo o que él propone que ponga en marcha.

Pero la confrontación con Estados Unidos, “una potencia global” según Putin, no podía dejarse de lado en esta comparecencia, en la que el líder ruso se dirigía a los parlamentarios (diputados y senadores) y altos funcionarios reunidos para la ocasión en el centro de convenciones Gostinni Dvor, próximo al Kremlin.

Putin dejó claro que “Rusia no quiere una confrontación con EE.UU.”, pero acusó a Washington de estar poniendo en peligro la seguridad internacional al retirarse del Tratado INF de reducción de misiles de corto y medio alcance, uno de los acuerdos de desarme nuclear más importantes de la guerra fría. “Rusia no será la primera en desplegar misiles en Europa”, aseguró Putin. Pero advirtió que Rusia se verá obligada a tomar medidas simétricas si se siente amenazada. Sus misiles apuntarían a los territorios con instalaciones que amenacen a Rusia y a los centros donde se han tomado esas decisiones, es decir, a EE.UU., subrayó.

Despliegue

Sus misiles apuntarían a los territorios con instalaciones que amenacen a Rusia y a los centros donde se han tomado esas decisiones, es decir, a EE.UU.

Como esperaban todos los analistas, el discurso del presidente ruso tenía que centrarse esta año “en la gente”. Que la paciencia de la mayoría de los rusos se está resintiendo venía demostrado en las últimas encuestas, que señalaban una bajada en la confianza respecto al Kremlin, y mucho más en lo que se refiere al Gobierno del primer ministro Dimitri Medvédev. La impopular reforma de las pensiones del año pasado, en la que se aumentó la edad de jubilación a pesar de las manifestaciones en su contra, marcó un antes y un después. En un principio el discurso estaba previsto para el mes de marzo. Su adelanto a febrero se ha interpretado en la prensa rusa como un intento del Kremlin para atajar el desencanto.

De esta forma, Putin fue al grano en cuanto subió a un escenario blanco con el fondo de diez banderas del país. Desde un impoluto atril blanco con el escudo de Rusia, aseguró que el discurso se iba a centrar en cuestiones de desarrollo interno, social y económico.

El presidente ruso se dirige a diputados y senadores

“Para la gente es importante lo que se hace en realidad y cómo eso mejorar su vida y la vida de sus familias. Y no en algún momento, sino ahora. No debemos repetir errores de las pasadas décadas y esperar el advenimiento del comunismo. Hay que cambiar la situación a mejor ahora”, aseveró Putin.

Acto seguido se refirió al problema demográfico de Rusia, que actualmente tiene 147 millones de habitantes. Para hacerle frente, aseguró que el Gobierno apoyará a la familia, y propuso aumentar prestaciones a las familias con hijos con discapacidad de 5.500 a 10.000 rublos (de unos 73 a 134 euros), y asignar ayudas de 450.000 rublos (6.000 euros) para el pago de las hipotecas por el nacimiento del tercer hijo y sucesivos.

Desarrollo interno

Hay que dedicar “los colosales recursos financieros” de Rusia en los objetivos de desarrollo. Esos fondos, hay que dedicarlos a “aumentar la riqueza de Rusia y el bienestar de las familias rusas”.

Según Rostat, la agencia estatal rusa de estadística, la población rusa bajó el año pasado en 87.000 personas, la primera reducción desde 2008. Con estas medidas, el presidente ruso cree que en 2023-2024 Rusia será capaz de recuperar el crecimiento natural.

Reducir la pobreza, crear un “contrato social” en el que el Estado se comprometa a encontrar empleo a quienes lo necesiten, luchar contra los créditos abusivos y seguir modernizando la Medicina y la Educación fueron también temas centrales del discurso.

Situación económica

Cerca de 19 millones de rusos se encuentran ahora al borde de la pobreza. Eso es demasiado, dijo Putin. “La resolución de los problemas demográficos, el crecimiento de la esperanza de vida, la reducción de la mortalidad están directamente relacionadas con la superación de la pobreza. Recuerdo que en el año 2000 en esa situación había 40 millones de personas. Hoy, cerca de 19 millones. Sigue siendo demasiado”, dijo Putin.

La situación económica también afecta a la situación anterior. Resolver los problemas estructurales de la economía rusa es fundamental, según Putin, para lograr tasas de crecimiento estables. Con la ayuda de la digitalización y las nuevas tecnologías, la productividad debe aumentar, señaló. Pero hizo también un llamamiento a legisladores y fiscalía para mejorar el clima de los negocios reducir la presión sobre los empresarios “para que nadie huya al extranjero”. Al Gobierno, que de vez en cuando recibe críticas directas de Putin, le puso como tarea lograr en 2020 una tasa de crecimiento del 6 o 7 %, “uno de los criterios para evaluar su trabajo”.

El discurso duraba ya una hora y tras el enésimo “estimadas señoras y señores” parecía que Putin iba a llegar a una conclusión sin hablar de Estados Unidos. Pero no fue así. “Rusia es y será siempre un estado soberano e independiente”, dijo de forma contundente, cambiando el rumbo del discurso. El presidente ruso repasó de un plumazo la política exterior rusa, señalando las buenas relaciones con su vecina Bielorrusia y con las tres grandes potencias asiáticas, China, Japón e India, antes de llegar a su objetivo.

“No estamos interesados en una confrontación, especialmente con una potencia global como Estados Unidos”, apuntó para empezar. Putin acusó a Washington de poner en riesgo la seguridad mundial con su decisión de salirse del tratado de reducción de misiles de corto y medio alcance (INF, por sus siglas en inglés), que firmaron en 1987 Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov. El líder ruso acusó a EE.UU. de ser el primero que incumplió “burdamente” el tratado al instalar en Rumanía y Polonia su escudo de defensa antimisiles, y de utilizar luego acusaciones contra Rusia para justificar su decisión.

La Casa Blanca acusó en otoño pasado a Rusia de construir un misil prohibido por el tratado y le exigió su eliminación para evitar el fin del tratado. El ultimátum se cumplió el pasado 2 de febrero y EE.UU. anunció el fin de su compromiso con aquel pacto. Tras este anuncio, se prevé un periodo de seis meses para que el tratado se considere extinguido.

El presidente ruso presenta su informe anual

El INF se firmó para dotar de seguridad a Europa. Pero la decisión de Washington abre la puerta a que misiles de este tipo (con un alcance entre 500 y 5.500 kilómetros) vuelvan al continente europeo.

“Rusia no se propone ser la primera en desplegar esos misiles en Europa”, dijo Putin, reiterando una idea repetida en los últimos tiempos por las autoridades rusas. “Pero si realmente se instalan, y EE.UU. tiene tales planes, en cualquier caso no hemos escuchado ninguna declaración en sentido contrario, se agudizará seriamente la seguridad internacional y creará serias amenazas contra Rusia, ya que algunas clases de estos misiles pueden llegar a Moscú en 10-12 minutos. En ese caso, nos veremos obligados a tomar medidas simétricas”, explicó.

En ese momento, el líder ruso blandió los misiles rusos contra Estados Unidos. Sin nombrarlo, dejó claro que las armas rusas serán capaces de alcanzar su territorio. “Rusia se verá obligada a crear y colocar armas que se puedan usar no sólo contra esos territorios desde donde se nos plantee una amenaza directa, sino también contra los territorios donde estén los centros de toma de decisiones de amenazarnos con esos misiles”, dijo rotundo (Fuente: La Vanguardia).

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