El bullying, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares, pero también se extiende afuera de los mismos y en las redes sociales. En Crespo, como en otras partes del país, a lo largo de este año, se han registrado varios casos, por lo que se buscan distintas herramientas para contrarrestar este flagelo.

El miércoles de la semana anterior, una joven estudiante de una entidad educativa secundaria local, fue atacada cuando regresaba a su casa, en Avenida Seri, casi Yrigoyen (es decir, en pleno centro crespense) por 6 alumnas del mismo establecimiento. En desventaja, no pudo evitar recibir rasguños y golpes varios.

El último antecedente de un caso parecido en la ciudad, se registró el 2 de septiembre pasado, cuando una adolescente de 13 años fue atacada en la vía pública (en inmediaciones de calle Alberdi) por menores de similar edad. Todo se inició por una disputa a través de las redes sociales, que lamentablemente se dirimió en las calles, con una chica lesionada.

Pero el caso que más se recuerda, ocurrió en 2012, cuando una nena de 11 años, fue atacada en cercanías de la Biblioteca Popular por niños de 9 y 10 años, provocándole heridas en su rostro, lo que encendió una luz de alerta en ese momento, pero a pesar de las medidas tomadas y de acciones llevadas a cabo por distintos actores de la sociedad, las estadísticas sobre estos hechos, siguieron aumentando. En todos los casos, por ser menores e inimputables, no hubo penas para los agresores.

La Lic. en Psicología, Evelyn Acebedo, quien se especializó en bullying, en diálogo con El Observador expresó que “lamentablemente es una temática que frecuenta tanto los consultorios como las aulas y que no siempre es bien abordada o manejada, tanto en los hogares como en las instituciones educativas. Es la conducta de un sujeto sobre otro, pero no unilateralmente, sino que el primero, busca tener la complicidad del resto del grupo social. Cuando se da en niños, es donde más los padres reaccionan y visitan a los profesionales, pero en los adolescentes, muchas veces se lo toma como parte de la turbulencia de esa etapa de la vida y no debería ser así. Cuando hay bullying, no importa la edad y si la agresión es física o verbal. Es una situación muy difícil de manejar para la víctima”.

Acebedo expresó que “siempre hay que tener en cuenta que la persona violenta o que está instigando a otros a llevarla a cabo, muy probablemente está pasando por alguna circunstancia familiar muy complicada y por lo cual es importante que pueda manejarlo a través del diálogo. Es necesario poder sentarse y conversar con él, ver qué le está pasando y por qué está tomando esas decisiones. Hoy vemos que en las mujeres, hay una agresividad mucho más alta a la que se tenía en otros tiempos”.

– ¿Hay acompañamiento de los docentes y/o directivos de las escuelas para desterrar este problema de la “nueva era”?

– Vamos a ser realistas: muchas veces es más fácil mirar para otro lado o tomarlo como un hecho aislado, pero cuando hay agresión física, deberían hacer participar a los padres, comunicar qué está pasando. Cuando hay agresividades dentro del establecimiento es la escuela la que tiene que hacerse cargo de mediar y ver la forma que no evolucione a cuestiones más graves.

– En este caso fueron 6 chicas que golpearon a una, pero fuera del establecimiento…

– En casos como estos, siempre hay una persona cabecilla o líder, que da el primer paso… Es sumamente importante que desde las instituciones se cite a los padres y se hable con ellos, no de una manera acusatoria, sino para tratar de resolver los problemas que tienen esos chicos.