“Protocolo de empresas familiares”: Secretos para un traspaso generacional sin dificultades y en armonía

En Argentina, las pymes familiares representan el 80% del tejido empresarial, generando miles de puestos de empleo. Pero así como se les destaca su gran fortaleza, por los lazos que hay entre los socios, también tienen sus debilidades. Estudios a nivel nacional e internacional revelan que 7 de cada 10 empresas de este tipo sufren dificultades durante la tercera generación. “El abuelo la creó, el padre la hizo crecer y el nieto la fundió”, se suele decir, pero remarcan los especialistas, que “eso ocurre cuando no hay planificación para asegurar la supervivencia a largo plazo”.

En ocasión de su última visita a Crespo, el Lic. Ceferino Sain, asesor y consultor en empresas familiares, en una charla brindada en el Centro Comercial, habló sobre los desafíos que tienen las mismas. En ese marco, destacó el rol que le cabe al fundador, “que tiene que darse cuenta en el momento correcto, cuándo debe empezar a preparar a su sucesor y cuándo tiene que retirarse. Todo ese proceso, requiere determinadas condiciones para que se vaya tranquilo, con la seguridad que el negocio quedó en buenas manos y para que no sea necesaria su vuelta. Porque hay situaciones, donde se va un tiempo y regresa, lo que es un error, porque desautoriza o desmoraliza a quien dejó al frente, que puede ser uno de sus hijos. Mientras se da toda esa etapa previa, tiene que prepararlos para que sean ‘buenos dueños’ y ‘dueños responsables’, para que no ‘quemen’ la empresa cuando él ya no esté. Hay que tener siempre en claro que lo que se hereda es precisamente la propiedad, no la capacidad del fundador para realizar lo que se estaba haciendo. Y éste último debe entender también que hay nuevos paradigmas, visiones y miradas, porque el mundo cambió, los proveedores y clientes no son los mismos y en ese sentido, los hijos tienen mucho para aportar”.

Sain remarcó la necesidad de que cada empresa tenga una estructura propia para cada una de las etapas del negocio. “Hay que saber separar familia, propiedad y gestión. La empresa debe tener estructura, un organigrama, definición de funciones y responsabilidades. Hay que sentarse una vez por semana y saber separar bien, cuando estamos en una junta de accionistas, mirando números y rentabilidad de negocios, como también es importante ver dónde conversamos si va a entrar una cuñada o un yerno a la empresa, que no debe ser en dicha junta, porque miramos rentabilidad, en la gerencia tampoco, porque miramos cuestiones operativas de la empresa. Desde 1980 se inventó el ‘Consejo de Familia’, que hace el famoso PROTOCOLO FAMILIAR, para tener un acuerdo de voluntades que todos los integrantes realizan y así llevar adelante en armonía el negocio”.

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