Proponen desarrollar en Argentina nuevas tecnologías para lograr más producción con menos impacto ambiental

Frente a un mundo con una población creciente y cada vez más demandante de alimentos, los especialistas ponderan el rol de Argentina en ese sentido y lo destacan entre los países de mayor potencial en producción agropecuaria. Es que entre las numerosas ventajas comparativas que tiene, está la diversidad de climas y suelos, como así también un capital humano específico y especializado aplicado al sector. Además, se emplean innovaciones conservacionistas, como la siembra directa, la biotecnología y nuevas tecnologías de información y agricultura de precisión, que ayudan en ese objetivo.

Fernando Andrade, investigador del INTA y del CONICET, expresó que “es necesario realizar ajustes en la agricultura argentina para asegurar una producción sostenible, o sea aquella que permita satisfacer de manera continua y equitativa, las crecientes necesidades de la población mundial”. Aseguró que para proyectarse hacia 2030 “aún quedan cosas por resolver y mejorar en varios aspectos, como el uso de plaguicidas, la deforestación y los monocultivos que resultan en contaminación, degradación de los suelos, pérdida de biodiversidad, excesos hídricos y emisiones de gases de efecto invernadero”.

Agregó que “Argentina tiene una gran responsabilidad en materia de seguridad alimentaria para los próximos 20 años, por ser uno de los países con mayor potencial para producir. Debemos enfocar nuestra capacidad creativa e innovadora en adaptar, transferir y desarrollar tecnologías para lograr mayores producciones con menos impacto ambiental”, subrayó.

Por su parte, Roberto Cittadini, técnico del INTA en Labintex (Francia) fue más allá y analizó que “el mundo es uno solo y la posibilidad de generar los cambios necesarios para hacerlo sustentable nos incumbe a todos”. En esta línea, detalló que “hoy, la sociedad le demanda al sector agroalimentario innovaciones para ampliar su producción y el valor agregado, al tiempo que pide un desarrollo equilibrado de los territorios, el cuidado del medioambiente, la producción de energía y los cambios en los regímenes alimentarios, entre otras cuestiones. Somos dependientes de mercados que serán cada vez más exigentes y cambiantes y que obligarán también a profundas transformaciones de nuestro propio sistema agroalimentario”. En este sentido, agregó: “Debemos estar atentos e integrados a las evoluciones que se suceden a nivel mundial y a su vez, mejorar nuestros propios sistemas de innovación y aprendizaje, para que seamos capaces de construir nuestras propias opciones para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo”. Es que, de acuerdo con Cittadini, el cambio climático producido por el hombre es “un telón de fondo que exige un nuevo principio para la ciencia y el reconocimiento de la incertidumbre, en lugar de la búsqueda de certeza”.

Eduardo Levy Yeyati, director del programa “Argentina 2030”, aseguró que “el agro es generador de crecimiento, de tecnología y de divisas”, al tiempo que especificó: “Todo esto lo convierte hoy en una de las columnas vertebrales del desarrollo del país”. Para ilustrar su explicación, se refirió al caso del Malbec: “Si bien se exporta un producto primario, cuenta con todo un desarrollo que lo reposiciona en mercados como el europeo de la mano de las manufacturas, los servicios, la instalación de marca, su distribución y hasta el diseño de etiqueta”. Y concluyó: “Argentina debería ser una potencia agropecuaria premium, si quiere ser el supermercado del mundo, que son los que efectivamente generan más divisas por el mismo nivel de insumos y trabajo”.

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