Preocupan casos de psitacosis, enfermedad transmitida por loros y otras aves

En las últimas semanas en el país se registraron casos de psitacosis, una enfermedad infecciosa aguda y generalizada, causada por la Chlamydia psittaci, un tipo de bacteria que se encuentra en los excrementos de pájaros infectados, en especial loros y cotorras, los cuales la transmiten a los humanos. También puede estar presente en canarios, jilgueros y palomas, que cuando están enfermos, eliminan la bacteria al medio ambiente a través de secreciones oculares o respiratorias, excrementos y polvo de las plumas. Al secarse, permanecen en el aire y son aspiradas por las personas, que de esta forma se infectan.

En Entre Ríos hubo 2 casos en los últimos días, uno en Paraná y otro en Gualeguaychú, en ambas situaciones, transmitidas por loros, que las familias trajeron a sus viviendas. La psitacosis puede presentarse con infección sin síntomas evidentes, a un cuadro febril inespecífica y hasta con una neumonía. Generalmente comienza con dolor de cabeza (síntoma constante), decaimiento general, fatiga y cansancio. A las 24-48 horas comienza la tos con expectoración escasa. También pueden aparecer ictericia (la piel se pone amarilla), esplenomegalia (aumento del bazo) y otras alteraciones, se informó desde el Ministerio de Salud. Si bien la enfermedad suele ser leve o moderada, puede ser grave, especialmente en los adultos mayores y ancianos que no reciben tratamiento.

Según se explicó a El Observador, “las personas con psitacosis deben recibir antibióticos durante 14 días y los contactos de la persona enferma con familiares o compañeros de trabajo, deben ser controlados, para identificar la aparición de síntomas en forma precoz”.

Para prevenir esta enfermedad, se recomienda no capturar aves y pájaros silvestres, ni comprarlos. Cabe recordar que la psitacosis es de denuncia obligatoria, de acuerdo a la reglamentación de la Ley N° 15.465, que en su artículo 4° exige la información de casos cuando el médico asista o haya asistido a un portador, cuando el veterinario sospeche de la enfermedad en animales o cuando el laboratorista haya realizado análisis que comprueben o permitan sospechar la presencia de esta patología.

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