Pr. José Plescia, de “Una luz en el camino”, dice que la gente hoy necesita “esperanza y aliento”

plescia-1600x1200Visitó esta semana el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el pastor y licenciado José Plescia (70), conocido internacionalmente por ser el conductor durante más de 20 años del reconocido micro “Una luz en el camino” y por brindar conferencias y charlas en Argentina y muchos otros países, organizadas por la Iglesia Adventista. En diálogo con el Cont. Fernando A. Huck, director de El Observador, dio su opinión sobre temas de actualidad y cómo a través de un mensaje radial se busca ayudar a personas deprimidas, estresadas y con baja autoestima.

– Tiene una trayectoria de casi 40 años de pastor…

– Sí. Me recibí en Libertador San Martín en 1977. Al principio trabajé en Rosario, después en Venado Tuerto, Córdoba, Buenos Aires y a partir de 1996 empecé a hacer “Una luz en el camino”, que como estoy jubilado, quedó en manos del psicólogo y licenciado Rodrigo Arias. Igualmente sigo abordando un tema por semana. Es bueno dejar a personas más jóvenes que sigan con este programa que tiene 52 años en el aire y que lo emiten unas 800 radios de Latinoamérica y España. Lo fundó el Dr. Enrique Chaij, el 2 de junio de 1964. Salía en vivo y en directo por “Radio El Mundo” de Bs. Aires, pero con el tiempo se fueron sumando otras emisoras. Yo soy adventista desde 1969. Era un cristiano convencional no practicante y un día encontré una Biblia de mi padre sobre una mesa y dije “¿qué es esto?”. Empecé a leerla y me gustó tanto que de repente apareció la fe. Un año después conocí la Iglesia Adventista y entré medio asustado, curioso y le dije a mi novia, “si no nos gusta, nos vamos”. Pero nos gustó su doctrina bíblica y nos quedamos hasta ahora…

– ¿Qué se busca transmitir con “Una Luz en el Camino”?

– El programa siempre trata de dar aliento, esperanza, se trabaja mucho la autoestima. Con el sentimiento de culpa y la autoestima débil, la persona queda en la lona. El número de personas depresivas se ha triplicado en los últimos 50 años. Recuerdo algunas historias, como cuando hablé sobre “los espejos y el orejudo” y del problema de la autoestima que afecta a mucha gente. Cuando nace, del niño todos hablan bien, lo miman, lo besan, lo acarician, pero un día va a comenzar a caminar solo por la vida… Siempre cuento de un nieto mío, que aprendía a caminar, venía tambaleante, se empezó a caer, se agarró del mantel y cayó con el mismo y toda la vajilla. Entonces mi hija gritó: “Este niño me vuelve loca”. En ese momento, es como que el chico hubiera visto que ese espejo donde se veía perfecto, se le volvió cóncavo o convexo, que deforma la imagen y su autoimagen comienza a afectarse… Y del resto se encarga la vida, porque metimos el pie en esto, fracasamos en aquello y la gente llega a adulto con una autoestima pobre. Suelo contar que cuando yo era pequeño, salí a un recreo de la escuela gritando “Viva River” y me agarraron los chicos de Boca, me pegaron y me hicieron de Boca a la fuerza. Hoy si encuentro a esos chicos, les daría un beso porque me han hecho feliz: Boca ha ganado de todo. Enseguida se armó un partido a la pelota y estaba el “matoncito” del grupo que decía de qué jugaba cada uno y a mí me dejó para lo último y me dijo “vos orejudo jugá de 11” y a partir de ese momento, no me llamé más José, todos los chicos me llamaron “Oreja”, “Orejón” u “Orejudo” y me dolía hasta el punto que cuando llegué a la adolescencia, donde se empieza a mirar a las chicas, pensaba “que las voy a mirar, si soy un orejudo”. Ya la autoimagen está afectada. Como a los 15, mi vecinita me dice “Tenés novia?”, “¿te gustaría tener?”. Me gustaría le dije, “pero si todos me dicen ‘El orejudo’, ¿quién se va a fijar en mí?” Ella me contesta que me lo dicen de malos, “vos tenés unas lindas orejas” y yo pensé que me lo decía por compasión. Entonces llegó un momento en la vida donde dije con orejas o sin orejas tendré que tener una novia. Me encontré a mi señora, pero la autoestima venía herida. A veces desde la niñez se afecta a mucha gente. En ese marco, nosotros tratamos en el micro de dar un mensaje de aliento, de optimismo. Eso hizo que el programa durara más de 50 años. Si uno multiplica 5 minutos por 800 radios que nos emiten, son casi 70 horas por día que estamos en el aire de Latinoamérica y España…

– Usted ha dado muchas charlas a nivel nacional e internacional…

– He estado en muchos lugares, en Argentina todo el tiempo, suelo ir a otros países de Latinoamérica, también a Estados Unidos, España para hablar de todos estos temas, del estrés, ansiedad, depresión, temor, obsesiones… Hoy la familia moderna se encuentra muy afectada, cuando casi no existe la familia, por los divorcios, separaciones. Eso produce un gran estrés, por los problemas que sobrevienen en una separación, donde entran los inconvenientes legales, abogados, juicios, tironeo por los niños. Estamos en un momento difícil, donde la gente necesita esperanza y aliento. Y los hombres podemos contar que hay un Príncipe de la Esperanza que se llama Jesús. Aconsejamos leer una Biblia, tomar el Nuevo Testamento, leer la vida de Jesús. La fe mueve montañas y si necesita una Biblia la regalamos, llamando gratuitamente al 0800 555 0201 y piden el curso bíblico “La Biblia habla”. Se lo envían por correo… Es el libro más leído y vendido del mundo, que se ha sobrepuesto a las persecuciones y problemas y que sigue hablándonos… Estamos en un momento difícil de nuestro planeta donde reina la violencia. Es un mundo que espanta y no necesitamos estar cerca del terrorismo. Yo vivía en Buenos Aires y en el tren me apuntaron con una pistola. Es un mundo que asusta; Jesús lo anticipó y dijo que en la Tierra habría angustia de la gente… Todos los cristianos creen que Jesús va a regresar, de cualquier Iglesia, porque eso es bíblico y estamos a las puertas del regreso de Jesús, que va a arreglar este mundo que el hombre no puede arreglar…

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.