Pordomingo: “La meta es producir más carne con la misma cantidad de animales”

Especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria aseguran que el panorama para la ganadería es positivo, pero remarcan que se transita “un cambio estructural en un escenario de crecimiento y oportunidades”. Cómo producir más carne con la misma cantidad de animales para abastecer el mercado global, en sintonía con el interno, es el desafío que el sector tiene por delante.

Aníbal Pordomingo, coordinador del programa “Carnes y Fibras” del INTA, destacó la necesidad de “pensar una estrategia a mediano y largo plazo, que implique producir más terneros y retener más vacas en el rodeo”, al tiempo que se debe analizar el tipo de productos que se comercializan en el mercado global, especialmente en el asiático.

De acuerdo con el coordinador del INTA, es importante llegar a dichos países, “con carne de novillo o productos de la cría” y subrayó el “gran potencial que presenta el norte argentino con posibilidades de generar el producto para ese mercado”.

En ese sentido, alertó sobre los riesgos que implica que China sea el único traccionador de la demanda externa: “Hoy, el 75 % de la exportación de carne argentina está ubicada en ese país asiático y si bien es una muy buena oportunidad para nuestro país, tiene algunas desventajas, como la dependencia, lo que implica quedar muy expuestos ante cualquier cambio sobre la decisión de compra”. En consecuencia, el coordinador subrayó que “la estrategia de crecimiento está en la diversificación de mercados, como llevan adelante Uruguay y Australia”.

Con respecto a los desafíos del sector a corto plazo, el técnico expresó: “Hace 30 años hablamos de la necesidad de producir más terneros en Argentina, pero hoy, generar más terneros por vaca entorada pasa a ser una necesidad. La meta es producir más carne con la misma cantidad de animales”. Para ello, consideró fundamental que nuestro país aumente el índice de procreo, es decir, debemos lograr producir más terneros por cada animal, además, de alcanzar más kilos de carne individuo faenado.

 

“Las perspectivas son muy buenas”

 

Por su parte, Sebastián López Valiente, técnico del mismo organismo, señaló que “las perspectivas son muy buenas, hay muchísima proyección, además que hay posibilidades que se siguen abriendo. Argentina mantiene un buen estatus sanitario y una oferta de carne de calidad a los mercados”, al tiempo que reconoció que el tratado con la Unión Europea, “será un paso muy importante para la apertura de nuevos mercados extra comunitarios”.

En cuanto a las metas, López Valiente no dudó en confirmar que están las capacidades para lograr más terneros y posiblemente, más kilos por cabezas por superficie que generemos. “Para lograr esto, desde el INTA creemos que hay tecnología disponible para lograrlo y no hay dudas que el productor ganadero nacional sea capaz de realizarlo y posiblemente, el mercado y los precios traccionarán para que se realice”.

 

Cambios de hábito y nuevos mercados

 

Así como China se sumó al consumo de carnes rojas e impulsa la compra de cortes bovinos al mundo, existen a escala mundial otros cambios de hábitos alimenticios que plantean nuevos escenarios, oportunidades y desafíos. Tal es el caso de la población argentina, en especial, las nuevas generaciones, cuyas preferencias y hábitos varían en línea con las tendencias mundiales de alimentación más saludable y sustentable. Asimismo, el acceso a la información más global y las historias de vida ya no tan arraigadas a las tradiciones alimenticias de los pueblos, “impulsan una ingesta de proteínas más diversa que alcanza, incluso, a las proteínas vegetales” remarcaron desde el INTA.

“La ganadería tiene que asumir que la carne bovina juega un partido muy equilibrado en el mercado interno con las otras carnes, como nunca había sido”, subrayó Pordomingo y en esta línea, confirmó que “el consumo de la de cerdo está sustituyendo a la vacuna de un modo muy rápido, inclusive, este año, por primera vez en la historia, el consumo de carne aviar superó a la bovina”.

De todos modos, reconoció que “a pesar de la coyuntura económica de nuestro país y las nuevas tendencias alimenticias, no se modificó el consumo total de carne por habitante por año, sólo que ahora, la canasta es más amplia… El argentino tiene un consumo de proteínas de origen animal muy alto a escala mundial que supera los 100 kilos de carne por habitante por año”.

 

¿Falta mano de obra?

 

Desde el Instituto sostienen que entre las dificultades que enfrenta la ganadería en el país, está la baja disponibilidad de mano de obra. “Hay una resistencia cada vez mayor a realizar tareas de manejo en el campo, en especial, por parte de las nuevas generaciones”, indicó Pordomingo, quien llamó a los productores a “buscar la forma de transformarse”.

En este contexto, la automatización de los procesos juega un rol trascendental a la hora de aumentar la eficiencia y perfeccionamiento de las tareas, además de hacer más simple, atractiva y atrayente la vida en el campo.

 

Adoptar tecnología, clave para crecer

 

Los avances tecnológicos innovadores se afianzan en el campo con el objetivo de lograr una producción más eficiente, certera y previsora. Para Pordomingo, resulta “trascendental” la implementación de herramientas que permitan alcanzar una mayor diferenciación del sector. “Necesitamos impulsar el aumento de la eficiencia productiva de la mano de la automatización de los procesos, para luego, con el análisis y entrecruzamiento de los datos obtenidos, tomar mejores decisiones de manejo rápidas y precisas”, aseguró.

En este sentido, reconoció el gran aporte de las tecnologías innovadoras a la actividad y destacó los sistemas de alerta, de alarmas, los sensores, los chips, los GPS y los monitoreos automáticos. También, aquellas herramientas de análisis e interpretación de todos los datos disponibles online como la inteligencia artificial, el Big Data y el Machine Learning, entre otras.

Además, subrayó el gran aporte que hace y hará la edición génica al sector, tanto en el mejoramiento en animales como en plantas en beneficio de la producción sustentable y la predictividad de los resultados, en especial, en ambientes extremos.

Mediante esta herramienta es posible incorporar, en el genoma de los animales, alelos, genes o rasgos deseables de otras razas, o bien inhibirlos para mejorar la producción y calidad de los alimentos, así como favorecer el bienestar animal y la sanidad.

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