¿Por qué hay cada vez más terremotos, huracanes e inundaciones?

En cuestión de un mes, el continente americano sufrió 5 huracanes de magnitud considerable (Harvey, Katia, Irma, José y María) y 2 terremotos que devastaron el sur y el centro de México, uno el 7 de septiembre y otro el martes pasado. Según los especialistas, no hay una relación directa entre huracanes y terremotos, pero sus consecuencias son devastadoras. “No hay que confundir un problema meteorológico con uno de geodinámica del interior de la tierra” señaló el director del Instituto Nacional de Prevención Sísmica, Alejandro Giuliano. Ambos fenómenos tienen una explicación natural separada y mientras los huracanes se pueden monitorear y pronosticar, aún no hay tecnología para predecir los terremotos.

El profesional, en diálogo con Jésica Roth en “Diario 6” de Canal 6 ERTV, ejemplificó que “la bomba atómica que hubo sobre Hiroshima (1945) correspondería a una energía liberada de un cismo de magnitud 6. Como la escala de Richter es logarítmica, pasar de un grado a otro no es lineal, por lo que uno de magnitud 7.1 grados (como el ocurrido en México esta semana) representa por ejemplo, 31 veces más energía liberada que la bomba antes mencionada”.

Sobre las consecuencias que dejó este nuevo sismo, explicó que “evidentemente México tiene reglamentos muy buenos y cuenta con un nivel académico excelente en la materia, pero el cumplimiento no ha sido eficiente, porque una construcción si bien se puede dañar fuertemente ante un terremoto importante, no colapsar total ni parcialmente como pasó, ya que hubo 50 edificios muy afectados en el Distrito Federal, lo cual muestra que no se han aplicados los reglamentos actuales. En Argentina tenemos 5 zonas sísmicas. En San Juan y Mendoza por ejemplo, hay un control exhaustivo de las construcciones después del terremoto que tuvimos en 1944, control que ejerce el poder provincial sanjuanino y en Mendoza lo hace el municipio” detalló.

 

 

¿CAMBIO CLIMÁTICO? 

 

En diálogo con este medio, el meteorólogo Carlos Sotelo, opinó sobre los huracanes, ocurridos en el marco de un ciclo anual que se produce por las altas temperaturas del agua y el aire en el océano durante el verano boreal. El especialista detalló que “para la formación de un huracán, necesitamos un núcleo de tormenta que se vaya desplazando en forma conjunta sobre el Océano y que la temperatura de los primeros 15 a 50 metros de profundidad del agua, estén por encima de los 26 grados” y aclaró que la diferencia con un tornado por ejemplo, es que éste “se forma sobre la tierra y no sobre el agua. Hay además diferencias en cuanto a las dimensiones: en el primero hablamos de miles de kilómetros de ancho, mientras que el tornado tiene apenas unos cientos de metros de extensión, que tiene poco tiempo de vida y el huracán, una semana prácticamente. Y al ser días y días de viento y lluvia, este último, es mucho más devastador”.

– En Argentina no hemos sufrido esas catástrofes, pero hay varias provincias que tienen serios problemas de inundaciones, ¿qué perspectivas climáticas hay para esta primavera?

– Tendremos una primavera húmeda. El fenómeno “El Niño” se va a mantener en neutralidad hasta el trimestre de marzo, abril y mayo. Uno quisiera que haya menos lluvia, sin embargo para los próximos meses, vamos a tener precipitaciones por encima de lo normal, principalmente en el sur del Litoral. Curiosamente en la Patagonia habrá déficit de precipitaciones en la zona costera. En provincias del norte del país se pronostica una primavera con temperaturas por encima de lo normal…

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