¿Por qué es fundamental que las personas tengan una buena “salud bucal”?

La salud bucodental se puede definir como la ausencia de dolor orofacial, caries, pérdida de dientes y otras enfermedades que limitan, en la persona afectada, la capacidad de morder, masticar, sonreír y hablar, lo que repercuten en su bienestar psicosocial. Se estima que entre el 60% y 90% de los niños en edad escolar y casi el 100% de los adultos, tienen caries en sus piezas dentales, las que pueden prevenirse manteniendo de forma constante una baja concentración de fluoruro en la cavidad bucal. La mala alimentación, el tabaquismo y el consumo nocivo de alcohol, están entre los principales factores de riesgo para sufrir algunos de estos trastornos.

Desde la Sociedad Argentina de Odontología se explicó que “miles de lesiones en las piezas dentarias y encías detienen su avance y hasta pueden revertirse, cuando cada individuo, cualquiera sea su edad, implementa en su hogar los cuidados bucales como parte de una rutina diaria”. Los mismos se asientan en dos pilares básicos y “no negociables”, que son: la higiene bucal y una alimentación saludable.

“En la cavidad bucal conviven miles de microorganismos que forman parte del ecosistema bucal. Ellos participan en la formación de una biopelícula incolora y pegajosa, que se adhiere a los dientes y utiliza los restos de alimentos, especialmente el azúcar, para su desarrollo. Algunos de ellos son protectores de la cavidad bucal y hasta participan de la digestión de los alimentos. Otros en cambio, tienen la capacidad de desarrollar lesiones en encías y formar ácidos a partir de los azúcares de los alimentos, favoreciendo el desarrollo de las caries dentales”.

La SAO destaca que es necesario el cepillado de lengua, dientes y los espacios entre ellos con pasta dental fluorada, complementado con enjuagatorios fluorados y la higiene de prótesis y aparatos de ortopedia con cepillo y pastas no abrasivas. Por otra parte, “una alimentación equilibrada es la base para una buena salud general y bucal, pero algunos alimentos pueden ser riesgosos y causar pérdida de minerales del diente. En ese marco, los dulces y el azúcar son reconocidos como los principales causantes de las caries, pero su peligrosidad dependerá del tiempo que permanezca en contacto con las piezas dentales. Los pegajosos, como golosinas, galletitas, barritas de cereal, budines y tortas, son altamente cariogénicos. Los de mayor solubilidad, como helados, leche chocolatada y refrescos, tienen menores riesgos, por la escasa permanencia en la cavidad bucal. Alimentos con alto contenido de almidón, como el pan, papas, cereales y legumbres, no son tan cariogénicos como el azúcar, pero sí peligrosos porque se fijan con mayor firmeza a los dientes, no son barridos por la saliva y los ácidos que se forman permanecen mayor tiempo en contacto con el esmalte dentario. Las gaseosas, jugos de frutas naturales o preparados, ayudan al progreso de las caries dental y por su nivel de acidez, favorecen a la erosión dental, aunque sean dietéticas.

La clave para comer adecuadamente, “no es prescindir de estos productos, sino saber comerlos en la medida justa y en los momentos adecuados del día, evitando el picoteo entre horas. No sólo lo que uno come, sino cuándo lo come, es lo que marca la diferencia para la salud bucal. Las comidas principales son la mejor oportunidad, porque hay mayor flujo salival que permite un rápido barrido de los alimentos”. Además, subrayan desde la entidad, que el mayor consumo de azúcar no sólo es un riesgo para caries, sino también predispone a otras patologías, como la obesidad y la diabetes.

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