Por la pandemia, aumentaría la miopía en niños y jóvenes

El confinamiento como consecuencia de la pandemia de COVID-19, provocó que se adopten nuevos hábitos en las rutinas diarias. El teletrabajo, las clases remotas para niños y jóvenes y la gran cantidad de propuestas de entretenimiento on line, para cada una de las edades, generó que prácticamente todas las personas pasen muchas más horas dentro de sus hogares y delante de las pantallas digitales. La contrariedad es que la misma tecnología que ayudó a mantener la vida laboral y los estudios al día, también pueden causar o aumentar problemas visuales. Por ejemplo, los chicos, que antes destinaban las tablets, notebooks y teléfonos celulares solamente al ocio, comenzaron a utilizar estos dispositivos para sus estudios y video-llamadas con parientes y amigos, recargando su uso.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud señala que, en 2050, una de cada dos personas sufriría miopía, uno de los trastornos más comunes de la vista. Se clasifica entre las condiciones denominadas como “errores de refracción”, en los que el ojo no puede enfocar claramente objetos distantes. Su daño es progresivo y en los casos más graves, puede provocar dificultades de adaptación a la vida social y laboral, como también ceguera.

El presidente del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), Pablo Daponte, expresó que “es muy posible que el grado de miopía, tras la pandemia que estamos viviendo, aumente significativamente en poblaciones infantiles y juveniles. Los adultos también pueden tener problemas oculares por la exposición prolongada a las pantallas, ya que incide a que el ojo se acostumbre a enfocar a corta distancia y la visión se adecuará a funcionar siempre en ese rango. Un examen de ojos por un médico oftalmólogo ayudará a determinar si algo en el sistema visual no está bien, no se limita solo a prescribir anteojos, sino que además puede detectar precozmente enfermedades asintomáticas”.

Desde la CAO recomiendan tener en cuenta los siguientes consejos: “Ajustar el brillo de las pantallas, porque cuando se utiliza de manera excesiva, sin ser necesario, lo único que se logra es forzar la vista y generarle daños a largo plazo; es importante mantener una buena postura corporal y distancia frente al monitor de la PC, la TV y otros dispositivos móviles, evitando los reflejos de otras fuentes de luz y emplear siempre buenas condiciones de iluminación. Además, se pueden utilizar gotas oculares, siempre con prescripción oftalmológica”.

LA REGLA DEL 20-20-20

Daponte explicó que “es fundamental limitar la exposición a la luz azul nociva, ya que puede causar una fatiga visual significativa y sintomática. No hay un tiempo máximo por encima del cual se pueda confirmar que habrá un daño visual, sino que dependerá de cada persona, de sus exigencias visuales, de su edad y sus características oculares, estructurales y funcionales. Por lo cual, al sentir que los ojos muestran agotamiento, porque pican o están irritados o dejan de enfocar bien el texto de la pantalla, se recomienda detener la actividad por un momento y apartarlos de la tarea que los sobrecarga. Una buena idea es la regla del 20-20-20, que prescribe que cada 20 minutos una persona debe desenfocar lo que está mirando por 20 segundos y enfocar algo que se encuentre a unos 6 metros de distancia aproximadamente. De esta manera, se logra que los ojos no estén enfocando en distancias cortas durante tanto tiempo”.

En los niños, se aconseja fomentar las actividades al aire libre para evitar el aumento de la miopía, en las cuales se utiliza la visión de largo alcance, para ver elementos y personas que están lejos, sin olvidar que estas actividades exigen una protección adecuada del sistema visual.

MEJORAR LA ALIMENTACIÓN

La institución que preside Daponte además señala que “es importante adoptar hábitos saludables, porque como ocurre con la salud del cuerpo, el sistema visual también necesita de algunos nutrientes esenciales para reducir los efectos nocivos de los elementos digitales y otros factores que lo dañan. En ese marco, se aconseja tomar más ácidos grasos esenciales omega 3, vitaminas A, C y E, zinc y antioxidantes”.

En los niños se sugieren controles cada 3-5 años y en el ingreso escolar. En los adultos, como regla general, por lo menos una vez al año, para detectar y tratar adecuadamente problemas y enfermedades oculares.

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