Por falta de aspirantes a ser sacerdotes, cierra el Seminario de Gualeguaychú

Décadas atrás, era prácticamente una tradición en muchas familias, que al menos un integrante de las mismas sea sacerdote o monja. El paso de los años fue cambiando rotundamente ese pensamiento y hoy, son cada vez menos las vocaciones y por ende, menos religiosos que se tendrá a futuro, lo que genera preocupación y fuertes debates en la Iglesia Católica. Esta semana se confirmó el cierre del Seminario “María Madre de la Iglesia” de Gualeguaychú, uno de los lugares de formación de curas en la provincia.

Monseñor Héctor Zordán, arzobispo de Gualeguaychú, dijo que “la formación de los futuros sacerdotes es siempre una de las preocupaciones más importantes de cada obispo, compartida por su presbiterio, al mismo tiempo que involucra a todo el Pueblo de Dios. La intuición pastoral y el coraje apostólico de Mons. Pedro Boxler, acompañado por el clero de ese momento, dio inicio, en agosto de 1982, al Seminario diocesano, radicado primeramente en la Abadía del Niño Dios de Victoria y luego –desde abril de 1988–, en Gualeguaychú. En estos más de cuarenta años, el Seminario formó esmeradamente a generaciones de sacerdotes para nuestra Diócesis; también, en un período de su historia, para la de Zárate-Campana y en la actualidad para la de Tacuarembó (R.O.U.). Sin lugar a dudas este centro formativo se ha ganado un lugar importante en el afecto de nuestra gente y en la estructura organizacional diocesana, configurándose verdaderamente como ‘el corazón de la Diócesis’. En las últimas décadas la cultura de nuestro pueblo y de la Iglesia ha cambiado radicalmente. En el presente nos toca afrontar retos exigentes y sabemos que ‘los nuevos desafíos educativos exigen renovarse para hacer eficaz la misión’. Por otro lado, en la actualidad se ha reducido mucho el número de los aspirantes al ministerio sacerdotal en todas las diócesis del país, y la escasez de formandos en nuestro Seminario no nos permite ofrecerles una formación de la calidad que se requiere, sobre todo en la dimensión comunitaria, en el necesario intercambio y en la confrontación que hacen mucho más fecundo el aprendizaje. En vista de esto, después de un largo proceso de discernimiento y maduración –que incluyó la oración, la confrontación de ideas, la búsqueda y evaluación de diversas posibilidades, la consulta al equipo de formadores, al Colegio de Consultores, al Consejo Presbiteral y a otras personas involucradas en esta misión–, hemos decidido pedir ayuda a la Iglesia diocesana de Mercedes-Luján para que, desde el comienzo del próximo año, nuestros seminaristas puedan continuar su formación –en las dimensiones humana, espiritual, pastoral y académica– en el seminario Santo Cura de Ars de aquella Arquidiócesis. Consideramos que ese centro formativo ofrece las condiciones necesarias para continuar este proceso. Por nuestra parte, un sacerdote de nuestro clero será designado para acompañarlos y hacer de nexo con los formadores de aquel Seminario. Confiamos este paso que damos a María, Madre de la Iglesia, –bajo cuya protección continuamos poniendo a nuestros seminaristas–. Ella, que es modelo de todas las vocaciones, siga intercediendo por una mayor fecundidad vocacional en nuestra Iglesia diocesana…”.

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