Pastores afirman que “seguimos apagando incendios ocasionados por las políticas de diferentes gestiones”

A través de un comunicado, la “Asociación de Pastores Unidos de Concordia”, expresó su preocupación “ante la actual situación social, por todos conocida; duele ver el impacto de la crisis económica que estamos atravesando. A modo de ejemplo,  observamos que cada vez más personas viven del rebusque en los contenedores de residuos. Particularmente jóvenes, duele ver como caen debajo de la línea de pobreza tantos argentinos que padecen la pérdida de su fuente laboral, personas que siempre se ganaron todo lo que consumen con el sudor de su frente, personas que no estaban acostumbradas a la dadiva de otros, lo que significa un golpe a su dignidad. Como no es un detalle menor, personas que pese a trabajar, también están bajo la línea de pobreza. El impacto que esto genera es integral, tal cual lo expresado por uno de nuestros pastores: ‘La pobreza es la lepra de este siglo’. La desnutrición o la mala nutrición de nuestros niños no es un problema menor, esto los condiciona para siempre en su calidad de vida, por lo que esa generación, tiene casi garantizada la postergación y su imposibilidad de proyectar un futuro promisorio, por lo que quedará expuesta a posible manipulación de los poderosos a los que la pobreza, por lo menos económica, no les alcanzó nunca. En lo que a nosotros respecta, se suman día a día familias enteras solicitándonos asistencia de alimentos y ropas, o calzados. Pero además, el impacto en el estado emocional y espiritual reflejado en sus rostros, es doloroso. La demanda de esta cruda realidad la enfrentamos como siempre lo hemos impulsado por el amor al prójimo. Como parte de una fe, práctica que nuestro señor Jesús nos ha enseñado… No claudicamos en ayudar, solo que también nuestra capacidad de respuesta es limitada, teniendo en cuenta que nos referimos a recursos que son genuinos y propios de quienes integramos esta comunidad de fe y además, debemos recordar que la asistencia social es un deber indelegable del Estado, por nuestra parte siempre estuvimos y seguiremos dispuestos y a disposición para colaborar con los respectivos gobiernos, mediante recursos humanos y físicos que disponemos. Suena fuerte, pero la verdad es que pasan los distintos gobiernos y desde nuestra trinchera seguimos apagando incendios ocasionados por las políticas de diferentes gestiones que continúan impactando negativamente en el ciudadano. Por otra parte, también nos hacemos eco del pedido de seguridad, que debe ser un tema competente al Estado y solicitamos desde ya que los actores competentes trabajen con urgencia, no solo para oír a los desesperados reclamos, sino para encontrar una solución a esta compleja problemática. Queremos que la Justicia sea justa y que quienes la interpretan y la aplican sean capaces de honrarla, actuando con la celeridad que demandan los distintos casos de victimas que día a día se van sumando al historial de alcanzados por la delincuencia. La Justicia también es un valor que no debe dejarse de lado si pretendemos habitar en paz y armonía social. No podemos dejar de mencionar la necesidad de reconocer que hace falta mejorar la atención sanitaria pública, a modo de permitir que los pacientes que acuden a lugares públicos sean debidamente atendidos, con la calidad de salud, sin horas interminables de espera por un turno, con los insumos correspondientes. Por último, pero no menos importante, nos preocupa la calidad educativa y todo lo que remite a ésta, como ser las condiciones edilicias en las que se encuentran muchas escuelas donde nuestros hijos deben acudir para su educación. Hace falta además de reconocer al trabajador de las distintas áreas mencionadas que el Estado imite el esfuerzo de estos y se esfuercen también para que tengan ámbitos dignos como ser estructural, edilicio como también los insumos necesarios a cada profesión y su condición laboral, incluida la económica. Ponemos de manifiesto y énfasis en una crisis que duele tanto o más que el dolor que produce la pobreza, nos referimos a la crisis moral en la que hemos sucumbido, crisis que estamos convencidos solo puede ser paleada por el aporte de valores y principios que contiene el Evangelio, lo que redunda en el valor y el respeto al otro, mediante la solidaridad y el deseo de superación tanto personal como social. Esa ausencia de valores se expresa entre otras formas, en la violencia con la que se vive, y aquí nos detenemos a enfatizar que la violencia no reconoce de géneros, ni clases sociales, nos expresamos en contra de la violencia, en todas sus formas. En un acto de justicia reconocemos el esfuerzo que se realiza desde el Estado, pero queda de manifiesto, que es un esfuerzo que no alcanza, no es suficiente… Solo basta agregar que cada día nos abocamos a trabajar, pero también a orar a Dios para que nos ayude a salir adelante y que permita a todos, asumir el rol responsablemente y podamos colaborar en la mejora integral de nuestros conciudadanos, que sabido es, se lo merecen”. 

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