Parte 7: A 25 años de la primera “Oktoberfest” en Crespo, sus protagonistas cuentan cómo la recuerdan

Desde hace 7 ediciones de El Observador y en el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTV, se siguen seguimos recordando, a 25 años (1996) la primera edición de las famosas y multitudinarias “OKTOBERFEST, FIESTA NACIONAL DE LA COLECTIVIDAD ALEMANA” y las “EXPO ENTRE RÍOS DEL MERCOSUR, COMERCIAL, INDUSTRIAL, AGROPECUARIA Y ARTESANAL”, organizadas por la “Colectividad Alemana de Argentina”, cuyo presidente es el Cont. Fernando A. Huck . Con la especial conducción de Alejandro Drescher, en la entrevista de ésta semana, participaron Marisol Roth (dirigente del “Grupo Coreográfico Edelweiss”) y su madre Blanca Rosa Albornoz de Roth, el constructor Javier Fontana y el músico José Puntín. Algunas de sus opiniones fueron las siguientes:

– (Alejandro Drescher) La Oktoberfest fue considerada por muchos como la “Fiesta de la ciudad”, más allá de que se organizaba desde una Colectividad… 

– (Roth) Sí, toda la ciudad se vestía de fiesta. Los negocios, las calles… Era un evento para todas las familias, con entrada gratuita, donde desde el más chico al más grande tenía un atractivo, como el parque de diversiones, el paseo en globo aerostático, la exposición, la parte musical, los bailes… Fue una fiesta vanguardista en muchos aspectos… El “Grupo Coreográfico Edelweiss”, a través de sus integrantes, colaboró muchísimo en ese momento. Yo no formaba parte en ese momento, pero sí mis padres y yo los acompañaba… La organización demandó mucho esfuerzo, horas y semanas de trabajo, sin horarios… Pero nadie se quejaba, porque se hacía con mucha alegría…

– (Albornoz) Yo le ayudaba a mi esposo en la parrilla, donde también estaban Alfonso Paúl, Don Oscar Münch y colaboraba en la elaboración de piroks. Recuerdo de la primera fiesta, cuando se cortaron decenas de repollos y se hacía el chucrut, en la cochera de Freiberger, en Urquiza y French. Era todo manual y se picaba con cuchillos. Mucha gente colaboraba. Se conformó un grupo muy lindo, unido y esa alegría que teníamos, hacía que no nos cansáramos, aunque estábamos todo el día parados, en nuestro caso, armando piroks…

– Una de las características de la fiesta, era la música que había no solamente en el escenario, sino en otras partes del predio ferial…

– (Puntín) Fue una satisfacción como músico, haber tenido la posibilidad de tocar en esa fiesta y que nos vea mucha gente de todo el país… Para todos los grupos, la Oktoberfest fue una vidriera… Tuve la posibilidad de tocar en la primera edición, que se hizo al aire libre y luego cuando se construyó en “El Castillo”. En ese momento, tocábamos mucho en Buenos Aires y encontramos gente de allá, que se venían a Crespo, exclusivamente a participar de la “Oktoberfest” y la “Expo”… He estado en muchas fiestas a nivel nacional de la comunidad alemana, pero de estas dimensiones, no. Hasta hoy lamentamos que se hayan dejado de realizar…

– Javier Fontana fue el constructor de una obra (El Castillo) que hoy es una realidad… 

– (Fontana) Tuve la suerte de formar parte de un grupo de trabajo que hizo la obra y de estar en sintonía con quien lo organizó y creyó en este proyecto: el Cont. Fernando Alberto Huck… Todos pusimos lo mejor para construir “El Castillo”. Lo siento una parte nuestra, con mis colaboradores… Es muy lindo cuando quedan cosas concretas que uno hizo en la vida…

– (Huck) Cuando contamos que Javier Fontana y colaboradores lo hicieron sin andamios, pocos lo pueden creer. Lo principal se hizo todo en muy pocos meses, aunque los pisos con cerámicos, nuevos baños, pinturas, etc. se hicieron después. Es una obra muy importante para más de 2.000 personas, con una gran planta baja, un primer y segundo piso, una terraza a 9 metros con 4 torreones de casi 14 metros de altura…

– (Fontana) Llegamos a ser 20 las personas que estuvimos trabajando en el lugar. Le metimos muchas ganas y corazón. Agradezco a todos ellos, con quienes nos une hasta hoy una amistad. Fernando (Huck) venía 3 ó 4 veces por día a supervisar… A pesar que había una escalera de obra muy fina (risas), él subía igual y estaba al lado de nosotros, viendo cómo iba la obra. Siempre repartía turrones a los que trabajábamos. Nos vivíamos divirtiendo, disfrutábamos de lo que hacíamos, a pesar del frío, el calor… Tengo que destacar que nunca tuve problemas para cobrar. Cada fin de semana venía Fernando con el dinero y los sábados o domingos, eran infaltables los asados para cerrar lo que era una semana de intenso trabajo… Mucha gente colaboró, como el Ing. Amílcar Waigel Otto Molinguer fue una gran persona, que iba por las tardes, nos llevaba bizcochos y con una olla nos hacía mate cocido para todos…

– Muchos no creían que se iban a cumplir los pasos de la obra, porque todo fue muy rápido…

– (Fontana) Recuerdo que un día llegó Don (Francisco) Pancho Sagemüller y le dice a uno de mis compañeros, que andaba buscando al constructor Fontana. Voy hacia él en ‘cuero’. Ni me miró y me dice: “¿Tu padre?” (no creyendo que yo estaba al frente de la obra) y le digo: “El único Fontana acá, soy yo”. Miró lo realizado y me preguntó si creía que lo iba a terminar “Mirá que vos firmaste un contrato por esto….” Le dije que “Lo firmé y lo voy a terminar”. Me dio una palmada y se fue… Cuando se inauguró, vino, me dio la mano y me felicitó… Lamentablemente, por los problemas económicos del país, se tuvieron que suspender las Oktoberfest, que quedaron grabadas en la historia de Crespo. He visto todos los programas y todos piden lo mismo: que se vuelva a hacer en algún momento…

– (Roth) El Castillo es una obra que trasciende; quien pasa por la ruta, no puede evitar verlo. La gente que viene de afuera, se queda sorprendida de lo grande que es, de los sanitarios nuevos, los pisos… No sé si los mismos crespenses valoramos lo que tenemos… Y para el constructor de semejante obra, que se hizo con la ayuda de todos, debe ser seguramente un gran orgullo…

– Con estos programas se sigue recordando cómo se fueron realizándose estas Oktoberfest… 

– (Albornoz) Es una forma de recordar a 25 años de la primera edición en 1996… Quiero agradecerle a Fernando Huck, por la placa recordatoria que él colocó en un costado del escenario de “El Castillo”, con el nombre de mi marido (Tito Roth), de Alberto Axt y de otras personas… En la noche que se descubrió dicha placa, me emocioné tanto, que ni recuerdo si le agradecí… Mis nietos van creciendo y a través de esa placa, pueden ver lo que su abuelo aportó…

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