Para supersticiosos: Este año habrá 2 “martes 13”

Las leyendas nórdicas hablan de 13 espíritus del mal; la venida del Anticristo y la Bestia aparecen en el capítulo 13 del Apocalipsis; en el Tarot, el 13 hace referencia a la muerte y tras la Ultima Cena con sus 12 apóstoles, el comensal número 13, o sea Jesús, fue crucificado. El día de la semana no se queda atrás: “Marte”, según la mitología romana (Ares, para la griega) es el dios de la guerra, lo que hace que el día martes esté regido por el planeta de la destrucción, la sangre y la violencia.

 

Además, un martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel, luego de que el buen Dios se enojara con los hombres y los condenara a no entenderse, por haber querido treparse al cielo.

 

Un refrán muy popular dice: “El martes, ni te cases ni te embarques”. Otros, del mismo tenor, previenen: “El martes ni gallina eches, ni hija cases”; “El martes ni hijo cases, ni cochino mates” y “El martes ni tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa tejas”.

 

Entre las supersticiones asociadas tanto al martes como al viernes 13 están la de no tener jamás trece invitados en la casa y no cortarse las uñas o el pelo ese día, porque trae mala suerte.

 

También se tendrá que evitar pasar bajo una escalera y no hacerse tirar las cartas ni encargar “trabajos” de brujería, porque podrían tener el efecto de un bumerang.

 

En el Primer Mundo es donde más miedo infunde el 13: en los Estados Unidos, los hoteles saltan la numeración del piso 12 al 14 y no hay habitación con aquel número.

 

En la mayoría de los autódromos de Europa, ninguno de los talleres donde los autos tanquean y cambian de llantas, lleva el número 13.

 

Muchas aerolíneas evitan este número en sus asientos y hasta no hace mucho, los artistas tenían en sus contratos una cláusula por la que no actuaban el 13 del mes.

 

La mala suerte asociada a este número también se remonta a la mitología nórdica, esto es, a los celtas y normandos.

 

La mala fama del viernes 13 se popularizó como consecuencia de la serie de películas de terror “Friday the 13th”, pero como ya se ha dicho, arranca con el viernes de Pascua en que Jesús fue crucificado y se reafirma con la eliminación de los Templarios.

 

En el siglo XIV reinaba en Francia Felipe IV, cuya corona en ruinas dependía financieramente de la Orden del Temple: sus deudas eran tan colosales que casi podría decirse que el reino galo pertenecía a los Templarios.

 

Felipe IV se propuso acabar con esa dependencia y llenar sus arcas con los bienes de la orden, para lo cual urdió una trama: acusó a los Caballeros del Temple de herejía, asegurando que “renegaban de Dios, escupían sobre su imagen y adoraban a un ídolo”.

 

Con el mayor sigilo se preparó el arresto de todos los Templarios que vivieran en tierras francesas. Para esto se remitieron cartas de doble pliego a todos los alcaldes: en el primero, se les informaba que habrían de seguir las instrucciones contenidas en el segundo; y que éste lo abrirían sólo en una fecha determinada y a una hora exacta.

 

El 12 de octubre de 1307 los funcionarios abrieron el segundo pliego de la carta y al alba del viernes 13 de octubre, los 4.000 Templarios de Francia fueron arrestados a la vez, incluido el Gran Maestre, Jacques de Molay. Casi todos fueron torturados y muertos en la hoguera.

 

Muchas personas creyeron que esta aniquilación era una desgracia y desde entonces entre los galos pasó a considerarse el viernes 13 como una fecha fatídica, creencia que aún persiste.

 

En Sudamérica, donde no hubo similar botín a saquear, el viernes 13 pasa casi desapercibido, en tanto que el martes 13 se lleva todas las palmas en materia de malos designios. (Fuente: Infobae).

 

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