Para Puiggari es un disparate pretender eliminar los íconos religiosos

Monseñor Juan Albero Puiggari, Arzobispo de Paraná, conversó con El Observador sobre temas relevantes que fueron discutidos durante el 2011 como el aborto o el matrimonio igualitario. Piensa que es un “disparate” que alguien quiera eliminar los íconos religiosos y pidió resaltar los valores de la familia.

– Para el 2012 se anuncia un debate sobre la Ley de Aborto, ¿qué postura mantendrá la Iglesia?

– Como Dios exige, y como país, hemos estado trabajando y rezando mucho. Rogamos para que el Señor ilumine a los legisladores y comunicadores que tienen tanta importancia para descubrir toda la problemática. No la desconocemos, pero nunca la solución es matando a alguien. No es verdad como dicen, que la Iglesia sólo se preocupa por la vida del chico. Todas las vidas tienen importancia. Frente a un aborto, hay 2 vidas que están en peligro. Nosotros velamos por ambas y estamos convencidos que con toda la tecnología médica es una disyunción que no es aplicable una o otra. Con la certeza que el dueño de la vida es Dios, cuando el hombre empieza a decidir a quién puede matar, la humanidad está ante toda una serie de peligros y eso lo vemos permanentemente en cuanta muerte hay en el mundo por distintos motivos. En estos días, con dolor uno veía cómo en una Iglesia Católica de Nigeria celebraban la Navidad en el momento que llegaron extremistas e islamistas y mataron a 40 personas… Cuando no se respeta la vida, todo asesinato es posible. Es terrible.

– ¿Cómo recibió la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario?

– Con dolor, porque estamos convencidos que es un cambio radical de la sociedad. La misma tiene como célula fundamental la familia, el papá, la mamá y los hijos. Lo que fue aprobado va en contra de esa conformación, personalmente pienso que es una modificación de nuestra sociedad.

– ¿Puede desaparecer la conformación de la familia?

– Sí. La gran crisis es de la familia misma, hay que hacer un enorme esfuerzo para recuperar sus cimientos que se basan en la capacidad de amar y eso significa mucho más que lo sentimental. Amar apunta a la capacidad de perdonar, sin perdón no hay familia posible, amar es pensar mucho más en agradar al otro que en mostrarse uno mismo. Amar supone esfuerzo y sacrificio y hoy todo es tan inmediato que ante la primera dificultad, buscamos lo más fácil que en este caso sería separarse. Hay que trabajar desde la familia misma, que tiene como base el amor.

– ¿Las vocaciones sacerdotales han disminuido?

– En todo el país se vive un receso o un decaimiento de las vocaciones. Paraná comparado con otros lugares, relativamente estamos mejor, pero eso no es ningún consuelo. Acá la verdad es que necesitamos más sacerdotes.

– ¿En qué radica la razón de esta disminución?

– En gran parte es el tema de la familia, porque las vocaciones nacen de familias unidas, creyentes, que les quieran inculcar valores a los chicos. Por otro lado también se debe al consumismo actual que ofrece muchas tentaciones a los jóvenes, les cuesta demasiado renunciar a lo que el mundo les presenta como grandes valores.

– Este año se presentó un proyecto en la Legislatura provincial para que se eliminen los íconos religiosos de las oficinas públicas…

– Ese proyecto se empezó en Europa y la Unión Europea lo rechazó totalmente. Es un disparate. La fundamentación es disparatada porque acá no se trata de la libertad de nadie. Sería descabellado que en el Estado de Israel sacaran los signos judíos o en los islámicos lo mismo, porque tienen todo el derecho del mundo. La Iglesia Católica es más antigua que el Estado, sería desconocer un hecho histórico y sería otro factor de desunión de los argentinos, para lo que ya tenemos demasiados. Por otro lado no creo que nadie se sienta ofendido por estos signos. ¿Agrede a alguien la Virgen María o la cruz donde Jesús muere dando el perdón o rezando por todos? Me parece que es un equivocado concepto de la libertad.

– ¿Cuáles serían las metas de la Iglesia para 2012?

– Tenemos que enfrentarlo con mucha fuerza en la tarea evangelizadora. Debemos presentar con renovado vigor a Jesucristo para que atraiga un seguimiento. Además trabajaremos como diócesis en un Congreso de Educación Católica, donde debatiremos cuáles son los aportes que la Iglesia tiene que hacer en ese campo.

 

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