Papa Francisco: “Renuevo mi pedido de perdón, estoy profundamente dolido”

En su segundo día en ese país, el Sumo Pontífice reveló: “Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación”.

El Papa Francisco mantuvo este lunes un encuentro con los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, métis e inuit, en su segundo día de visita a Canadá, donde comenzó la “peregrinación penitencial” para pedir perdón por lo sucedido con los niños nativos en las escuelas residenciales.

“Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación, para manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes y por ustedes”, indicó el Sumo Pontífice.

El Papa explicó que “en esta primera etapa” buscó “hacer espacio a la memoria” y detalló que su presencia allí es “para recordar el pasado, para llorar con ustedes, para mirar la tierra en silencio, para rezar junto a las tumbas”.

“Dejemos que el silencio nos ayude a todos a interiorizar el dolor. Silencio y oración. Ante el mal recemos al Señor del bien; ante la muerte recemos al Dios de la vida. Nuestro Señor Jesucristo hizo de un sepulcro -la última estación de la esperanza ante la cual se habían desvanecido todos los sueños y solo quedaban el llanto, el dolor y la resignación- el lugar del renacimiento, de la resurrección, donde comenzó una historia de vida nueva y de reconciliación universal”, agregó.

Asimismo, señaló: “No bastan nuestros esfuerzos para sanar y reconciliar, es necesaria su gracia, es necesaria la sabiduría afable y fuerte del Espíritu, la ternura del Consolador. Que él colme las esperanzas de los corazones. Que él nos tome de la mano. Que él nos haga caminar juntos”.

“Recuerdo los encuentros que tuvimos en Roma hace cuatro meses. En ese momento me entregaron en prenda dos pares de mocasines, signo del sufrimiento padecido por los niños indígenas, en particular de los que lamentablemente no volvieron más a casa de las escuelas residenciales. Me pidieron que devolviera los mocasines cuando llegara a Canadá; lo haré al terminar estas palabras, y quisiera inspirarme precisamente en este símbolo que, en los meses pasados, reavivó en mí el dolor, la indignación y la vergüenza”, continuó el jefe de la Iglesia Católica.

Asimismo, prosiguió: “El recuerdo de esos niños provoca aflicción y exhorta a actuar para que todos los niños sean tratados con amor, honor y respeto. Pero esos mocasines también nos hablan de un camino, de un recorrido que deseamos hacer juntos. Caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos, para que los sufrimientos del pasado dejen el lugar a un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación“.

El Papa indicó que “es necesario recordar cómo las políticas de asimilación y desvinculación, que también incluían el sistema de las escuelas residenciales, fueron nefastas para la gente de estas tierras”.

“Cuando los colonos europeos llegaron aquí por primera vez, hubo una gran oportunidad de desarrollar un encuentro fecundo entre las culturas, las tradiciones y la espiritualidad. Pero en gran parte esto no sucedió. Y me vuelve a la mente lo que ustedes me contaron, de cómo las políticas de asimilación terminaron por marginar sistemáticamente a los pueblos indígenas”, sostuvo.

Y añadió: “De cómo, también por medio del sistema de escuelas residenciales, sus lenguas y culturas fueron denigradas y suprimidas; de cómo los niños sufrieron abusos físicos y verbales, psicológicos y espirituales; de cómo se los llevaron de sus casas cuando eran chiquitos y de cómo esto marcó de manera indeleble la relación entre padres e hijos, entre abuelos y nietos”.

Posteriormente, Francisco agradeció “por haber hecho que todo esto entrara” en su “corazón, por haber expresado el peso que llevaban dentro, por haber compartido” con él “esta memoria sangrante”.

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“Hoy estoy aquí, en esta tierra que, junto a una memoria antigua, custodia las cicatrices de heridas todavía abiertas. Me encuentro entre ustedes porque el primer paso de esta peregrinación penitencial es el de renovar mi pedido de perdón y decirles, de todo corazón, que estoy profundamente dolido: pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas. Estoy dolido”, reveló el Papa.

Por último, señaló: “Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”.

“Aunque la caridad cristiana haya estado presente y existan no pocos casos ejemplares de entrega por los niños, las consecuencias globales de las políticas ligadas a las escuelas residenciales han sido catastróficas. Lo que la fe cristiana nos dice es que fue un error devastador, incompatible con el Evangelio de Jesucristo. Duele saber que ese terreno compacto de valores, lengua y cultura, que confirió a sus pueblos un genuino sentido de identidad, ha sido erosionado, y que ustedes siguen pagando los efectos. Frente a este mal que indigna, la Iglesia se arrodilla ante Dios y le implora perdón por los pecados de sus hijos”, concluyó (NA).

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