Navarro: “No hay producción sin conservación, ni seguridad alimentaria sin producción”

Los humedales son ecosistemas muy valiosos, tanto desde lo productivo, como desde lo socio-ambiental, dado su rol en la provisión de servicios eco-sistémicos y biodiversidad. Son altamente diversos e incluyen desde bañados y esteros, vegas y mallines y turberas hasta bosques fluviales, zonas costeras de estuarios y marinas, entre otros. En general, las sociedades se han desarrollado a la vera de estos ecosistemas, dado que son grandes provisores de agua, alimentos, fibras, madera y demás. En la mayoría, se encuentran sistemas productivos agropecuarios o forestales, que utilizan los servicios ecosistémicos de regulación y soporte de estos ecosistemas, para generar bienes para la sociedad (servicios de aprovisionamiento de alimentos, fibras, etc.).

La Ley de Presupuestos Mínimos para la Conservación, Protección y Uso Racional y Sostenible de los Humedales, legislará sobre más de 30.000.000 de hectáreas del territorio nacional, 7 cadenas agroalimentarias e industriales nacionales (carne, leche, forestal, frutícola, hortícola, granos y lana), más de 10 economías regionales y numerosos sistemas productivos. “El gran desafío para el INTA está en generar conocimiento que contribuya a maximizar las oportunidades productivas de alimentos y bienes en estos ambientes, a partir de reducir al mínimo posible los impactos ambientales negativos”, afirmó María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos y coordinadora del Proyecto Humedales del organismo.

De acuerdo con Navarro, “debemos alcanzar un balance entre la producción y la conservación en estos ecosistemas, promoviendo como instrumento para su alcance y seguimiento el uso de Buenas Prácticas Productivas en Humedales (BPH)”. Para ello resulta importante promover y apoyar las actividades productivas tradicionales e innovadoras. “No hay producción sin conservación, ni seguridad alimentaria sin producción”, puntualizó.

El objetivo del Instituto es contribuir a la sostenibilidad de los humedales vinculados a la producción agropecuaria y forestal, a través de Guías de Buenas Prácticas, que permitan compatibilizar la producción con la conservación de los recursos naturales, los servicios eco-sistémicos y la biodiversidad.

En ese marco, ha incorporado hace más de 15 años el concepto de “enfoque territorial” en sus líneas de investigación, como un abordaje a la gestión de tensiones en el territorio, por el uso de los recursos naturales, sociales y económicos.

Siguiendo ese punto, “una gestión del territorio basada en el concepto de gestión por ecosistemas (bosques, humedales, glaciares, etc), fragmenta el territorio en sus componentes, desconociendo la variabilidad natural y cultural y las interacciones con el entorno”, dijo Navarro y agregó: “Es importante un enfoque que integre el territorio y no que lo fragmente, es decir, un ordenamiento integral”.

En ese marco, las BPH resultan una importante herramienta para mejorar la calidad de vida de los productores, hacer más eficiente la producción y proteger a los consumidores y al medio ambiente. “Las limitaciones en las actividades productivas pueden afectar no solo a miles de productores, sino también a los demás eslabones de la cadena de valor, como la industria y los servicios”, aseveró Navarro, quien explicó que muchos productores agropecuarios familiares están extendidos en los humedales y dependen de los servicios ambientales para desarrollar sus actividades: “Sus saberes y experiencias le han permitido superar diversas limitaciones, aprovechar bienes y servicios y crear valor agregado como miel con certificación de origen, producción de madera de calidad, turismo ecológico, entre muchas otras”.

¿ECOSISTEMAS EN TENSIÓN?

Con el objetivo de abordar el debate en torno a los temas desafiantes para el sector productivo, el INTA organizó un webinario, que contó con las disertaciones de Antonio Brailovsky, profesor de la UBA, especializado en historia ambiental argentina; Juan José Neiff, investigador principal del CONICET, ex director del Centro de Ecología Aplicada del Litoral y José Volante, coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA.

Brailovsky afirmó que “el Instituto está marcando una manera de discutir los problemas, que es lo que necesitamos en Argentina”. En su disertación abordó la problemática de la urbanización de humedales y los definió como “un sistema complejo que no desaparece, sino que siguen activos (dormidos) a pesar de las urbanizaciones”. Hizo hincapié en que las inundaciones urbanas son un proceso social que se constituye alterando el ciclo del agua y aseveró: “Hay una cuestión de desconocimiento del ciclo del agua. No puede haber urbanización sin conocerlo”.

Neiff recalcó que “los humedales están pasando por una situación de sequía extraordinaria desde hace años, con situación de bajante de agua en toda la Cuenca del Plata” y explicó que son fenómenos acumulativos que pueden durar de 4 o 10 años. “Estamos viviendo una configuración climática compleja para la vegetación y la fauna, que han entrado en situación de estrés”. Aclaró que si bien se han secado muchas lagunas, bañados, esteros, cursos de agua, vertientes, sostuvo que, decir que se han perdido humedales “es una falacia” y reafirmó: “La producción no es enemiga de la conservación. Son dos caras de una misma moneda”.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.