El fútbol, como la vida, golpea. Tiene ese sabor amargo de vez en cuando. Mucho más en el deporte donde las victorias suelen ser reservadas para pocos elegidos. Aunque en la vida los golpes duelen más. El fútbol en particular, cuenta con esos sinsabores. Como la vida. De la misma manera el caído en la cancha por un resultado, debe saber reponerse con entereza. He ahí el verdadero triunfo. En el fútbol como en la vida. A veces el resultado no aparece en un marcador o en una estadística. Hay que ir un poco más allá. Buscarlo con otro sentido. Levantarse tras el golpe, sentirse vivo tras un momento de llanto, es también ganar un partido.

El fútbol, como la vida, nos muestra esas cuestiones particulares, similares.

Usted estará diciéndose a sí mismo “¿qué dice este tipo?” “¿Cómo va a comparar lo que pasa en una cancha con la vida?”. Obviamente que nuestra rutina diaria resulta más valiosa que un juego. Pero ese juego como tal, déjeme decirlo, es una hermosa metáfora de nuestras vivencias diarias. ¿O acaso no peleamos por una meta? ¿No necesitamos del otro para salir de las complicaciones del rival? ¿Acaso no hay momentos donde dependemos solamente de uno mismo para sortear un problema? ¿No somos solidarios cuando alguien pide ayuda? ¿O no salimos en defensa del amigo golpeado? Hasta a veces vamos contra la persona que sanciona injusticias y nos enojamos con o sin razón. Celebramos triunfos, sufrimos derrotas.

Pero no quiero entrar en una discusión como tal porque no es el objetivo central de este artículo. No busco irme por las ramas aunque veo que ya lo he hecho en el párrafo anterior. Estaba en que el fútbol es como la vida. Tómese esto como una verdad, al menos durante la lectura de estas líneas. Ver a futbolistas regar el campo con lágrimas de frustración, duele. Conmueve muchísimo observar a un hombre con el rostro sacudido por las lágrimas. Desconsolado. Impacta. Es que un mal resultado te llena de impotencia, porque el partido se ha consumado y no tenés más posibilidades de revertirlo. Más aún si ese resultado te dejó fuera de un sueño, fuera de una ilusión, con tanta preparación detrás. Por eso se entiende la desazón. Por eso se comprende a la distancia que los familiares y amigos se sumen al dolor pero también son los primeros en enviar palabras de aliento. Quieren que el dolor no sea tanto, quieren que “su” jugador levante la cabeza y vuelva a sonreír tras el golpe.

Ellos están allá, en México. En una ciudad llamada Culiacán, desconocida por muchos hasta que nos enteramos que el Mundial de Fútbol Para Amputados se haría en ese lugar. Queda en el estado de Sinaloa, al noroeste del país centroamericano. Si hasta aprendimos un poco de geografía y del huso horario. Ellos están allá, lejos. Dolidos por algo que no pudo ser, superados por Polonia en los cuartos de final por 2-1. Tan cerca de meterse entre los mejores, pero a la vez tan lejos. Ellos sienten amargura, nos cuentan a la distancia que fue un buen partido, que contaron con situaciones claras de gol, que Dieguito Pesoa (el valor crespense) le rompió el arco a la salida de un tiro libre, pero no alcanzó. Por eso ven con injusticia el resultado. El fútbol como la vida, dicen.

El desempeño argentino fue extraordinario. Pero los mundiales suelen ser así. Un poco de mala suerte en un cotejo y no tenés posibilidad para una revancha. Alguna que otra experiencia como hinchas, tenemos. ¿O no? Por lo tanto ese desenlace indeseado no puede ocultar todo lo bueno que hubo en el trabajo de base.

Los jugadores están dolidos, no era con lo que habían soñado. Desde México escriben sus sensaciones, se sienten frustrados y hasta piden perdón. “¿Perdón?”. Sí, así lo sienten. Pero no son culpables de nada. Si afrontan la vida en menor condición que los demás, pero con la misma valentía o más aún que cualquiera. Lo que sucede es que viven el fútbol, son apasionados…, son argentinos. Querían algo más, querían regalarle a su familia, a su pueblo, a su país, otro gran resultado como en 2010 ó 2012. Aunque de lo que no se dan cuenta es que ofrendan a diario un mayor resultado. En la vida misma: El de levantarse con las mejores ganas de vivirla. El de hacer frente a los desafíos con un espíritu indomable y con el alma fortalecida.

Allá están, en México. Se abrazan para que el dolor no sea tanto, o para compartir las lágrimas bajo el sol ardiente de la tarde Azteca. Así como celebraron entre todos el notable triunfo ante los dueños de casa, sufren entre todos la derrota de cuartos. Es el sentido de equipo que corresponde.

El Mundial pasa al archivo. Detrás hubo un laburo fino. Se efectuaron concentraciones por distintas provincias sumando nuevos valores al equipo. Quedaron algunos en el camino, propio de lo que es el trabajo de conformar una selección. Pero ellos también son parte de todo esto. El grupo contó con chicos de San Juan, Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Chubut y Entre Ríos.

Allá están las atajadas fabulosas de Damián De Felippe (elegido el Mejor Arquero), la actitud y la entrega de Hernán Travagliante (Canalla hasta la médula), la fortaleza de Jonathan Montans, los remates temibles de Diego Pesoa, la calidad inquebrantable de Hugo Hereñú (uno de los responsables de este gran grupo) y los goles y la habilidad de Augusto Alonso (autor de 5 gritos). Simplemente por nombrar algunos exponentes del equipo que supo y dio todo por los colores.

A veces se mal entiende que el desenlace de un Mundial debe marcar el fin de un proceso. Eso pasa a menudo en el planeta fútbol. Pero en realidad debería ser la continuidad y profundización de un camino. Es decir que el proyecto para este certamen, deberá proseguir de la misma manera. Por eso el resultado no debe ocultar lo hecho anteriormente. Se nota un crecimiento, los protagonistas lo afirman, se ve en el recorrido que hacen por distintas ciudades, los jugadores que se suman y que lo harán también a futuro. Luego, las gratificaciones, llegarán tarde o temprano.

El fútbol como la vida dijimos al principio. Como para marcar de cierta forma lo que pasa en el campo de juego y lo que pasa en nuestra vida cotidiana, paralelamente. Cómo no recordar al fenomenal Eduardo Sacheri dentro de esta dicotomía: “Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol”. Tan tajante como cierto.

Se mastica bronca en Culiacán. Se siente orgullo en Argentina. Estos guerreros que sortean los obstáculos cotidianos, volvieron a defender con su alma a nuestros colores más sagrados. No me vengan con el cuento de: “Pero no se pudo llegar hasta la final”. Aquí, en este instante, frente a un frío teclado y ante un inexpresivo monitor, pienso que me importa muy poco. ¿Entonces? ¿Para qué escribir si lo deportivo está en segundo plano? Precisamente por eso. Porque este grupo de jugadores, los de la Selección y los que formaron el proceso previo, más los que se sumarán, nos demuestran que nada es imposible. Que nada es inalcanzable si nos proponemos lograrlo. Intentar una y otra vez, es el mejor resultado que se puede resaltar. El saber levantarse tras la caída, es la única victoria. El salir a la calle a pelearla, es comerse la cancha como nunca. El sobreponerse ante las adversidades, es la consagración. El abrazo con el ser amado, es el gol de una final. Es el fútbol. Es el fútbol, como la vida. ¿Quedó claro, no?

MIRÁ VOS

Damián De Felippe, oriundo de Mercedes (Buenos Aires), fue elegido el Mejor Arquero del Mundial. Jonathan Montans, por su parte, quedó seleccionado entre los 10 mejores jugadores del certamen. El crespense Diego Pesoa resultó segundo en un torneo de remates. El argentino tiene un cañón.

UN ANTICIPO

Antes de partir rumbo a México, Diego Pesoa, en el mano a mano con El Observador, había adelantado lo que podía ser Polonia. “En septiembre se jugó un torneo en Polonia donde compitieron seis países. Estuvimos viendo los encuentros por internet y Turquía demostró un buen nivel, que se llevó el certamen venciendo a Inglaterra en la final por 5 a 1. Igualmente no hay que quitarle la atención a Uzbekistán o Rusia, son siempre candidatos. Seguramente habrá alguna sorpresa, creo que Polonia podría mezclarse entre los animadores porque son muy fuerte y demostraron buen juego en ese torneo”.

FRASES

A la distancia, los mensajes de textos o las cuentas sociales, fueron un canal ineludible para conocer los pensamientos de los protagonistas. Aquí un repaso de algunas frases según el desarrollo del torneo.

HUGO HEREÑÚ: “Espectacular juego nacional derrotando en su debut a El Salvador. Comenzado el encuentro, Argentina se puso 1 a 0 con un golazo olímpico (de Hereñú). Al reinicio del juego, Pesoa, marcó otro golazo poniendo la diferencia 2 a 0. Faltaba el chiche de Augusto Alonso, para establecer el 3 a 0 final. Mañana nos espera Colombia. Un espectacular comienzo de todos, quienes jugamos, de quienes nos alientan y todos quienes en Argentina hacen fuerza por nosotros. Gracias”. Tras el arranque ganador de Argentina.

HERNÁN TRAVAGLIANTE: “Hoy volvimos a ganar 3 a 0 y vamos por más. Fue un partido muy duro contra Colombia. Mañana ante Francia, esperemos que siga todo así y se nos sigan dando los resultados. Este es el segundo paso y vamos por lo que vinimos. Abrazo de gol para todos los que nos apoyan desde Argentina”, tras el triunfo sobre Colombia por la segunda fecha.

JONATHAN MONTANS: “Fue hermoso haberle ganado al local con toda la gente en contra. Hoy, Polonia en cuartos. Gracias a todos por el aguante, y vamos Argentina. Estamos dejando todo para dejarlo bien alto. Abrazo de gol”, luego del gran triunfo sobre México en octavos de final.

HERNÁN TRAVAGLIANTE: “Hola gente. Lo único que puedo pedir es perdón. Vinimos a jugar la final y nos quedamos en cuartos. Mil disculpas a todos y muchas gracias a los que nos apoyaron desde Argentina. Gracias a mis compañeros que dejaron todo dentro de la cancha para ganar, pero la pelota no quiso entrar. Perdón”, luego de la eliminación ante Polonia.

HUGO HEREÑÚ: “Ya está, una pausa por favor. Ya empezamos a pensar en grande, borrón y cuenta nueva. Ya está, ahora a pensar en la Copa América, en Guadalajara, México. Este Mundial terminó y ahora con la mentalidad en nosotros mismos. Este es un grupazo, así que vamos, los grandes a apoyar a los más chicos, a los nuevos, esos que vinieron con la gran ilusión, así que a partir de ahora, por favor, mente bien arriba que el corazón está fuerte. Estoy orgulloso de cada uno de ustedes”, palabras del capitán pensando en lo que se viene.

EL PLANTEL

JUGADOR PUESTO CIUDAD

Miguel Lemos Arquero Santa Fe

Damián De Felippe Arquero Mercedes (Bs. As.)

Facundo Martin Arquero Colonia Caroya (Cba.)

José Coronado Defensor Pocito (San Juan)

Hernán Travagliante Defensor Rosario

Diego Pesoa Volante Crespo

Jonathan Montans Volante Merlo (Bs. As.)

Marcos Nievas Volante Córdoba

Matías Solorza Volante Pilar (Bs. As.)

Hugo Hereñú Delantero Paraná

Augusto Alonso Delantero Mendoza

Mauricio Ortíz Delantero Villa Allende (Cba.)

Nicolás González Delantero Esquel (Chubut)

DT: Marcelo Hereñú. Asistentes: José Guzmán. Ayudantes de campo: Marcelo Alonso y Héctor Travagliante. Además el árbitro que representa al país es Luis Molina.

Mundial de Amputados: El fútbol como la vida

Por Mauricio Jacob