Mónica Huck y Gastón Guzmán hablaron de sus impactantes experiencias de vida en Paraguay

huck-monica-y-gaston-guzman-1600x1200Esta semana visitaron el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, los pastores evangélicos Gastón Guzmán y Mónica Huck, hermana del director de El Observador, Cont. Fernando A. Huck, quienes de visita en Crespo, contaron durante 1 hora en el programa “Grandes Reportajes” de Canal 6 ERTV, sobre cómo de la nada, llegaron a construir en 33 años, un moderno centro educativo cristiano primario y secundario en Paraguay con 700 alumnos, que disponen de la más avanzada tecnología y cómo, además de sus 2 hijos, llegaron a tener 54 hijos del corazón, que vivieron en su hogar desde la infancia hasta que terminaron de estudiar y se casaron.

 

– ¿Por qué en Paraguay…? 

– (Guzmán) A 5 meses de casarnos, estando aún en Córdoba, empezamos a recibir en nuestro hogar  como “hijos del corazón” a varios niños en situación de conflicto, con serios riesgos y problemas. Entendíamos que debíamos trabajar con niños, pero en nuestro país no se abrieron las puertas necesarias, pese a que hicimos varios intentos, hasta que Dios nos envió a Paraguay, donde comenzamos con un hogar situado en la ciudad de Limpio. Allí tuvimos 54 “hijos del corazón”, más los 2 biológicos, a quienes criamos en este hogar. Todos nos dicen mamá y papá. Algunos siguen viviendo en Paraguay, hay una en Argentina, otra en España, 2 en Alemania, uno en Canadá… Como teníamos tantos chicos, comenzamos con el proyecto de una escuela, que hoy se transformó en un centro educativo…

– (M. Huck) El Centro se llama “Ñandejara”, nombre en guaraní para definir a nuestro Dios Jesucristo. Comenzamos la escuela con un pequeño nivel inicial y desde un primer momento dijimos que en la misma debían reinar los valores de Dios y en estos 33 años podemos decir que estamos cumpliendo esa misión. Damos una excelente formación académica a nuestros alumnos y los valores cristianos son practicados con fuerza. Nuestro objetivo es servir a Dios, a través de la ayuda a los demás. En esto quiero resaltar, que tanto en mi caso como en el de Gastón, nuestros padres nos dieron ese ejemplo a seguir. Mi papá (Ricardo Felipe Huck) y mi mamá (Margot Dick de Huck) dejaron todas las comodidades de la vida diplomática (trabajaba en la embajada Argentina en Austria y Alemania), para estar en 1960 al servicio de Dios como pastores y misioneros. Siempre nos inculcaron y nos hicieron ver, en especial cuando vivíamos en Alemania, de ayudar a los que habían estado en la guerra y los campos de concentración. Mi mamá iba con el auto y recogía niños y los llevaba a la iglesia, donde les contaba sobre el Señor Jesús, les hacía cantar y eso se me grabó mucho. Cuando nos casamos con Gastón, con quien nos conocíamos de la escuela secundaria, en Córdoba, hicimos juntos el magisterio y en esa época trabajábamos mucho con niños y de ahí que se perfilaba que nuestras vidas iban a ser dedicadas a ese fin. En un momento de nuestro noviazgo, él se fue a Costa Rica a un seminario teológico, de 3 años y yo a Alemania, por lo que parecía que nuestras vidas se separaban, pero seguíamos de novios. En aquella época no había ni internet, ni nada y después de 3 años, nos volvimos a encontrar, fijamos nuestros objetivos, nos casamos y a los 5 meses empezamos a ser papás de muchos niños como dijo Gastón. Ya en Paraguay, la gente escuchó que queríamos tener un hogar de niños y nos fueron trayendo chicos que no tenían papás o de mamás solteras que no se podían hacer cargo de sus hijos…

 

– Ellos vivieron con sus propios hijos… 

 

– (M. Huck) Sí, se criaron juntos. No fue fácil para ellos en la época de la adolescencia, pero entendieron que eso era algo que Dios había pedido y hoy son hermanos grandes de los demás y seguimos siendo una gran familia, claro que ahora están casados. De todos nuestros hijos del corazón, la menor tiene casi 30 y la mayor 57, que ya nos dieron 50 nietos…

 

– (Guzmán) Mis suegros criaron a sus 5 hijos y también recogieron a 3 hermanas, que también son nuestras hermanas. Mis padres nos criaron a nosotros, que somos 9 hermanos y en un momento recogieron 6 chicos más y los incorporaron a nuestra familia, por lo que nos dieron el ejemplo de la importancia de abrir las puertas del hogar de la casa hacia otros y esos chicos, de golpe se encontraron que tenían una familia…

 

– (M. Huck) Es tan importante como madre y ahora como abuela, recalcar la importancia de que realmente los niños y jóvenes vean ejemplos de vida, porque podemos decir muchas cosas pero si no las vivimos, no vale de nada. Una de las cosas que mi papá y mamá pusieron mucho énfasis, es que valemos por lo que somos y no por lo que tenemos y eso tratamos de inculcarles no solamente a nuestros chicos, sino a nuestros alumnos, porque la mayoría viene de hogares de extrema pobreza y les decimos “chicos, aprovechen las oportunidades, sean lo que pueden ser” y otra cosa importante es enseñarles que Dios tiene un propósito para la vida de cada uno. Hoy en el centro educativo tenemos 700 alumnos, con niños que ingresan con 3 años y salen a los 18, habiendo cursado todo lo que en Paraguay se llama “escolar básica” y después el secundario. Crear esta institución costó mucho esfuerzo, muchas lágrimas y mucha oración y con la alegría que Dios contesta y cumple…

 

– (Guzmán) Tenemos hijos de familias que viven en casas de chapas, de cartón, de plástico, que apenas sobreviven. En una etapa del colegio, algunas mamás le decían a Mónica, “nuestros chicos no comen”, por lo que teníamos que alimentarlos, porque se dormían en clase por hambre. Con la ayuda de iglesias de Paraguay, se ofrece desayuno y almuerzo para 200 niños por día. En los próximos días estaremos viajando a Alemania, donde tenemos “padrinos”, gente de buen corazón que decide pagar la educación de algún niño pobre. Es un trabajo importante que hace Mónica, porque ella es la que habla alemán y realiza dicha tarea.

 

– (M. Huck) Tenemos dos parejas en Crespo, que han tomado niños paraguayos (ahijados) para ayudarlos y también de Canadá. En Alemania, no son fondos provenientes de una organización, sino amigos de papá y mamá, que nos abrieron las puertas de sus iglesias. Hemos conformado una red de más de 300 personas, que nos ayudan a sostener y a apoyar este proyecto educativo, porque somos un colegio privado. El Estado no nos ayuda en nada, inclusive tenemos que pagarles una matrícula por cada alumno y los exámenes. Todos los chicos usan uniformes, todos son iguales, no se puede distinguir quién es rico y quién es pobre, sí algunos vienen en auto, otros caminando, otros en micro, pero adentro no hay distinción y se ha desarrollado un gran sistema de solidaridad entre los compañeros y creo que en eso, también es algo que Dios nos ha ayudado. Se transmite el amor al prójimo de ayudar…

 

– ¿Algún proyecto en lo inmediato…?

 

– (Guzmán) Soñamos con crear una universidad, que es muy necesaria, diríamos que es una de las metas, porque la comunidad lo pide. En Paraguay hay una problemática, porque un porcentaje muy alto que termina el 9no grado, abandona los estudios, porque la situación económica no les da y quieren entrar al campo laboral, por lo que estamos analizando de crear una escuela de formación profesional, de carpinteros, albañiles, mecánicos, con un acuerdo con las empresas…

– (M. Huck) Aquellas personas que deseen colaborar con nosotros, pueden comunicarse por el Face “Centro Educativo Ñandejara” y tenemos la página www.nandejara.org.

 

– ¿Qué diferencias hay entre Argentina y Paraguay?

 

 (Guzmán) Cuando uno va desde Argentina, tenemos la sensación de que Paraguay es un país atrasado, pero no es así, tiene mucha producción en agricultura, ganadería y sus derivados, tiene dos represas muy importantes. Sí, es un país donde hay muchos muy ricos y muchos muy pobres y es una tarea en la que se debe trabajar y hay mucho para hacer. En la escuela, Mónica tiene que atender varios asuntos de niños y mujeres maltratados, mal alimentados, es una de las realidades. No hemos abandonado a nuestra Argentina pero Paraguay es el país que nos ha adoptado, donde Dios nos llevó y nos sentimos muy bien allá.

 

– Esta semana de visita por Crespo… 

 

– (M. Huck) Sí, a estar con la familia, con mi mamá (Mutti de 93 años), que es mi gran modelo a seguir. Estoy feliz de estar con ella. Cuando vivía papá (Don Ricardo), ellos iban a Paraguay y se quedaban 3 meses con nosotros y para nuestros hijos del corazón, eran sus abuelos. Llevaban cajones de manzanas, caramelos, etc., y muchos del colegio la recuerdan a la Mutti, que sin ningún tipo de vergüenza, agarraba un rastrillo y limpiaba. Nunca fue una persona engreída, más allá de su posición diplomática, sino que siempre mantuvo un perfil bajo, pero de mucha ayuda y bendición a todos los que necesitaban. Eso marcó mi vida, siendo feliz ayudando a los demás…

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