Milano: Fortalezas, debilidades y amenazas para el sector ganadero

Raúl Milano, director ejecutivo del Rosgan, mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, hizo un balance del 2020 para este sector productivo, que como otras tareas agropecuarias, por su carácter de esencial, tuvo la posibilidad de trabajar. “Ha sido un año atípico, porque nunca en su vida, las actuales generaciones sufrieron las consecuencias de una pandemia y los efectos colaterales derivados, que obligaron a modificar todas las conductas y procesos. Sabemos que las tareas agropecuarias, por su carácter de productoras de alimentos, siguieron trabajando y una vez más el campo pudo demostrar en la práctica, el papel relevante que posee. Es de tal magnitud su importancia, que hasta la desgracia de una pandemia, permitió poner blanco sobre negro conceptos sobre la contaminación ambiental y el calentamiento global. Solo con ver las imágenes satelitales del proceso de limpieza de la atmósfera por el parate de casi todas las actividades excepto la ganadería, demostró que el gran contaminante no son las existencias ganaderas y su flatulencia natural del proceso de rumen”.

“En ese marco generado por la pandemia, se desarrolló en nuestro país en forma casi normal la actividad de la cadena de ganados y carnes, el impacto del Covid en las personas se circunscribió principalmente al sector industrial y no afectó su producción, además de demostrar todos los cumplimientos de los protocolos. Este año, Argentina vuelve a repetir un balance excepcional en lo que respecta al comercio exterior, al superar por segunda vez en su historia las 900.000 toneladas”.

FORTALEZAS Y OPORTUNIDADES

Milano acotó: “En la cadena de ganados y carnes hay nuevos vientos que nos acercan al futuro. La pandemia permitió valorar los cambios que se están dando en la comercialización. Las nuevas tecnologías comenzaron en forma disruptiva a modificar centenarias costumbres de relacionamiento comerciales, se ha valorizado la acción de los operadores y sus nuevas herramientas, todos ellos permitiendo unir en el tiempo y espacio la seriedad con las transacciones. Dentro de este marco macroeconómico y político se desenvuelve la cadena de ganados y carnes con algunas amenazas, pero también con muchas fortalezas. Las amenazas, como siempre, surgen porque el carácter, históricamente político, del precio de la carne, que es el principal componente de la canasta de alimentos, cada vez que los precios aumentan en función de la oferta y demanda en un mercado de competencia perfecta, la tentación de los gobiernos es tratar de ponerle corsets ficticios para morigerarla. La experiencia demuestra que las contenciones coyunturales siempre finalizan en impactos negativos a la producción y garantizan futuros aumentos de precios. La exportación muchas veces por desconocimiento es vista como un riesgo al consumo interno creyendo que si más vendemos afuera menos va a quedar adentro y, en realidad, es todo lo contrario, cuanto más exportamos mayor cantidad de carne queda para el consumo. Todos los cortes parrilleros asado, vacío y matambre solo abundan en períodos de exportación y actúan de moderador de los precios de estos cortes en el mercado interno. El consumidor puede elegir muy buena calidad a menores precios y solamente con algunos kilos más reflejadas en eso cortes”.

“La fortaleza de esta cadena, reconocida mundialmente, se asienta en el expertise de productores que por más de cien años vienen mejorando sus planteles y manejos, con nuevas generaciones de excelentes productores que recibieron de padres y abuelos sus conocimientos, estos no se consiguen por internet y conforman un espacio cultural que pocos países tienen. La genética es otra de las fortalezas valoradas por todos, Argentina posee uno de los rodeos de razas británicas y sus cruzas más importante del planeta, obteniendo carnes de calidad criada mayoritariamente a campo que otorgan una terneza y sabor que la diferencian del resto. Pero tal vez la mayor fortaleza para que los administradores políticos del país valoren es que posee un balance comercial absolutamente favorable. Sus ingresos de dólares son genuinos, no poseyendo casi componente de insumos importados como otros sectores. Los animales son nacionales, las pasturas, los alambrados, las aguadas, los postes todo 100% nacional y si se necesitara una razón más debemos decir que donde hay una vaca hay un ser humano asentado en el campo, un veterinario, un agrónomo, indirectamente es un elemento de sustentabilidad territorial… Solamente quien posee amor por lo que hace encariñado con sus animales puede seguir insistiendo con producciones de mediano y largo plazo ante una sociedad cargada de intensiones cortoplacistas. Si no fuera por el bagaje cultural de conocimiento transmitido y una fuerte composición hereditaria de las tierras, la propensión al cambio sería mayor. Quien hoy trabaja en la ganadería lo hace junto al recuerdo de sus antecesores y la necesidad imperiosa de aggiornarse a las nuevas épocas dando más valor al cuidado del ambiente y al uso de las nuevas tecnologías, el arraigo a la tierra tiene un plus de valor que solamente lo entienden quienes trabajaron y vivieron con ella”.

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