Desde poco después de las 5 de la tarde de este miércoles 7 de enero, centenares de personas se acercaron a la Plaza de la República, a unos cientos de metros de la redacción de Charlie Hebdo, para rendir homenaje a los fallecidos y clamar por la libertad de expresión. A las siete, decenas miles de cuerpos colapsaban la Plaza y las calles aledañas, y cientos de parisinos, con carteles, pegatinas y dolor seguían llegando desde todas las direcciones.

Con un silencio intenso, respetuoso y doloroso, en memoria de los periodistas, los dibujantes y los policías muertos a apenas unos minutos a pie de allí. Con un gesto simbólico, sencillo y brutalmente directo, el de miles de personas alzando el cielo sus bolígrafos y sus lápices. Sólo rondas de aplausos y dispersas oleadas de gritos se atrevían a romper el silencio cómplice.

En total, más de 100.000 personas se han concentrado en Francia este miércoles y varias miles más en ciudades europeas, para rendir un homenaje a las víctimas del atentado contra la publicación satírica. Sólo en París, más de 35.000 personas han mostrado su rechazo al terrorismo.

Consignó El Mundo (España), que una concentración sin portavoces, sin palco, sin políticos ni líderes protagonistas. Un acto más sobrio que iracundo, de ciudadanos en shock, como aseguró Hollande, pero sin dudas. París ha quedado golpeada, herida, pero no se rinde. “No tenemos miedo”, gritaron de golpe desde el centro mismo de la rotonda miles de gargantas.

Las pancartas de “contra la barbarie”, “Estado de razón, razón de Estado” y sobre todo de “Je suis Charlie”, “yo soy Charlie” han inundado el centro de París.

El atentado: 12 personas fallecieron y otras cuatro se debaten entre la vida y muerte tras el ataque con fusiles automáticos registrado contra la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, en París. Los autores del atentado, uno de los más graves de la historia de Francia, fueron dos hombres vestidos de negro, encapuchados y armados con fusiles kalashnikov, los cuales estarían identificados.