María Luisa: Hna. Margarita habló sobre la tarea que realizan en el Monasterio

El 31 de mayo de 1987 fue fundado el “Monasterio Nuestra Señora del Paraná”, que se encuentra ubicado en la jurisdicción de Aldea María Luisa, en el marco de la visita que el Papa Juan Pablo II realizó al país en dicho año, aunque el comienzo del proyecto data de junio de 1985 tras un pedido al entonces Arzobispo de la Arquidiócesis, Monseñor Estanislao Esteban Karlic, quien decide y se ocupa de avanzar con la propuesta.

En estos 33 años de existencia, el grupo de religiosas pertenecientes a la Congregación Benedictina, viene compartiendo diferentes actividades, donde la vida de cada integrante de la comunidad está consagrada a Dios, con alabanzas y oraciones.

A su vez, el amplio predio de 6 hectáreas y las cómodas instalaciones del edificio, funcionan como albergue, a lo que se suma la elaboración de dulces artesanales, cuya recaudación se utiliza para solventar económicamente el mantenimiento del espacio y cubrir los gastos necesarios.

La Madre María Isabel Guiroy, está a cargo de la dirección del Monasterio y en la actualidad la acompañan las hermanas Rosa María, Ana María, Jerónima, Liliana, Margarita, María del Rosario, María Andrea y Bernarda, quienes residen en el lugar.

En cuanto a la tarea que vienen desarrollando en esta época de pandemia y cuarentena, la hermana Margarita dialogó con El Observador y al respecto dijo que en estos momentos el albergue está cerrado, mientras que actualmente el único huésped es Monseñor Estanislao Karlic, quien está cumpliendo con el aislamiento obligatorio. “Es un regalo de Dios contar con su presencia, porque compartimos la misa diaria y las oraciones junto a él (monseñor). Las demás actividades las seguimos haciendo, siendo muy cuidadosas con las medidas sanitarias y de higiene correspondientes, respetando las normas que se van estableciendo. En la dulcería se sigue trabajando, porque prácticamente funciona en un lugar aislado con 3 empleadas, que cumplen con los protocolos vigentes. Continuamos elaborando distintos productos, para esta época se preparan variadas mermeladas, diferentes dulces en almíbar y dulce de leche, donde contamos con promociones. Con esta apertura que hubo de actividades por la cuarentena, es que la Madre Isabel decidió que los interesados en adquirir los productos, pueden concurrir de lunes a sábados de 10.00 a 12.00 y tienen que usar el barbijo o tapaboca. Lo que todavía no se habilitó es la ceremonia de la Misa para todo público, así que por el momento las celebraciones las compartimos entre nosotras”, comentó la religiosa, agregando que en la página de Facebook: “Monasterio Nuestra Señora del Paraná”, se pueden hacer consultas.

– ¿Cómo están sobrellevando esta difícil situación que afronta la humanidad?

– Estamos compartiendo las angustias como el resto de la población, pero cumpliendo con el lema benedictino que es rezar y trabajar, por eso nos consagramos a Dios, principalmente en este momento especial. No está en ningún libro la solución para esta solución, por lo que ese espacio lo llenamos a la luz de la fe, donde sabemos que el Señor algo nos quiere decir a cada uno de nosotros. Así como las familias fueron cambiando sus rutinas, también en el Monasterio estamos haciendo actividades que antes no podíamos. La gente se tuvo que ir adaptando a estos cambios y a los cuidados, además se ve las personas están atentas a las necesidades de los más vulnerables, a ayudar a los ancianos. Constantemente nos están pidiendo por oraciones porque hay mucho sufrimiento, angustia y desde nuestro lugar, de la vida religiosa que elegimos, estamos brindando un mensaje de esperanza para que esta situación mejore. Este momento ha hecho reflexionar a las personas, a encontrar cuestiones esenciales de sus vidas y de sus familias, que antes no las veían por el intenso y acelerado ritmo que llevaban. El diálogo y las relaciones entre las personas, principalmente en el hogar han ido cambiando y espero que cuando esto se termine, que sea con un corazón nuevo para todos.

En nuestro caso, hay varias personas que nos están ayudando con la comercialización, otras con donaciones de frutos, lo que nos permite seguir produciendo y vendiendo los dulces para poder mantenernos.

Por ello, el agradecimiento y las bendiciones a cada una de ellas, por esta red solidaria y de amistad que formaron, que hace que avancemos de la mejor manera con nuestras tareas.

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