María Grande: Mimi Sian y su historia en el Hogar de la Tercera Edad

María del Carmen Sian o sencillamente “Mimi”, estuvo ligada al Hogar Municipal de la Tercera Edad de María Grande durante más de 20 años. En junio pasado llegó su jubilación, pero su vida continúa ligada en cierta manera con la entidad que abrazó durante tanto tiempo. En charla con El Observador contó su emoción sobre lo vivido destacando la afectuosa relación mantenida con los residentes y el personal.

Mimi nació en María Grande, se casó y pasó a radicarse en Cerrito trabajando como “modista y comerciante a la vez, tenía una librería. Luego de 8 años, cuando enviudé a los 29, me trasladé nuevamente a María Grande donde tenía toda mi familia. Aquí continué ligada a la tarea como modista hasta el regreso de la democracia donde comencé a participar en la municipalidad con distintas actividades siempre ad honorem”, recordó.

“Trabajé en Cultura o acompañando donde fuera necesario y seguía con mi labor de siempre en casa. En 1992 me hicieron el primer contrato y me desempeñé en la Biblioteca Popular donde estuve 10 años. De ahí pasé al Hogar en la gestión del intendente Carlos Castaldo tras la jubilación de quien estaba como directora, ‘Negrita’ Ronchi”, indicó.

– ¿Qué destacás de tu vida en el Hogar?

– Primero, tenés que trabajar como que estás trabajando con tu familia o atendiendo a tu familia, porque de otra manera no sirve. Trabajar con adultos mayores no es lo mismo que trabajar en la administración pública o en mi caso como lo hacía en la Biblioteca que manejaba libros o interactuaba con chicos que iban a realizar consultas. El Hogar es una atención permanente y muy especial. Con los adultos mayores se aprende mucho de cada uno, constantemente, yo aprendí muchísimo. A la vez debés tener un carácter especial para poder llegar a cada uno, fue un aprendizaje continuo.

– Durante tanto tiempo en la entidad, ¿notaste muchos avances?

-Sí, por supuesto, todo cambia. Desde lo edilicio o con nuevas reglamentación a las que nos debíamos adaptar. Cuando inicié teníamos 32 adultos mayores y de acuerdo a las normativas debíamos efectuar modificaciones por lo que pasamos a tener una capacidad de 25 por una cuestión humanitaria, para una atención más personalizada. Esto porque nuestro Hogar es municipal, si bien ellos pagan una cuota, se hace de acuerdo a sus ingresos y el que no percibe nada, no paga nada. Eso es para resaltar. El que percibe un ingreso, abona un porcentaje de ello, sea poco o mucho, no interesa.

– ¿Cómo fue atravesar la pandemia en la institución?

– Fue muy complicado, fundamentalmente por el aspecto psicológico, afectivo. Se complicó mucho porque no podían ingresar a verlos ni tampoco los internos podían salir. Nuestro Hogar es a puertas abiertas, los fines de semana pueden los internos irse con su familia a pasar el fin de semana, esto no se podía hacer y tampoco podían ingresar a visitarlos para evitar un contagio masivo ya que en el Hogar estamos todos juntos. Fueron dos años donde no incorporamos a nadie y si bien tuvimos algún contagio no fue masivo, se pudo controlar e incluso se recuperó. Afortunadamente lo pudimos sobrellevar bastante bien y ya es historia.

– A pesar de jubilarte, ¿seguís yendo al Hogar?

– Sí, sí. Voy a visitarlos. Inclusive tengo un proyecto para llevarlo adelante con varias personas, para realizar actividades en el Hogar desde afuera, visitarlos, compartir las tardes para hacer alguna labor, aportar un granito de arena y continuar con esa comunicación que tenía con ellos.

– ¿Qué tipo de actividades se pueden realizar?

– A ellos (adultos mayores) todo les gusta, si vas con una buena predisposición te van a acompañar. Si vas con un tejido se van a ‘prender’ a tejer, si vas con un maso de naipes se van a poner a jugar a las cartas, son muy participativos y hay que brindarles siempre la posibilidad para que hagan cosas. Es estar con ellos y compartir momentos. Hoy, afortunadamente, a partir de la nueva ley provincial, se puede contar con equipos técnicos, terapista ocupacional, profesora de Educación Física, una psicopedagoga, profesionales que estimulan en distintos aspectos.

– ¿Con qué recuerdos te quedás?

– Son muchos, de los buenos y de los otros. Pero para mí, como dije antes, lo que aprendí en el Hogar no lo aprendí en otro lado, no se aprende en otro lado. Es un aprendizaje diario, te puedo asegurar que un adulto mayor continuamente te está enseñando cosas y es muy importante valorarlos, apreciarlos y estar con ellos. El Hogar y los que estuvieron y están, son una parte importante de mi vida.

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