María Grande: El reencuentro con una pasión sobre ruedas

El Patín Artístico volvió a la actividad, se trata de una de las disciplinas habilitadas por la provincia con su correspondiente protocolo. Naturalmente que no se entrena con la normalidad existente antes de la pandemia, pero es un paso para reencontrarse con la pasión que despierta el deporte.

Dalma Bianchini es la profesora a cargo en el Club Atlético Litoral de María Grande, entidad donde se formó desde muy chica y se unió a la disciplina con solidez. En charla con El Observador describió cómo fue el retorno, de qué manera se trabaja y las sensaciones que invaden a las chicas que volvieron a tener contacto con la práctica deportiva luego de varios meses de espera.

– ¿Cuándo retornaron a los entrenamientos?

– Hace dos semanas. Primero llegó la habilitación por parte de la provincia, luego la Federación Entrerriana de Patín (FEP) nos envió la autorización y el protocolo con lo que se puso a trabajar la Subcomisión y posteriormente tuvimos la habilitación por parte de Deportes local. Desde la FEP permitieron la práctica con 5 chicas de acuerdo a las dimensiones de las pistas, desde el club gestionamos para agregar más teniendo en cuenta el buen espacio con el que contamos pero no tuvimos suerte.

– ¿Cómo son los turnos?

– Por el momento estamos martes y jueves. Sólo nos permiten una hora de práctica, hacemos un intervalo de 15 minutos entre cada turno para desinfectar. Tenemos lavandina en la puerta de entrada y desinfectamos con alcohol las tribunas y la silla donde están las chicas. Arrancamos a las 14.00 y el último turno termina a las 20.30. Lo que no nos habilitaron es la posibilidad que vengan a patinar chicas de otras localidades o de la zona rural, con ellas hacemos clases virtuales por Zoom los miércoles y viernes hasta que nos habiliten que puedan ingresar.

– Al menos es un paso volviendo a la actividad…

– Cuando se enteraron que el patín estaba habilitado, las chicas se pusieron muy contentas; claro que no están de acuerdo con que tengan una hora de entrenamiento porque la disciplina requiere de más tiempo para los torneos. Siempre pasaban entre 3 y 4 horas en el club y ahora solamente una hora; es engorroso para ellas pero lo aceptaron y están cumpliendo muy bien. Se llevan sus barbijos y elementos personales. También estamos retomando de a poco, paulatinamente, porque pasaron mucho tiempo fuera de pista.

“La sensación de subirse a los patines es un placer que no te lo da otro deporte”.

Dalma Bianchini

– ¿No hay nada definido respecto a las competencias?

– Desde la Federación están continuamente diciendo que en algún momento, octubre o noviembre, puede llegar a realizarse un torneo. Los entrenadores no nos queremos ilusionar ni generar expectativas en las patinadoras porque esto no se sabe cómo seguirá. Por el momento entrenamos con tranquilidad para que el cuerpo tome memoria de lo que venía haciendo hace unos meses.

EL PATÍN, UNA PASIÓN DESDE PEQUEÑA

Dalma comenzó a relacionarse con la disciplina desde muy chica. “Aprendí a los 6 años y desde los 10 estuve comprometida con el deporte hasta los 18 cuando terminé la secundaria ya que con el estudio se me fue complicando. Mi primera profesora fue Ileana Fernández quien estuvo mucho tiempo en Litoral, luego también nos acompañó Gerardo David”, recordó.

Pero los caminos volvieron a unirse: “Luego de un tiempo llegó Leonardo Maidana como técnico y buscó ayudante porque se le complicaba trabajar con todos los grupos y fue entonces cuando desde la Subcomisión me invitaron a sumarme con las nenas más pequeñas. Siempre me gustó el patín y empecé a enseñar, luego trabajé con los grupos de Pre Competencia, una cosa es estar como alumna y otra completamente diferente como entrenadora”, resaltó.

“Leo (por Maidana) me empezó a enseñar un montón y al tercer año que estaba dando clases, me propuso que empiece a armar coreografías desde las categorías más básicas. Pero para tener la habilitación tenía que rendir y hacer los cursos que se hacen todos los años. Desde la Subcomisión me incentivaron y arranqué. Todos los años nos llega información nueva de técnicas, capacitaciones, me fui organizando y ahora tengo a mi cargo chicas de competencia”, sostuvo.

Consultada sobre lo más importante que aporta la disciplina, dijo: “Primero, desde lo personal, la sensación de subirse a los patines es un placer que no te lo da otro deporte. Es algo que se extraña mucho y fue lo primero que dije cuando me llamaron: la oportunidad de volver a ponerme los patines y sumarme al ambiente. Después la relación que se genera entre compañeras o colegas, alumnos y profesor es de mucho compañerismo. Con las chicas pasamos tantas horas en el club que no nos damos cuenta, comenzamos incluso a compartir aspectos personales y se va tejiendo una hermosa relación”.

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