Los niños juegan menos en la calle y genera diversos cambios de hábitos

Trepar a un árbol, jugar a la pelota en la vereda, correr en una plaza, ir del pasa-manos a un tobogán, la escondida, la cachada y andar en bicicleta entre otros juegos, tienden a abandonarse con el paso del tiempo. La propuesta que aparece es la que brinda la televisión, la computadora y la “Play”, que ocupan el lugar de una calle donde se hacían amigos, se lastimaban, corrían y aprendían a compartir.

Los padres, directivos y docentes consultados dijeron lo mismo: “No los podés dejar solos en la calle como era antes”.

Solo lo hacen cuando son más grandes. Pero no a los 6 años, a los 8 o a los 10. Sin embargo no pasó mucho tiempo desde que esas actividades y recreaciones eran comunes al volver de la escuela.

“Encontrás muchos más chicos obesos y con muy poca capacidad motriz en edades avanzadas entre los 8 y los 9 años”, dijo a UNO Rodrigo Caíno, profesor de Gimnasia a cargo de la Escuela de iniciación deportiva que funciona en Paraná Rowing Club.

 

“Te das cuenta que tienen un dialecto muy de la televisión. Hablan como los dibujitos y no están acostumbrados a compartir o les cuesta un poco más relacionarse”, dijo Caíno.

A partir de su experiencia, advierte que en los más pequeños es diferente. Ellos recrean en los juegos una fantasía. “Juegan a cualquier cosa que vos les propongas”, señaló. Pero sus temas de conversación son los juegos de video o ciertos programas de televisión.

“Al no ir a las plazas y no jugar en la calle es como que se pierde mucho de su capacidad motora. Hay chicos que no saben treparse a un pasamanos o que les da miedo un tobogán”, dijo Caíno.

Raquel Andreoli de Mc Cormick es directora de la escuela Nº 4 Domingo Faustino Sarmiento desde hace cuatro años. De la misma manera que el profesor de gimnasia, advierte que en el aula, los estudiantes repiten en forma permanente las frases y los códigos de la televisión.

Entre otras dificultades en la educación, sostiene que “a los chicos les cuesta jugar y compartir con sus compañeros”.

También contó que los varones, por ejemplo, le piden poder jugar a la pelota en el recreo, pero que los espacios con los que cuenta la escuela no se los permite.

Rodrigo Caíno señaló: “Antes se entrenaban jugando. Trepar caños y árboles. Hasta tirar piedras. Hoy los chicos no tienen técnicas de lanzamiento de nada”.

La tecnología y sus avances no son para despreciar y avanzan a una velocidad que no todas las generaciones están preparadas o no las asimilan con tanta facilidad como los más chicos. Los docentes, a pesar de esto, coinciden en la necesidad de que se incentive, a que se realicen actividades físicas aunque sea como un juego. Entre otros aspectos, para estimular el aprender a compartir.

 

Las dificultades para poder realizar actividades y contar con espacios que den tranquilidad a los padres, generó que surjan diferentes escuelas de iniciación deportiva.

La mayoría son privadas por lo que hay que pagar una cuota o forman parte de instituciones como los clubes. Antes no era fácil que a un niño de dos, tres o cuatro años los acepten en estos lugares. Tenían que ser más grandes y dedicarse a un deporte en particular.

La iniciación deportiva va de la mano de todo lo que son las destrezas motoras y la coordinación, pero con determinados elementos específicos: pelotas, aros y colchonetas. La mayoría de las actividades se realizan al aire libre y tienen como excusas el juego.

“No es un entrenamiento. El entrenamiento infantil existe desde el juego. Le decís: hoy nos vamos a tirar en cartones. Se tiran 30 veces y tienen que subir 30 veces la barranca”, dijo Rodrigo Caíno y agregó: “Es todo un trabajo aeróbico, anaeróbico, muscular, de fuerza y de equilibrio. Pero están jugando, no se dan ni cuenta”.

 

Aquellos que trabajan con niños advierten que los cambios de hábitos los acercan y los relacionan mucho más a las propuestas que les ofrece la tecnología del juego que aquella que les permiten interactuar con varios niños de la edad, donde a su vez realicen una actividad física.

“Hay gurises de 10 años que le das una pelota y no juega de la misma manera que si le das un teléfono”, remató Caíno.

 

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