Loable trabajo para los abuelos en Santa Anita

María Josefa Basgall (60) es jubilada docente y además de ser secretaria del Centro de Jubilados preside la Comisión del Hogar de Ancianos “Santos Joaquín y Ana” Santa Anita.

Con respecto al nombre que lleva el Hogar, su presidenta contó a El Observador que se eligió esa denominación porque se conmemora a los abuelos de Jesús, es decir a los padres de la Virgen María. La idea de construir este edificio surge de la misma María Josefa ‘Mariquita”, que tuvo que internar a su suegra en un lugar alejado de Santa Anita, porque después de ella, otros tantos también tuvieron que emigrar y alejarse de sus raíces, de su fe católica y de su idioma, lo que conllevó a que los abuelos y sus familias no estuvieran anímicamente bien. Por esta razón se pensó en construir en esta comuna un hogar y que la gente se quede en su “pago”.

“Comenzamos las gestiones en 2005 pero el proyecto quedó ‘dormido’ hasta el 2008 que nuevamente lo presentamos ante las autoridades municipales y tuvimos una respuesta favorable” indicó Basgall y es por eso que en febrero de este año, se inauguró la 1ª etapa, donde actualmente residen 10 personas y donde hoy se construye la 2ª fase en la que está prevista alojar a más de 20 adultos mayores.

Recordamos que el Hogar comenzó a funcionar a principios de marzo y en su inauguración el intendente local Horacio Amavet recalcó que se estaba saldando una deuda moral que tenían con los abuelos, mientras María remarcó que “se trataba de un sueño hecho realidad, gracias al esfuerzo y constancia del Centro de Jubilados y del municipio”.

La entidad cuenta con personería jurídica y su misión principal es darle a los abuelos un espacio, una contención, no importando su condición económica.

Como indicamos al principio, Mariquita es integrante del Centro de Jubilados, pero nos confirmó que en la próxima Asamblea dejará ese lugar, porque quiere dedicarse exclusivamente al Hogar.

Se destaca la perseverancia, la entrega y la gestión de este grupo de personas de gran corazón que aportan horas de su vida para que otros, con menos posibilidades tanto económicas como sentimentales, tengan contención y se sientan en familia.